Capítulo 22 - ¿Un John herido?

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Tras la visita inesperada de ese vendedor, pierdo el poco sueño que había conseguido tener. Me reúno junto a mis padres, y con una taza de chocolate caliente, retomamos recuerdos de la infancia. Pasamos horas, riendo y divirtiéndonos, como solíamos hacer antes. Me entra la nostalgia y, reteniendo las lagrimas de felicidad que amenazan con salir, decido volver a mi habitación para poder hundirme en mis pensamientos.

Suena el despertador. No sé en que momento me he quedado dormida, pero en cierta parte, lo agradezco. Me visto, con unos pantalones tejanos ajustados y una camiseta blanca. Me pongo unas converse blancas a juego. Hoy quería ir informal. Más informal, de lo que solía ir.

Voy en autobús hasta el instituto. Detestaba eso, pero era la única forma de llegar de manera rápida. Y hoy, tenía que ser así. Se me habían quedado un poco pegadas las sabanas.

Hay revuelo en el instituto. Los grupos de amigos, se reúnen y susurran entre ellos. ¿Me miran? Lo dudo. Me giro levemente, viendo la razón por la cual parecía que todos centraran su mirada en mi, pero evidentemente no era a mi a quien miraban, sino a ellos. Los Blacks, que pasaban tras de mi. Llego a mi taquilla, parando frente a ella y dejándoles pasar. Les miro. Inevitablemente lo hago. ¿Cómo no hacerlo si todo el mundo lo hace? Tendrán algo de distinto. Analizo a Seth, que es el que pasa mas cercano a mi lado. No aparenta ningún cambio. Paso por Levi, el cual tampoco aparenta nada diferente. Y entonces, lo veo. Son tres, faltan dos. Miro a John, y es ahí cuando me asusto y a su vez, me entra más curiosidad. El rostro de John Howell no permanece intacto como suele ocurrir, esta vez, le han dado. Ojala hubiese estado presente para verlo, yo misma hubiese aprovechado para patearle el trasero. Vuelvo la atención a mi casillero, escuchando disimuladamente lo que el grupo de mi lado rumorea.

- Dicen que uno de ellos ha muerto en una pelea. – dice una de las chicas que formaban el grupo.

- ¿Y el otro? ¿Alguien sabe algo de él? – pregunta otra de ellas, ésta vez, la más bajita de las tres.

- No, nadie sabe nada, ha desaparecido. ¿Habéis visto la cara de John? Deben de haberse metido en una buena.

Las chicas los miran mientras hablan. No pueden apartar sus ojos de ellos. ¿Tan importantes son? Son cinco yonkis que no saben que hacer con sus vidas. Resoplo.

- Vámonos chicas, aquí hay muchas orejas. – dice la primera chica, dándose cuenta de mi reacción tras su comentarios.

En cierto punto, no puedo negar que me da pena. Esos jóvenes tienen toda su vida por delante, y ni siquiera se plantean el futuro. Los miro, pero esta vez con lástima. John hablando entre ellos con desgana mientras se apoya en su taquilla. Seth por lo contrario, comiéndose una de sus regalices y hablando, a diferencia de John, con entusiasmo. Levi participa en la conversación, pero no puede evitar desviar su mirada a todas las chicas que pasaban por enfrente de él. Patético y asqueroso a su vez.

No pierdo más mi tiempo, y decido entrar en el aula. Ésta vez, teniendo más suerte y consiguiendo un sitio libre a segunda fila. Nada de estar la última rodeada de alguno de esos inútiles.

El profesor entra, y es él, quien tiene que esperar a sus alumnos para poder empezar la clase. Jamás entenderé este instituto. La clase, consigue empezar con media hora de retraso, porque a los señoritos Blacks no se les ocurre otra cosa que habernos quitado todos los cuadernos de física, para como ellos dicen "darle más vidilla al asunto". Malditos. Para qué van a querer ellos nuestros libros, si dudo que hayan cogido alguno en su vida. Enfurecida, salgo de clase, obviamente, tras ellos. Siempre se sientan los últimos, pero acaban saliendo los primeros. No lo entiendo. Voy al baño, refrescarme será lo mejor para poder sacar la ira de mi. Entro y la luz no funciona. A oscuras enciendo el grifo.

- ¡Eh! ¿Qué haces aquí? – dicen tras mi espalda provocándome un sobresalto.

- Pues en el baño. – digo intentando mantener la calma.

- Maldita pervertida. ¿A quien le tienes echado el ojo? – dice Seth. – Yo sé que soy irresistible, pero no te ofendas, me van las rubias.

- ¿Qué? – digo anonadada. - ¿Qué dices? Jamás le echaría el ojo a ninguno de los chicos, si puede llamarse así, que hay aquí.

Seth toca su barbilla con su mano derecha, pensativo y entrecierra sus ojos.

- ¿Entonces qué haces en el meadero de tíos? – pregunta él.

- ¿En el qué?

- Mujeres... - dice levantando sus hombros.

Abre la puerta del baño.

- ¡Espera! – digo consiguiendo que se gire levemente hacia mi.

- No sé que hago en el baño con una tía y no me la estoy tirando. Asique no me hagas perder más mi tiempo.

- Seth, puedes...

Su rostro cambia. Es un chico curioso, como yo.

- ¿Puedo...? – dice él para que yo acabe mi proposición.

- ¿Podrías decirme si hay alguien en el pasillo?

- ¿¡Qué?! – dice exaltado.

- No quiero que piensen que tu y yo... - le digo avergonzada. Jamás se me habia dado bien hablar con gente desconocida y mucho menos si se trataba de gente popular y en una situación, al menos para mi, vergonzosa.

- Oh, por supuesto. – dice Seth sacando de nuevo la cabeza por el pasillo. – Adelante mademoiselle. – dice abriendo la puerta con su mano izquierda.

- Gracias, te debo una. – le digo saliendo de allí.

¿Me había metido en un compromiso con Seth? No quería nada que ver con ellos, pero evidentemente, tenía que mantener mi reputación intacta y, que un rumor como el de Seth y yo en el baño corra por el colegio, no me favorecería nada.

- Ah por cierto. – dice Seth antes de que me vaya – El lavabo de mujeres esta al lado.

Asiento con una tímida sonrisa. ¿Soy tan idiota como para haber confundido el baño de hombres? ¿Soy tan idiota como para haber entrado en el baño de hombres y haber pensado que no habría de mujeres? ¿Soy tan idiota de haberle dicho a Seth que le debía una? Al menos el primer encuentro con Seth, no había sido tan desagradable.

Vuelvo a clases, sintiéndome extraña. Acababa de tener un encuentro con uno de los Blacks, y sorprendentemente, no había sido ingrato. Nada podía cambiar lo que pensaba de ellos, pero al menos uno de ellos, había hecho que me empezara a cuestionar las cosas y lo que es más, ese encuentro, había hecho que aun me picara más la curiosidad en ellos. No tenía ganas de entablar una amistad, ni una relación, pero no podía negar que siempre me había gustado enterarme de todo lo que la gente tramaba. Y sabía, y estaba segura de ello, que los Blacks, eran de los grupos que más trapos sucios tapaban. Podría dedicarme a periodista o tal vez, a detective privada.

- Bien, hoy haremos un trabajo en parejas. – dice el profesor de historia. – Quiero que habléis sobre... - su rostro cambia. - ¿Sí? – dice el profesor mirando al fondo. Todo el mundo se gira, mirando hacia la misma dirección.

Howell ha levantado su mano.


****

¡Ya estoy de vuelta! (:

Y ya he actualizado los dos capítulos anteriores, con sus dos canciones correspondientes jeje

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora