___ POV
—¡Corre más rápido! —grité alentándola.
—¡Voy tan rápido como puedo! —contestó agitada.
—Maldición Hernández... ¡Nos van a matar! —dije regresándome por ella y jalándola del brazo para poder cubrirnos. Nos metí a una pequeña cueva.
Aproveché para recargar mis armas.
—¿Cuánto crees que nos tome cruzar éste campo? —preguntó Ally mientras también recargaba sus armas.
—No tengo idea... está amaneciendo y será más fácil ver a los drones —dije.
—O... podemos quedarnos aquí hasta que anochezca de nuevo y piensen que ya avanzamos —sugirió ella.
—No sé si ya lo olvidaste, pero puede que nos estén siguiendo por tierra también. Quedarnos no es una opción —dije.
—Pidamos piedad —dijo.
—Esto es una guerra, no hay piedad aquí —dije frunciendo el ceño.
—Nos quieren matar por control remoto —dijo inquieta—. ¿Así de poco valemos? Ni siquiera para mandar un par de soldados por nosotras.
El sonido distintivo de las hélices de un dron comenzaron a acercarse. Me asomé un poco para ver si alcanzaba a divisarlo: estaba a pocos metros de nuestra ubicación.
—Allyson, vámonos —dije comenzando a correr en dirección del dron.
Sí: prácticamente nos había expuesto, pero no podíamos quedarnos ahí. Morir en el intento, pero el punto era no dejárselas tan fácil. Hemos tirado alrededor de 5 drones desde nuestro escape hace dos horas y siguen llegando.
—¡Espera! —gritó Ally.
Voltee justo a tiempo para ver cómo Ally se hincaba y disparaba hacia arriba, dándole al dron sin problemas y haciéndolo caer justo enfrente de nosotras.
Me acerqué a ver el logotipo y, ¿cuál fue mi sorpresa?: Era un dron de los nuestros.
—No puedo creerlo. Bien hecho, Hernández —dije irónica.
—¡Oye! Ya no podemos confiar en nadie —dijo defendiéndose.
—Solo sigamos moviéndonos —dije comenzando a moverme hacia el bosque, el cual era nuestra salida de éste peligroso terreno.
—Estoy cansada —dijo caminando hacia atrás.
Esa era parte de nuestra estrategia: Yo caminaba viendo hacia el frente y ella caminaba viendo hacia atrás, de esa manera podíamos cuidarnos de ambos lados.
—Lo sé —contesté—. También lo estoy.
—¿En qué momento se tornaron hacia nosotros? —preguntó, como queriendo recordar por qué corríamos por nuestras vidas.
—En el momento en que alguien los alertó —contesté.
Las cosas no salieron bien desde el principio.
Acabábamos de llegar a unas instalaciones militares enemigas. Se supone que debíamos pasar desapercibidas, debíamos fingir ser civiles para poder conseguir información lo menos obvio posible. Nuestra misión: códigos nucleares. Debíamos hacer que nos llevaran adentro, nos investigaran y al mismo tiempo, encontrar la manera de colocar un dispositivo que le daba total control a nuestro bando. Debíamos colocarlo en el servidor principal... el reto iba a ser encontrarlo.
—Ally, alguien viene —susurré al ver que un soldado nos había descubierto y venía corriendo hacia nuestro encuentro.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó el soldado apuntándonos con su arma.