Capítulo 56 - No puedo interponer a Regina ante una amiga

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Espero a John sentada en su silla. Seth está arreglando unos papeles en su mesa, y me ha pedido un poco de silencio para poder concentrarse.

Maldita pelirroja, te odiaré por siempre.

- Seth perdona que te moleste. – digo retomando la atención del rubio quien deja el boli en la mesa y entrelaza sus manos mientras me mira. – ¿Una emergencia podría ser un mareo? – le pregunto.

- No sé qué estas tramando Lena pero no me gusta nada esa sonrisa.

- Responde. – ordeno poniendo mis pies en la mesa de John.

- Eh baja esos humitos... – dice Seth. – Sí, dependiendo de la situación.

- Entiendo. Gracias.

Seth vuelve a involucrarse entre sus papeles mientras decido salir al porche de la cabaña. Marco el número de teléfono que Kenner me dio.

- Si uno de los Blacks muere... - empieza John al otro lado de la línea. Su voz entrecortada y agitada hacen que todavía este más convencida de mi gran hazaña.

- Dios mío John soy Lena, estoy empezando a marearme.

- Pues pídele ayuda a Seth. Adiós. – dice éste serio.

- ¡No, no! Me ha pedido que no le moleste. – digo inmediatamente intentando que no me cuelgue. – Esta ocupado.

- ¿Ocupado con qué? ¡Solo le he pedido un favor! – grita John indignado.

- ¿Quién es? – escucho hablar a una mujer a la otra línea del teléfono.

- Ah, supongo que estas muy ocupado haciendo deporte. – digo haciéndome la sorprendida.

- Pues sí Lena. Eso es. – habla un John furioso.

Siento impotencia por no poder evitar esa situación. Tengo un nudo en mi garganta, que está amenazando con salir en forma de lágrimas.

- John... - susurro.

- ¿Estas llorando Lena? – pregunta Howell.

- No, no claro que no. – digo secando las lágrimas de mis mejillas.

- ¿Quién es esa Lena? – vuelve a preguntar esa maldita.

- No es nadie. ¿Quieres callarte por favor? Estoy intentando hablar con una amiga. – le responde John.

- No te preocupes John, yo soy solo una amiga, ella no. – le digo con un hilo de voz y después, cuelgo.

- Espera, espera... - escucho decir antes de colgar a John, pero es demasiado tarde.

Entreabro la puerta de la cabaña. Ocultándome tras la puerta.

- Seth, voy a dar una vuelta.

- Espera que te acompaño.

- No, no tranquilo. Estoy aquí al lado, donde los coches.

- Vale... - acepta Seth a regañadientes.

Sé que no me puedo ir lejos de allí, asique como le he dicho a Seth, voy hacia los coches. Necesito pensar, inundarme en mi mundo interior. Finalmente, encuentro un árbol bastante frondoso, y a pesar de que no es algo común, empiezo a enfilarme hacia una de sus ramas, donde me siento manteniéndola entre mis piernas.

Apenas ha pasado media hora desde que llamé a John y sorprendentemente es su coche el que escucho en la lejanía. Miro a mi alrededor, siendo consciente de la ventaja que tenía por la altura. John se acerca, con su ceño fruncido y sus ojos fijos en la cabaña.

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora