Miradas - Normani (C)

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Parte I:

___ POV

La miré. Me miró. Fue una conexión instantánea.

—¿Está libre éste asiento? —preguntó la chica morena.

Ni siquiera sabía su nombre y sabía que ella sería mi perdición.

—Claro —dije parándome para que ella pasase al asiento pegado a la ventanilla.

Pasó y se dejó caer en su asiento con un suspiro.

—¿Un día difícil? —pregunté.

Estaba esperanzada en que ella también quisiese conversar.

No hubo respuesta. Suspiré.

Me coloqué mis audífonos, puse mi música en aleatorio y comenzó a sonar Electric Love de BØRNS. Rodé los ojos internamente. ¿En serio? Es la canción más cliché del mundo. Encajaba perfectamente en ésta situación. Me encogí de hombros, cerré los ojos y comencé a mover mis labios al ritmo de la canción sin producir ruido... o eso pensé.

Aproximadamente a la mitad de la canción sentí que tocaban mi hombro, como llamándome. Voltee hacia mi lado y la chica morena estaba viéndome fijamente. Me retiré un audífono.

—¿Si? —pregunté.

Eso salió más grosero de lo que pretendí.

—L-lo siento. No quise molestarte —dijo la chica ruborizándose un poco.

Alcé mis cejas.

—¡Oh! No, no. Eso salió más duro de lo que planeé. No me molestas. Lo siento —dije tímida.

Sonrió.

—Linda canción —comentó.

—Sí —dije sonriendo de lado.

—Y linda voz —dijo sin verme a los ojos.

Me ruboricé. Dos podían jugar éste juego.

—Linda sonrisa —dije buscando su mirada.

Su turno de ruborizarse.

—Lo mismo digo —dijo por fin encontrándose con mis ojos.

—Normani Hamilton —dijo tendiéndome su mano.

—_____ Brochier —dije aceptando su mano.

—¿De Francia? —preguntó.

—Solo el apellido —contesté divertida.

Rió y fue inevitable reír con ella.

Todo el trayecto fue así: cumplidos y risas.

Hay miradas que matan, pero la suya me enamoró.

Parte II:

Faltaba aún una hora para poder aterrizar. Llevábamos aproximadamente 3 horas de vuelo.

—¿Te quedarás por trabajo, familia...? —cuestioné, dejando la pregunta al aire.

—Vacaciones, en realidad —contestó.

—¿Y cuánto tiempo te quedarás? —pregunté.

—En realidad no tengo fecha de regreso a casa —respondió—. Renuncié a mi trabajo.

—Supongo que estás buscando algo mejor —comenté.

—Más bien, tomando un tiempo para mí —dijo—. Ha habido muchos problemas en casa, en el trabajo; con mis amigos, así que decidí darme un gran e indefinido tiempo para relajarme.

—Muy merecido lo tienes —dije sonriendo.

—¿Y tú qué haces por aquí? —preguntó.

—Bueno, soy de aquí —contesté—. Aquí nací.

—¿Y estabas fuera por trabajo? —preguntó.

—Sí, de hecho sí —dije—, pero curiosamente me dieron vacaciones por "mi excelente desempeño fuera de mi país" —hice comillas con mis dedos.

—¿A qué te dedicas? —preguntó.

—Soy consultora —respondí—. Mis áreas fuertes son publicidad y diseño.

—Qué curioso —dijo frunciendo el ceño.

—¿Por qué? —cuestioné imitando su gesto.

—De hecho yo también soy consultora y mi área es diseño —respondió.

Esa es una coincidencia muy peculiar.

—Vaya —respondí riendo ligeramente.

—¿Y qué tal es el trabajo en tu compañía? —preguntó.

Seguimos platicando acerca de nuestra experiencia e incluso nos dimos consejos de un consultor a otro.

—Definitivamente te va mejor de lo que me iba —comentó.

—Mi jefe es demasiado amable —dije—. Es chistoso porque si lo vieras te sentirías un tanto intimidada por él.

—Sé manejar a ése tipo de personas —dijo—. En la empresa donde laboraba había solo personas intimidantes, pero no eran nada amables.

Algo hizo click dentro de mí.

—Ahora que lo recuerdo, necesitan otro consultor en la empresa —dije—. Es demasiado trabajo para mí sola.

—¿En serio? —preguntó emocionada.

—¡Sí! —dije—. Ha habido tanto trabajo que han tenido que cancelar muchas consultas porque no puedo atender todas. Algo de ayuda me caería bien. De hecho mi jefe me dijo que yo estaba encargada de encontrar a alguien que pudiera ayudar. Confía mucho en mí.

—¿Crees que yo pueda llenar ese puesto? —preguntó esperanzada—. Realmente no quiero trabajar en otra cosa, esto es lo mío.

—Sé que sí —dije segura—. He buscado durante un año, pero no he podido encontrar a alguien que pueda. Sé que tú sí.

—¿Sí? —preguntó.

—Sí —confirmé.

—¿Cuando quieres que empiece a trabajar? —preguntó.

—Tranquila —reí—. Toma... ¿un mes de vacaciones?

Ella asintió.

—Y luego ya entras a trabajar —dije.

—¿Segura? —preguntó.

—Totalmente —respondí.

—Es hora de una mudanza —dijo riendo.

—Puedes quedarte conmigo —respondí—. Es un lugar demasiado espacioso para mí sola.

—Eso estaría bien —dijo.

—Y podrías salir conmigo —me aventuré.

—Y podría salir contigo —confirmó.

—Y podrías ser mi novia —dije.

—Y podría ser tu novia —asintió.

—¿Qué tal desde ahora? —pregunté.

—Me parece —respondió juguetona.

—Entonces, ¿sé mi novia? —pregunté.

—Sí —respondió.

Se inclinó a besar mi mejilla.

—Un paso a la vez —dijo viendo mi cara de frustración.

—De acuerdo —dije haciendo puchero.

Aterrizamos y llegamos a mi casa. ¿Saben qué pasó después? Exactamente 6 meses después nos casamos y ahora hay un pequeño cachorro corriendo por nuestra casa.

———

Espero que no me haya equivocado en la redacción, escribí rápido. Los quiero.

Imaginas & One-shots de Fifth HarmonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora