Capítulo 46 - ¿Le dejo o acabo con mi lección?

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- ¿¡Que?! No puedo independizarme porque sí, ¿sabes?

- Bueno, intentaremos que no ocurra, pero si todo continua así, será lo más probable. No quiero que uno de los míos tenga que dormir en un coche para poder cerciorarse de que te encuentras bien.

- Ah claro, ¿Y dónde dormiría? ¿En la silla de Levi o en la Kenner? Ah no espera... ¡mejor en la tuya! – dice con sarcasmo.

- Bueno... tal vez podríamos hacerte un hueco...- empiezo a decir.

- No voy a dormir en una silla. – me interrumpe.

Cierro mis puños con fuerza sobre el volante.

Odio que me interrumpan.

- Pues tendrás que dormir en el sofá. – sentencio.

Lena resopla indignada. A pesar de eso, sé que si fuese necesario, acabaría haciéndolo.

Llegamos a la cabaña en escasos diez minutos.

Creo que casi traspaso el coche con el acelerador.

- ¡Chicos! – grito nada más entrar. Enseguida acuden todos. – He visto a Patrick en su casa. Le está vigilando.

- ¡Maldita sea! – exclama Seth. – Esto se nos va a complicar más de la cuenta.

- Fue idea tuya. – replica Levi.

Le echo una mirada intimidante.

- Basta de peleas. Tenemos que ser un equipo.

- Yo puedo custodiarla por las noches... como dice Levi, fue mi idea. – dice el rubio cabizbajo.

- Tu idea, pero no tu responsabilidad. – intento quitarle peso a la situación.

- La culpa es mía, yo me quedaré. – se otorga Dick la custodia.

- Odio a Lena con todo mi ser. – empieza a decir Kenner. – Pero... si tengo que protegerla por vosotros, me ofreceré. – acaba cediendo éste.

Levi resopla.

- Entiendo que no queda otra. Somos familia. – dice Levi.

Y estos son mis amigos, los que nunca me fallan.

- Chicos... - interviene Lena ganándose las miradas molestas de todos. – No conozco a ese tal Patrick, ni todo lo que es capaz de hacer pero... supongo que he de estaros agradecida.

- Ahórratelo. Ni si quiera sabes el motivo. – dice Levi.

Presiento que tanto Levi como Kenner no se llevaran bien con Lena.

- Vale chicos, ya sabéis que tenéis que hacer. – y dicho esto, cada uno va a su parte de la sala de ejecución, para planear y organizar las guardias y los armamentos que necesitaremos.

Lena contempla la situación.

- Bueno chicos, pues... yo voy a comer algo. – dice ella, pero nadie le presta atención. Todos estamos demasiado metidos en nuestros asuntos como para pensar en comida.

Tras más de media hora pensando en lo nuestro, es Dick quien rompe el silencio.

- A ver que me quede claro. – dice éste mientras se rasca la cabeza con uno de los bolis de su mesa. – ¿Cada uno de nosotros tendremos que pasar la noche con ella?

- No es tan difícil ricitos. – dice Levi. – Haremos guardias, uno por noche.

- Ya... ¿Y dónde dormiré? – pregunta Dick de nuevo. – Os recuerdo que soy el único que no tiene coche.

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora