Capítulo 19 -Norma número tres de un Black

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Voy junto a los Blacks sin poder quitarme de la cabeza la conversación en el aula. No sé que se habrá creído esa muchacha, pero he de reconocer que tener el valor de plantarme cara, antes de caer rendida a mis pies, me pone mucho más. He de saber quien es esa pija de mercadillo.

- John, esta noche no sé si podré ir. - me dice Kenner asaltándome desde la espalda.

- ¿Un Black fallando a otro? Ya sabes lo que te costará eso. - respondo.

Las normas eran duras y estrictas. Todos, excepto Dick por ser el fichaje más reciente, lo decidimos así para hacerlas indestructibles.

- Tío si te lo digo a ti, es para ver si puedes hacer la vista gorda...

- Lo siento Kenner. Somos un grupo y estas cosas se deciden entre todos.

- John no me toques los huevos, todos sabemos que tú eres el líder.

- Pues en ese caso, no pienso hacer la vista gorda. No sería justo.

- ¿Justo para quién? - dice Kenner en un tono impertinente.

Le miro de reojo. No hace falta nada más para que entienda que por ese camino no puede ir.

- Justo para todos. - sentencio dejándole parado en medio del pasillo enfadado, mientras yo camino junto a los chicos.

¿Cómo puede fallarme así? Maldito seas Kenner. ¿Y si tuviera algún asunto importante? Entonces, nos lo habría contado.

- ¡Mamonazo! - grita Dick saludándome. Ya empieza a entender el rollito de los Blacks.

Choco su mano extendida. Y hago lo mismo con los demás.

- Tíos hoy me iré antes, tengo que preparar un par de cosas. - les aviso.

- Yo también me piraré, tengo que preparar lo de ésta noche. - dice Levi.

Seth asiente uniéndose también a la idea de Levi.

- ¿Por qué no viene Kenner? - pregunta Dick.

- ¿Que? - me hago el tonto.

- Sí, no sé, ahí está apoyado en la puerta del instituto mirando el móvil.

Entonces respiro. Me relajo. Casi la cago pensando que Dick sabía que Kenner no quería venir al encuentro de esta noche.

- Es un colgao - responde Seth - ¿no John? - continua él.

- Eh.. claro. - respondo volviendo a la conversación. Seth me observa y cuándo lo hace, es porque sospecha que algo no va bien.

Saca del bolsillo de su pantalón, su paquete de regalices, sin apartar la mirada de mi. Levi, que siempre ha sido poco observador, mira las faldas de las chicas que intentan llamar nuestra atención. Ilusas... Norma número tres de un Black: Una vez catadas, no se vuelve a repetir.

Le quito una de sus regalices y mirándole mientras le guiño un ojo para tranquilizarle, extiendo mi mano para irme. Nos despedimos, y me despido también de los demás.

- Hasta luego colgaos. - digo.

Me separo de los chicos, dirigiéndome a mi coche. Antes de ir al cuartillo a por mis armas, he de pasar por casa para coger algo de dinero. Aparco frente al jardín y mientras me dirijo a la puerta principal, cierro el coche en la distancia. Contemplo la perfección de cada objeto, reviso que no haya nada diferente y después, entro.

Limpio mis pies dos veces en la alfombrilla, como hacia cada día y cierro la puerta tras de mi, sin evitar el golpe. Dejo las llaves caer sobre la pequeña mesa de la entrada y la mochila en el suelo.

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora