Capítulo 43 - Ni la lluvia le hace parecer más inofensivo.

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Puedo reconocer el camino y en algo no mentían, íbamos a la cabaña. Noto mi corazón intentando salir por mi garganta y mis lágrimas cayendo por mis mejillas sin cesar.

No sé de qué serán capaces, pero tampoco he decidido descubrirlo.

Tal vez no debería de haberles desafiado, ni llevado la contraria.

Empiezo a cuestionarme los motivos que puedan tener para haberme elegido a mí y finalmente, llego a la conclusión de que tal vez todo tenga que ver con el tema tabú de mi padre.

John aparca el coche y mira a Seth. Sin decirse nada, ambos se entienden.

Y yo creo que voy a desmayarme si sigo aguantando tanta tensión.

- Baja. – dice Howell abriéndome la puerta.

Sin decir nada, acato la orden. No van a sacarme información, si es lo que quieren.

- Tranquila Lena, somos buena gente. – intenta tranquilizarme en vano Seth. Aprieto mis ojos con fuerza, expulsando las lágrimas acumuladas e intentando despertarme de lo que parece ser, una pesadilla. Pero no funciona, esto es la vida real.

John abre la puerta de la cabaña y solo con un simple gesto con su cabeza, sé que me "invita" a entrar. La cabaña, es mucho más grande de lo que parece por fuera. Nada más entrar, hay como diferentes oficinas pero sin estar separadas entre sí por paredes y en la lejanía, puedo observar diferentes puertas que darán a otros espacios. Una puerta se abre, dejando ver una cabeza curiosa. Levi.

- ¿Pero qué coño hace ella aquí? – pregunta con un tono de molestia.

- Llama a los chicos. – ordena John.

Éste acata y vuelve a meterse en la habitación. Acto seguido, salen los Blacks que faltaban.

- ¿Qué coño haces tío? Se suponía que tú más que nadie estabas en contra de traer a tías aquí. – se queja Kenner.

- Entiendo vuestra postura. – responde John. – Pero he de advertiros de algo.

- ¿Qué pasa? – pregunta Dick algo temeroso.

- Mi plazo con Patrick se ha acabado, y como sabréis ahora tomará otras medidas. No puedo arriesgarme, puede que todos corramos peligro. – comienza John a explicar. Peligro. Lo que me faltaba. Ahora me enredan en sus planes. – Asique tenemos que estar alerta, y ni yo ni ninguno de vosotros tiene suficiente tiempo para dedicarse a perderlo vigilando a ésta. – continua Howell.

- Lena... - susurro mi nombre de forma casi inaudible.

- Sí tío John, se llama Lena. – me defiende Seth.

- Vale, pues de Lena. No puedo seguir haciendo de canguro, ni yo, ni vosotros. – sentencia.

- ¿Entonces? ¿Qué tenemos que adoptarla? – pregunta Kenner bastante irritado.

- Algo similar. – aclara John. – Tendremos que seguir custodiándola y que mejor manera de hacerlo que dentro de nuestra cabaña. Lena se quedará con nosotros durante unos días. Le acompañaremos en todos los viajes que haga, y por ello, reduciremos los viajes a la ida de su casa al colegio y de nuevo, de la cabaña a su casa.

- ¿Qué? No pienso estar aquí siempre. – intervengo.

- Cállate, nosotros tampoco queremos que te quedes. No seas tan desagradecida. – replica Levi.

- Lo que iba diciendo. – retoma John la conversación. – Lena pasará todas las tardes en la cabaña junto con alguno de nosotros. Jamás se quedará sola. Y después, seremos nosotros mismos quien la llevaremos a su casa. – John hace una pausa, pasando sus manos por su pelo, alborotándolo más. - ¿Alguna pregunta?

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora