Capítulo 47 - Es un espanto, todo él lo es.

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- ¡Esto es increíble! – grito entrando de nuevo en la cabaña. - ¿Cómo sois tan hipócritas y egoístas para ver como vuestros amigos se pelean y no interponeros? – me quejo enfurecida.

Levi rompe a carcajadas ante mi reacción y junto a él, Seth y Kenner se unen.

- ¡Os odio! – grito yéndome hacia el baño.

- Vamos Lena... no te pongas así, aquí las cosas funcionan diferente. – intenta tranquilizarme Seth.

- ¿Diferente? – replico sin abrir la puerta del baño que se interpone entre nosotros. - ¿Ese es vuestro concepto de amistad?

- Basta ya Lena, y déjame entrar. – dice una distinguida voz de John.

- ¿Para qué?

- ¿Tu qué crees? Me sangra la mano. – responde él.

No sé si abrirle o simplemente ignorarle.

- Lena o abres o...

- ¿O qué? – le desafío. Y entonces escucho como John fuerza el pomo de la puerta y finalmente, la abre.

John me ignora, ni siquiera dirige una intimidante mirada hacia mí. Abre el grifo y con firmeza limpia y sana sus nudillos ensangrentados. Con curiosidad y sigilo me acerco a él, mirando sus manos con disimulo.

- ¿Puedo ayudarte en algo? – pregunto temblorosa ante los posibles daños que hayan sufrido ambas partes.

- ¿Qué quieres? No me he hecho nada, preocúpate por Dick.

Asiento y salgo buscando al moreno de rizos por la sala de ejecución, pero no se encuentra.

- Esta fuera. – me aclara Seth mi búsqueda.

Le agradezco el gesto con una sonrisa forzada en mi rostro y voy hacia fuera de la cabaña. Dick está sentado en el banco, apoyando su cabeza entre sus manos.

- ¿Estas bien? – pregunto con un hilo de voz.

- Vete... - susurra él.

- Dick, por favor, quiero ayudarte. – insisto.

Dick gira su cabeza hacia mí, y automáticamente, llevo mis manos a mi boca ahogando el grito en mi garganta. Es un espanto, todo él lo es. Su ojo está ligeramente hinchado pero tanto su ceja como su boca no paran de sangrar.

- Voy a ayudarte. – digo con firmeza, y antes de que él pueda decir algo, vuelvo a entrar en la cabaña. Me dirijo al baño, buscando algún botiquín.

- Toma. – dice John antes de que yo pronuncie palabra alguna.

¿Acaso llevaba un cartel en la frente con todo lo que estaba buscando? John me extiende un pequeño botiquín blanco y no dudo en cogerlo y volver junto con Dick.

- ¿Dónde vas? ¿Vas a curarle? – pregunta Seth extrañado. – Aquí todos nos valemos por nosotros mismos.

- Existe el compañerismo. – afirmo manteniéndome quieta en mi sitio pero sin mirarle a la cara.

- Y también la lástima. – continua Levi, al cual esta vez, sí que le dedico una mirada de desprecio.

Continuo mi camino y al salir, no dudo en dar un portazo para desfogarme ante mi notorio cabreo.

- No hace falta Lena, se me pasará... - dice Dick escupiendo la sangre que no cesa.

- Siéntate en ese banco y déjame ayudarte. – le digo señalando el banco de la entrada.

Dick, sorprendido, obedece.

- Voy a ser la niñita de los Blacks... - susurra Dick algo atormentado.

Resoplo y continuo limpiando la herida de su ceja. Dick me mira con atención, tanto que empieza a incomodarme.

- ¿Por qué me ayudas? – pregunta él.

- Porque me defendiste.

- Pero os estuve espiando. – replica.

- A mí eso no me importa, tranquilo. – intento sonreír tranquilizándole.

Cuando estoy acabando, la puerta de la cabaña se abre, asomando a un molesto Kenner.

- Vámonos Lena, hoy te llevaré yo a casa.

- Gracias pero prefiero que lo haga...

- No, lo hago yo. – me interrumpe.

John.. ¡prefiero que lo haga John, idiota!

- De acuerdo.

Entro a la cabaña de nuevo, buscando a John con la mirada, pero no está y tampoco Seth. ¿Cuándo se han ido?

- ¿Y los chicos? – le pregunto a Kenner quien mira impaciente todos mis movimientos.

- Tienen que ir a arreglar unos asuntos. – responde él.

- ¿Con Patrick?

- Eso no es de tu incumbencia.

- Vamos Kenner... ya sé toda la verdad.

- No, todavía no. Jamás sabrás todos nuestros asuntos. – afirma él.

- ¡Kenner! Te recuerdo que yo soy el objetivo. – digo frustrada. – Tengo derecho a saber al menos, si se trata de algún asunto de Patrick.

- Toma. – responde Kenner dándome un pequeño papel con un número de teléfono. – Cuando vayas a salir, envía un mensaje a ese número.

- ¿Es tu...?

- No. – vuelve a interrumpirme. – Tampoco te diré de quien es. Solo limítate a obedecer.

Aprieto mis dientes, intentando controlar todos los insultos que se me están ocurriendo y quieren salir impactantes hacia él.

- Bien. – digo finalmente con una sonrisa forzada en mi rostro. – Daré por hecho que sí se trata de Patrick. – respondo con una mirada firme y directa hacia el exterior de la cabaña de nuevo.

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Espero que os guste, muchos besitos:)

¡¡Nos leemos!!

PD: No sé si el jueves podré subir capítulo.. si no es así, lo recibiréis el lunes con compensación.

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora