Parte I:
___ POV
—¡No! —gritó mi prometida al televisor.
Suspiré. Detestaba que se frustrase porque su equipo iba perdiendo.
—Ya nos metieron gol —dijo enojada.
Estábamos en la sala de nuestro departamento. A mi chica le encanta el fútbol... todo lo contrario a mí, pero como buena novia gobernada, me gustaba estar a su lado viendo pacientemente a un montón de chicos correr tras un balón. No me mal interpreten: respeto a todo aquel que le guste ése deporte, pero simplemente no es lo mío.
—Voy a dejarte tranquila. Te amo —dije mientras me paraba del sillón y me dirigía a nuestra habitación.
Me dispuse a leer tranquilamente el libro que tenía empezado. Estaba demasiado metida en mi lectura hasta que uno de sus gritos me hizo saltar un poco.
—¡Ya van dos! —gritó—. ¡Mierda!
—¡Lo siento! —grité de regreso.
Dejé mi libro a un lado y me dirigí de nuevo a la sala. Le haría compañía: un buen apoyo. Me senté a su lado mientras ella estaba en la orilla del sillón, pendiente a cada movimiento que su equipo hacía.
—No te disculpes cielo —dijo un poco triste—. No es como que sea tu culpa. Te amo.
Quería hacerla reír un poco, así que se me ocurrió una tontería.
—¡Perdón! —comencé—, Es que no pude ver a los jugadores ayer y me faltó entrenarlos un poco y darles estrategias.
—Tranquila bebé —dijo riendo un poco.
—Los regañaré cuando termine el partido —dije frunciendo el ceño.
—Ojalá —dijo suspirando.
Rodé los ojos internamente: mi novia es tan apasionada.
—Amor, no hemos podido meter ni uno —dijo haciendo un puchero.
—Ay —dije suspirando.
—Amor, estoy empezando a molestarme —dijo frunciendo el ceño.
Habían entrado al medio tiempo. Mi lado travieso salió. Me paré y me puse frente a ella, tapándole la vista de la televisión. La empujé suavemente hacia atrás y me senté sobre sus piernas: cada una de las mías a cada lado de las suyas. Se me quedó viendo, pero no me detuvo. Me incliné y besé sus mejillas y su mentón. Me dirigí a su cuello y dejé una marca. Fui a su oído y un te amo escapó de mis labios. Me tomó del cuello y me pegó a sus labios.
Aquel beso que había empezado como distracción fue subiendo de tono hasta que terminamos sin nuestras camisetas.
—Oye, hay partido —dijo alzando una de sus cejas.
Mierda.
Dándome por vencida me bajé de ella y me fui de nuevo a nuestra habitación. Me dejó frustrada.
Mi novia y el futbol.
—
Parte II:
Mientras seguía leyendo, estuve escuchando durante 45 minutos más sus gritos de frustración. A juzgar por el silencio que vino después, su equipo definitivamente no había logrado ganar. No me moví de donde estaba: continué leyendo mi libro tranquilamente hasta que escuché un toque en la puerta.
—¿_____? —preguntó Dinah.
No levanté la vista de mi libro. Preferí ignorarla. Cada vez que hay un maldito partido me hace exactamente lo mismo y es frustrante.