Llego a la masía donde se encuentra Patrick. Los guardaespaldas, me dejan entrar sin siquiera preocuparse de mis intenciones.
La masía, sigue siendo igual. Habitaciones lujosas, decoradas con esculturas y cuadros antiguos. Muebles hechos solamente para él, y personas a su disposición dónde quiera que vaya.
Golpeo la puerta de su habitación, sabiendo que estará allí.
- Adelante.
- Patrick - menciono su nombre mientras que a su vez, abro la puerta con la mano izquierda, sujetando la mochila que contiene el dinero con la derecha.
- Oh adelante pequeño Johnny. - dice él levantándose de uno de los cojines que tenía rodeando la baja mesa frente a su cama, en la cual, había una cachimba. - Veo que has traído lo que pedí.
- Y dentro del plazo estipulado. - recalco.
- Oh sí, por supuesto. - dice comprobándolo desde el gran reloj de su habitación.
- Bien Patrick, ahora deja a Dick tranquilo.
Patrick empieza a hacer ruidos molestos con su lengua. Sé que es porque esto no acaba aquí. Él quiere más, siempre quiere.
- Ay pequeño Johnny... ¿Cuándo aprenderás a controlar a tu grupo?
- Ellos saben lo que hacen. - digo en un tono serio, demostrando la confianza que tengo en ellos.
- Pero los nuevos integrantes no. - aclara él haciendo referencia a Dick, de nuevo.
- ¿Qué ocurre?
- ¿Piensas dar la cara por él, siempre? - pregunta Patrick acercándose al mueble bar de su habitación, junto a la terraza. - Creo que va siendo hora de que asuma sus responsabilidades. - continua mientras se sirve una copa de Dalmore 62.
- Soy yo el que toma las decisiones.
- Bien, iré al grano. Al fin me cuentas, ya nos conocemos de hace muchos años...
- Demasiados - interrumpo.
- Pequeño Johnny, tráeme a la hija de los Bennett y dejaré de lado a Dick.
Me paralizo. Esa fue la última propuesta que me hizo antes de dispararme.
- ¿Para siempre? - me aseguro.
- Puedo darte mi palabra, Dick estará a salvo.
Podía confiar Patrick. Jamás había fallado en su palabra, pues el honor y reputación eran más importantes para él que toda la fortuna que pudiese llegar a tener.
- ¿Por qué la quieres a ella? - pregunto, sin poder sacarme de la cabeza a Lena. Su mirada amenazante ante mí, mostrando el miedo e inquietud pero de forma seria y firme, demostrando ambas cosas a la vez. Segura y valiente, pero a su vez, miedosa e inocente.
- ¿Desde cuándo he dado yo explicaciones? - dice Patrick ofendido.
- Solo necesito el motivo.
- ¿El motivo? Deberías de saberlo. Kenner mismo le vendió coca a Charlie, conocido como Carls Bennett, gran empresario y padre de familia. - empieza Patrick. Por una vez, parece darme un motivo y no pienso interrumpirle. - Pero se le fue de las manos... Una deuda tras otra, y una raya tras otra.. y al final.. - continua Patrick, revisando y limpiando su arma con delicadeza - desaparece del mapa. Ese hijo de puta se creía que podía darme de lado, sin haberme pagado.
- No creo que el dinero le suponga un problema.
- Sí cuando te has gustado toda tu fortuna en drogas. En fin pequeño Johnny, quiero a su hija porque el dinero no es un problema para mí, pero ¿¡mis sirvientas?! Desde luego que lo son. - dice Patrick guardando su pistola y bebiendo de nuevo de su copa. - Desde que mande matar a Rauly por no querer lavarme los pies, todas me tienen miedo. No quieren ni acercarse.. ¿Tú ves eso normal, pequeño Johnny? Necesito gente joven y nueva y qué mejor que la hija de los Bennett. Familia que además de prestigiosa, me debe dinero.
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John Howell
Novela JuvenilEn Monte Azul, se encuentran las familias más prestigiosas del país, entre ellas, la familia Bennett. Lena Bennett, la hija de la familia, jamás ha tenido algún tipo de contacto con la clase baja y por ello, no está acostumbrada al comportamiento de...