Fortaleza.
Vaya palabra. ¿Qué es ser fuerte?¿Qué es fortaleza?¿Qué es tener fortaleza?
Hace unos días en la mañana, estaba platicando con mi novia acerca de lo que hablo con mi psicólogo. Algunos de los pensamientos más profundos surgen mientras estoy ahí, dentro del consultorio de mi doctor, hablando de las cosas más dolorosas que me han sucedido. Compartí un pensamiento con ella que todos deberían saber. Citaré las palabras exactas que utilicé.
"Está bien sentirse mal, está bien reír, está bien llorar. Ser fuerte es también permitirse sentir todo. Ser fuerte es saber que puedes romperte; que está bien no estar al 100% en algo, no sentirte al 100%."
Demasiadas personas interpretan fortaleza como algo que jamás se corrompe por emociones. ¿Por qué? Llorar no te hace débil, no te hace menos persona o algo así. Ser fuerte, en mi opinión personal, es saber que vendrán un montón de cosas horribles y que está bien a veces no saber cómo reaccionar. Algunas veces todo pasa tan rápido que no estás preparado. Bueno, ser fuerte no es aguantarte todo, aparentar como si no pasase nada. Ser fuerte es todo lo contrario: saber que puedes reír, llorar, enojarte. Siente todo y vive todo, ¿lo recuerdan? Hay que ser fuertes para aceptar lo que se siente, en lugar de hacer como que todo está bien.
Personalmente creo que un Ser es fuerte cuando acepta lo que siente. ¿Cuando sabe que todo está rompiéndose y aún así sigue mirando al frente? No. No es así. Tienes totalmente permitido no superar algo. Estancarte, no saber qué hacer, darle vueltas al asunto... ¡Y está bien! Siempre son experiencias.
Una asombrosa persona que conocí en la universidad una vez me dijo "la mente debe ser como una herramienta: solo usarla cuando sea necesario"... y no entendí. En serio, no entendí qué quiso decir. Hoy sé qué quiso transmitirme. La mente es algo demasiado complejo. La mente debe ser así: una caja de herramientas y todas las emociones los utensilios. Sacar las emociones solo cuando es necesario y luego regresarlas a su lugar, volver a ser neutral. No es lo mismo estar feliz que ser alegre, no confundan eso, tampoco estoy diciéndoles que no sonrían o que les valga todo, solo es importante distinguir el sentimiento y saber si debes conservarlo o hacerlo a un lado.
Hace poco más de un mes supe que mi papá está con alguien más. Sí, él sigue casado con mi madre. No, no les estoy diciendo esto para que me tengan lástima o que me den palabras de aliento. Estoy compartiendo esto con ustedes porque es el ejemplo más reciente que tengo de emociones fuertes. Fui la primera que supe de la situación y por mi propia madre. Al principio lloré bastante, seguido de una fase de ira masiva para terminar en sentirme culpable. Quizá -hemos o- he fallado como hija, como hermana, no lo sé... Hoy entiendo que ni mi mamá falló, ni mi hermano falló, ni yo fallé. Él, mi progenitor, fue el único que ha fallado. Lo sé porque ésta rota familia, mi rota familia, ha aguantado tantas agresiones, golpes y más de su parte y aún así hemos estado aquí, seguimos para él... apoyándolo; hay toda una historia detrás bastante compleja.
Mi punto es que cuando una situación, del tipo que sea, te golpea desprevenidamente, siempre tiende a pensarse que tú eres el culpable, que tú fallaste. No, no es así. Puedo jurarles que no. Si la situación solo llega a ti, no eres culpable. Lo sé porque si por ti fuera la hubieses evitado.
Para terminar este escrito, jamás huyan de lo que sienten, de sus emociones. Confróntenlas, sean fuertes (la fortaleza que hablamos arriba).
Lectores, siempre, si necesitan hablar, aquí estoy. Realmente. Jamás los dejaré varados por ahí. Los quiero bastante.
-H.
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