- Tranquilízate Lena... - ruega Abie.
- Señorita Bennett, será mejor que respire hondo. Le explicaremos todo lo que usted desee saber.
Respiro profundamente varias veces intentando relajarme ante tal situación.
- Doctor estoy lista. – afirmo cuando creo estar preparada. – Quiero saberlo todo, incluyendo el nombre del culpable.
El doctor se acerca cabizbajo y se sienta delicadamente a los pies de la cama donde me encuentro.
- Esa información, no puedo dársela, la desconozco.
Frunzo el ceño e intento controlar de nuevo mi respiración, evitando un ataque de ansiedad.
- Pero, puedo contarle todo lo que pasó. – dice el doctor.
Asiento mientras le miro fijamente, esperando el relato de los hechos.
- Bien. Señorita Bennett, su amiga Abie recurrió a los servicios médicos tras encontrar en usted un comportamiento extraño y sin entender el motivo de dicho comportamiento, ya que, como bien nos contó su amiga, no había ingerido alcohol.
Miro a Abie y le sonrío agradeciéndole todo lo que hizo por mí.
- Cuando llegó al hospital, le hicimos una serie de pruebas porque estábamos seguros de que se trataba de drogas. – continua el doctor. – Pero no encontramos nada en los análisis acerca de una droga especifica.
Frunzo el ceño extrañada, por no comprender la situación que el doctor quería decirme.
- ¿Entonces doctor?
- Espere señorita Bennett. – dice el doctor poniéndose en pie. – Informamos a sus padres, ya que por los síntomas que presentaba como la midriasis o la taquicardia sabíamos con certeza que se trataba de drogas, y ellos, indignados por la situación, decidieron poner una denuncia.
Miro a Denisse. He intento decirle lo culpable que me siento con la mirada, por el castigo que va a caerle.
- Tranquila Lena, yo fui la que les pedí a tus padres que denunciaran. – aclara Denisse, quitándome un peso de encima.
- La policía investigó el vaso con el que bebiste y señorita, allí encontraron la respuesta. – dice el doctor.
- ¿Qué encontraron? – pregunto.
- Usted ingirió bebida sin alcohol pero con una caña, por lo que el cartón del LSD, no se lo tragó y se mantuvo en el vaso sin que usted se diese cuenta. Con el líquido, el ácido se disolvió por lo que hizo efectos en usted.
- Doctor. – llamo su atención.
- ¿Dígame?
- ¿Ahora me volveré adicta? – pregunto ingenuamente.
- No tranquila – ríe el doctor intentándole quitar peso a la situación – el LSD no tiene un potencial de adicción alto.
Respiro tranquila por un instante. No causa adicción, al menos estoy segura que a mí no me la causará.
- Pero algo tiene que tener en cuenta – vuelve a decir el doctor ganándose de nuevo mi atención – el LSD puede producir escenas retrospectivas o lo que comúnmente se conoce como flashbacks.
- ¿Qué es eso doctor? – pregunto de nuevo nerviosa.
- No quiere decir que usted tenga que experimentarlo, pero puede ocurrir. Puede volver a experimentar ciertos aspectos sin haber consumido de nuevo. Ese momento será sin previo aviso.
Intento asimilar la situación, pero he quedado paralizada ante tal noticia. ¿Y si voy por la calle paseando tranquilamente y padezco uno de esos flashbacks?
- Tranquila Lena, no me separaré de ti. – corre Abie hacia un lado de la cama, y aprieta mi mano con fuerza.
- Yo tampoco. – sigue Denisse imitando su acción hacia el otro lado.
- Doctor – digo antes de que éste se vaya - ¿Cuándo podré salir del hospital?
- Hoy mismo. Que descanse. – dice el doctor cerrando la puerta tras de sí.
Miro el techo de la habitación. ¿Podré con esto? ¿Qué pensaran de mí? Jamás tendría que haber ido a esa fiesta. Y entonces, mientras me aíslo en mis pensamientos caigo en la cuenta de quién podría haber sido. Antes de salir al patio exterior, choqué con uno de los Blacks. Esos drogadictos seguro que habían metido LSD en mi bebida.
Mis padres, salen de mi habitación para tomar el aire, y me quedo a solas con mis dos amigas. Es la oportunidad perfecta para pedirle a ambas que duerman en mi casa esa misma noche y poder saber qué es lo que de verdad pasó o saben.
- Chicas, ¿Qué os parece si esta noche dormís en mi casa? – les propongo segura de que mis padres no se opondrían.
- Claro. – dice Denisse.
- ¿Cuándo te he fallado yo? – sonríe Abie.
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John Howell
Teen FictionEn Monte Azul, se encuentran las familias más prestigiosas del país, entre ellas, la familia Bennett. Lena Bennett, la hija de la familia, jamás ha tenido algún tipo de contacto con la clase baja y por ello, no está acostumbrada al comportamiento de...