Capítulo 17 - ¿Portarme bien con ella o hacerle sufrir?

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El día pasa lento, tan lento que incluso colocarme parece retrasarlo. Consigo dormir siempre gracias a mis somníferos y esta noche, parece que es igual.

Despierto empapado en sudor cerca de las dos de la mañana, y tras el desvelo, ya me es imposible volverme a dormir. Paso la noche mirando las partidas de póker que solo a altas horas de la noche, retransmiten. Hasta que dan las cuatro de la mañana. Entonces, acaban. Busco algo a lo que poder engancharme, pero nada llama mi atención. Miro mi mochila, la misma que había sido tirada al suelo al llegar después del instituto. La misma que contiene aun suficiente cantidad para poder meterme otra raya. Me levanto para cogerla del suelo y acercarla a la mesa, situada delante del sofá. Saco la pequeña bolsa y la coloco sobre la mesa. Alineo la coca sobre la superficie de ésta, y entonces, justo cuando estoy a punto de hacerlo, la cara de Seth retumba en mi interior. Aparece, recordándome las palabras que tuvimos en el baño. No puedo fallar a un amigo siendo consciente. Y como primera medida que elijo, decido tirar la poca coca que me queda a la basura. Pero necesito algo que consiga evadirme de todo, asique abro el mueble-bar de la lado de la televisión, y cojo la primera botella que aparece. Wisky, perfecto para pillar una buena. Empiezo a beber, tanto que pierdo el conocimiento sin darme ni cuenta.

Golpean mi puerta, consiguiendo que me levante exaltado.

- ¡John tío, abre la maldita puerta! – gritan mientras la golpean.

Me levanto, aun notando mi corazón en mi garganta. Noto la fuerte resaca, como si alguien golpease mi cabeza desde dentro. Fuertes pinchazos a la altura de mis ojos, que provocan que los cierre fuertemente.

- ¡John que llegamos tarde! – vuelven a gritar.

Reconozco quien es.

- Voy... - grito dirigiéndome a la puerta.

Abro la puerta con lentitud, quitando antes el pestillo que siempre pongo por las noches.

- Apestas tío. – dice el cabrón que tengo delante nada más verme. - ¿Qué has bebido?

Se dirige a mi mueble-bar. Y revisa con determinación cada botella.

- No jodas... donde esta... - susurra.

- ¿Buscas esto? – le digo mientras levanto a sus espaldas la botella de whisky que me había bebido.

- ¿El Macallan del 39? La reservábamos para algo especial... - dice Seth cogiendo la botella y contemplándola. Rasca su nuca pensativo.

- Te compraré otra. – le sonrío forzadamente.

- Dúchate anda... Voy a recoger esto un poco. – dice Seth mirando la mesa.

- No me metí nada – le digo poniendo mi mano en su hombro.

Seth sonríe. Puedo verlo de reojo.

Me meto en la ducha, intentando olvidar mi adicción, intentando olvidar el ajuste de cuentas que íbamos a pasar esta noche, intentando olvidarlo todo, al menos por un instante.

- ¡John, tengo lo que me pediste! – grita Seth entrando en el baño.

- Tío, intimidad.

- ¿Qué clase de intimidad crees que hay? – dice éste subiendo la tapa del lavabo.

Escucho caer su orina mientras me ducho.

- Es tan agradable esta situación. – digo irónicamente.

- Sorry tío, no podía aguantarme el meo más. – dice Seth saliendo ahora del baño.

- Seth – digo retomando su atención - déjamelo todo en mi mesa.

- Como quiera el marqués – hace hincapié en la palabra marqués llegando a parecer un tono burlesco.

Salgo de la ducha, colocando una toalla en mi cintura.

- Toma, para la resaca. – me dice Seth, extendiéndome un vaso con un ibuprofeno disuelto.

Sonrío ladeado y forzadamente, agradeciéndole el gesto. Cuando acabo, retorno el vaso a las manos de mi gran amigo, quien aun esperaba para poder limpiarlo.

- ¡Qué haría yo sin ti! – digo revoloteando su corta melena rubia.

Seth sonríe apartándome.

- Para idiota.. tengo que estar perfecto para las pivitas.

Diez minutos después, conseguimos salir de casa para ir al instituto, y al menos, llegar para la hora del almuerzo. Nuestro grupo, sentado en nuestro sitio de siempre, nos espera junto con dos chicas aun no catadas por ninguno de nosotros. No me molestan si nos hacen compañía, he de reconocer que están bien dotadas. Me molestan, cuando invaden mi espacio.

- Sal de mi puto sitio. – digo serio a una de las chicas. Enseguida su sonrisa desaparece.

- Lo- lo siento. – tartamudea. Noto el miedo en su voz temblorosa, igual que su mirada.

- John macho, no seas así, la muchacha solo quería ser amable – le defiende Kenner.

Como no... el bocazas. La chica sonríe, pero un simple ligue no va a hacer bajar mi orgullo y mucho menos el respeto que me he ganado.

- Pues si la muchacha se sienta donde no le toca, yo me encargaré de decirle, muy amablemente, donde esta la puerta de salida. – acentúo las palabras que imito de él.

- Tranquilo John, no volverá a pasar. – la chica se pone en pie y recoge sus cosas. – Vámonos Eli. – acaba ella.

- Vámonos Eli. – le imita Seth en un tono gracioso para mí.

- Tío sois unos idiotas. – empieza Kenner – Las teníamos a punto de caramelo.

- ¿Sabes que estaba a punto de caramelo? Tú culo cuando te salve del negro del callejón.

- ¿Todavía estas con eso tío?

- Jamás podré olvidar tus dulces palabras pensando que era una tía del Doran.

- ¿Fuisteis al Doran sin mi? – interrumpe Levi.

- Claro tío, era cuando te estabas tirando a la numero 38 de tu lista. – contesta Seth.

- ¿Qué es el Doran? – pregunta Dick.

- ¿En que puto mundo vives Dick? – se impresiona Seth – El puto Doran.

- Tío, la discoteca de striptease. – completa Levi.

Dick asiente. Todavía no se maneja bien entre nuestros temas de conversación.

- Bueno tíos... - interrumpo - ¿Todo listo para esta noche no? – les pregunto sacando mi petaca de Ron y echándola en la Coca-Cola que estaba tomando.

- Empiezas bien el día cabrón – dice Levi palmeando mi espalda.

- Por supuesto. – sonrío orgulloso.

Todavía me duraba la borrachera de anoche y necesitaba seguir alimentándola para poder acabar el día sin un exceso de malestar en el cuerpo. Acaba la hora de descanso, avisándonos del timbre para ello. Voy a clase, con lentitud. Notando la fluidez en mi cuerpo. Se nota que el Wisky de ayer era demasiado bueno.

Me siento en mi mesa, pensando con qué poder entretenerme esta vez. Algo nuevo. Estaba cansado de planear constantemente vías de escape en diferentes situaciones. Y la suerte se pone de mi lado de nuevo. La chica nueva que me encontré en el baño se sienta a mi lado por quedarse sin sitios. Y entonces la duda crece en mi. ¿Portarme bien con ella o hacerle sufrir?



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He tardado muchísimo en subir este capítulo y la verdad, es que esta vez ha sido porque me ha costado muchísimo escribirlo. Las cosas empiezan a complicarse.

¡Espero que os guste y feliz fin de semana!

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora