Capítulo 44 - Con depredadores tan veraces rondándote

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John sale del coche, cerrando la puerta con un portazo. Imito su acción, aunque cerrando con delicadeza. Corro hacia él, notando como mi ropa, ahora empapada pesa más. Entramos de nuevo a la cabaña, pero esta vez, no hay nadie en la sala de ejecución. John se dirige a un escritorio y abre el segundo cajón, sacando de allí una carpeta con mi nombre.

- Toma. Lee si quieres saber. – dice Howell y sale de nuevo.

Mantengo la carpeta en mi mano, indecisa por si quiero descubrir la verdad, o bien, esperar a que sean los Blacks quienes decidan cuando contármelo. Me siento en la silla situada enfrente del escritorio de donde John ha sacado los papeles y abro la carpeta con inseguridad.

El primer informe que contiene, son todos mis datos personales. Esto ya lo conocía. Después, varios números de diferentes tarjetas bancarias con cantidades elevadas de dinero, todas ellas a nombre de mi padre y cuyo remitente siempre era la entidad de los Blacks. Finalmente, un último papel escrito a mano. En él, consta el nombre de un tal Patrick junto con mi nombre y una cantidad de tiempo; un mes.

Siento la mayor de las frustraciones, por no entender nada a pesar de tener toda la información en mis manos. Guardo el último papel doblado en mi bolsillo trasero del pantalón y el resto, en la carpeta tal y como me la había dado John. Después, dejo la carpeta en el mismo cajón de donde la había sacado John y salgo con rapidez, hacia el coche de éste. Pero John ya se ha ido.

- ¿Qué haces ahí y empapada? ¿Tenemos goteras? – pregunta Seth mirando el techo.

Niego con la cabeza riéndome, inevitablemente.

- ¿Dónde está John? – pregunto.

- Pues por las horas que son, habrá ido a hacer deporte.

- ¿Deporte? Pero si está lloviendo.

- Lena... ilusa... otra clase de deporte. – dice Seth palmeando mi espalda y levantando ambas cejas simultáneamente.

Nina... al final consiguió salirse con la suya.

- Ah, a eso se debe su estrés, supongo.

- Sí, todos los Blacks tenemos ciertas normas, como no repetir de tía, pero si ocurre, entonces todos la tenemos disponible y podemos tirárnosla las veces que queramos.

- ¿¡Que?! – grito sorprendida y molesta – No puedo creerlo... ¿Las tías las utilizáis para una noche y encima si uno de vosotros repite, es candidata para todos?

- Exacto. Por eso si quieres que alguno de nosotros ni la mire, es mejor que no repitas con ella.

- Estoy flipando... ¿¡Y encima estas orgulloso?!

- Es mi filosofía de vida Lena, la mía y la de todos nosotros.

- ¿Y si ella no quiere? – pregunto cruzando ambos brazos.

- Lenita... las que repiten, ten por supuesto que no pondrán ninguna pega si alguno de nosotros le entra.

- ¿Acaso les pegáis? – pregunto algo asustada.

- ¡No! ¡Jamás!... A no ser que ella quiera claro, pero eso ya es gustos...

- Seth suficientes detalles... - le interrumpo.

- Me refiero, a que no somos lo que digamos un galán cortés después de habérnoslas tirado, asique la mayoría se desenganchan, o se desilusionan o...

- Un momento. – vuelvo a interrumpirle. – Mi amiga Deni...

- Sí, es una buena candidata para alguno de nosotros.

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora