Nunca pensé que sería capaz de atreverme a esto, pero los nervios siempre me iban a jugar malas pasadas y por supuesto, también conseguían que actuase de forma contradictoria a como habitualmente solía hacer.
John mira por la ventana de manera exagerada, sacando toda su cabeza por ésta. Me agarro al sillón con brusquedad, notando la adrenalina como sube por mi cuerpo.
Me matará.
Vuelve a meterse dentro del coche y después saca su mano izquierda de nuevo.
- Todavía no llueve. – dice él mostrándome la mano que había sacado anteriormente por la ventana.
- Idiota... - susurro bajando la cabeza ligeramente, intentando ocultar mi sonrisa ahora avergonzada. – Tal vez podrías mostrarme tu talento John, seguro que no conseguirías superarme.
- Pequeña Lena, jamás cantaré ante ti. – dice John mirándome con su cabeza ligeramente girada hacia mí. – Podría impresionarte demasiado y no quiero que acabes entre mis sabanas. – bromea él.
- ¡Oh! ¡Increíble! – exclamo incrédula. – Mis sospechas ante tu egocentrismo son ciertas. Ten claro que eso no pasará jamás. – afirmo con seguridad.
John ríe mientras rasca su nuca con su mano derecha.
¿Ríe? ¿John está riéndose conmigo?
- Mucho mejor así pequeña Lena. – dice él. – Sería un poco violento tener que rechazarte cuando conozco tu acercamiento hacia Seth.
- ¿Qué? No, no perdona. – estoy nerviosa. ¿Por qué? No lo sé. Pero sé que lo estoy y más cuando sus acusaciones no son ciertas. – Yo no me he acercado a él, es más, no tengo ningún interés.
- Vaya... eso puede herir a ciertas personas.
- ¿Qué personas? – pregunto curiosa.
Nunca me he podido resistir ante un cotilleo.
- No puedo revelar esa información. – responde John.
- Agh, odio cuando la gente no acaba lo que empieza. – me quejo.
- ¡Qué bien! – grita John frustrado. – Caravana...
- ¿Qué? No puedo llegar muy tarde a casa.
- ¿Y qué quieres que haga? ¿Hago que el coche vuele? – dice estresado.
- Vale, tranquilicémonos... - digo respirando notoriamente. – Esto será solo por poco tiempo.
- Lo dudo, hay retenciones para al menos media hora. – dice John mirando su móvil.
- ¡Deja el móvil John!
- ¿O qué? De momento no he visto ningún caso en que el conductor por estar parado en una caravana, muera tras mirar el móvil.
- Bueno, puede que tengas razón... igualmente no es seguro.
John resopla.
- Vale, lo guardaré. – acaba cediendo.
Asiento con una sonrisa.
- Pero como compensación, pondré de nuevo mi música.
Me hago la ofendida, dirigiendo mi mano a mi pecho y poniendo una mueca de agravio.
- No quiero aparecer con un dolor de cabeza peor que el de una resaca, déjame escuchar uno de mis grupos favoritos. – dice John.
Cambia la canción, poniendo una que no se me hacía del todo desconocida.
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John Howell
أدب المراهقينEn Monte Azul, se encuentran las familias más prestigiosas del país, entre ellas, la familia Bennett. Lena Bennett, la hija de la familia, jamás ha tenido algún tipo de contacto con la clase baja y por ello, no está acostumbrada al comportamiento de...