Capítulo 11 - Era todo un arte dominado para mí

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Me ducho con el agua más fría que el grifo me permite, refrescando mi cuerpo y también mi cabeza. Cuando acabo, salgo de ésta y aun mojado, voy a mi habitación a vestirme. Unos tejanos negros junto con unas bambas del mismo color y una camiseta de manga corta básica azul, y sin olvidar, mi chaqueta de cuero negro. Cuando acabo, me rocío en desodorante y tras coger la cartera y las llaves, voy hacia el coche.

Hago sonar al claxon cuando estoy frente a la casa de Seth, para que éste baje.

- ¡Eh tío, tenemos que pasar a buscar a éstos! – grita Seth desde la puerta de su casa, mientras la cierra.

- ¡Vamos! – grito haciendo sonar el claxon a la vez.

Seth corre agarrándose de sus pantalones para que éstos no se le caigan. Abre la puerta del coche, y antes de subirse, se quita la misma chaqueta de cuero que tenemos en común.

- Qué calor hace. – comenta.

Acelero rumbo hacia nuestro cuartillo. Subo el volumen de la canción que esta sonando y silvo siguiendo el ritmo de ésta. Seth, por lo contrario, empieza a cantar la canción a pleno pulmón. Y así seguimos, una canción tras otra. Amaba la carpeta de música que me había hecho el idiota que tenía como mejor amigo.

Cerca del cuartillo, ya empiezo a hacer sonar el claxon de nuevo para que se vayan preparando. A ningún Howell le gusta esperar, y yo, no soy una excepción. Enseguida, veo a Kenner salir y tras él, a los demás. Suben al coche e inmediatamente la música se ve acaparada por las voces de éstos.

- ¡Eh! ¡Eh! Tenemos que hacer una paradita antes – dice Kenner.

Le miro por el espejo retrovisor interior, intimidante.

- ¿¡Qué coño pasa ahora tío?! – dice Seth empezando a ponerse nervioso.

- Tranquilo eh tío. – le dice Kenner.

- Si no os calláis, os hago bajar a los dos – les amenazo aminorando la posible pelea que estaba a punto de crearse.

De nuevo se hace el silencio, y puedo escuchar la música.

- A ver tíos – interrumple mi clímax Kenner – Que tengo que hacer una puta entrega.

- ¿Dónde? – pregunto.

- En el restaurante Royal Squirthit'ch. – contesta Levi.

- ¿Tú también vas? – pregunto de nuevo.

- No tío, pero le ha llamado cuando estábamos todos.

No hace falta decir nada más. Subo el volumen de la música y me dirijo al restaurante. Aparco en segunda fila mientras Kenner hace la entrega de medio gramo de coca, de las más puras que puedas encontrar. Demasiado para cualquier aficionado.

Enseguida sale del restaurante y sube al coche de nuevo. Por fin, ponemos rumbo al destino que teníamos previsto, la casa de la pelirroja de Monte Azul.

Aparco y todos salimos del coche rápido pero sin hacer demasiado ruido.

- Esta es la tuya – le vacilo a Levi pasando mi brazo por sus hombros.

- Gilipollas – dice dándome un codazo en el estómago.

Todos reímos y acto seguido, entre nosotros, nos mandamos mantener el silencio de antes.

- Vale chicos, el plan es que me cuelo en su casa con vuestra ayuda, y después me la tiro. – dice Levi levantando su mano por encima de su cabeza, esperando recibir el choque de la suerte de cada uno de nosotros.

- ¿Tenemos que esperarte? – pregunta Seth.

- Sí. Por si sale algo mal. – responde Levi.

- Oye tío, no tengo ganas de estar en un coche esperándote mientras te tiras a una tía. – replica Dick.

- Dick, ¿no lo entiendes? – se acerca Levi lentamente a él mientras habla – Es la tía con la que cerraré mi lista. Haré lo mismo por ti si me necesitas. – acaba besando su frente.

- Déjate de mariconadas. – le digo apartándole.

- Ay celosón... ¿quieres tú también un besito del gran Levi? – dice éste poniéndome morritos.

Le aparto de un empujón antes de que éste llegue a tocarme.

- Pues nada chicos, ¿choque de la suerte? – dice Levi intentando animarnos.

- Si no queda otra... - dice Kenner levantando su mano a desgana.

Levi choca su mano con energía y lo mismo ocurre con los demás.

Tras esto, le ayudamos a colarse en la casa, tirando antes una simple pelota de playa hinchada que hace saltar la alarma. En el momento en que empieza a sonar, le hacemos pie a Levi para que éste pueda colarse y llegar hasta la ventana de la pelirroja.

- Perdone, ¿nos puede dar la pelota que se nos ha colado? – pregunta amablemente Dick, cuando el propietario de la casa sale.

- Tened más cuidado la próxima vez. – nos dice antes de lanzárnosla.

Dick se gira con la pelota en sus manos y vuelve con nosotros, situados a unos escasos diez metros de él.

- Encima cascarrabias. – comenta Dick.

- Tranqui tío, Levi es de acabar pronto. – intenta aminorar el cabreo Seth.

Todos reímos. Nos reímos de Levi, pero siempre con la amistad por delante. De nuevo, Levi nos manda un mensaje diciendo que va a entrar por la ventana, por lo que tenemos que volver a colar la pelota. Y eso hacemos. Le doy un golpe lo bastante fuerte como para que rebote con una de las ventanas y contemplo como Levi abre la ventana de la pelirroja mientras la alarma suena. Todo esta saliendo a la perfección.

- ¿Otra vez vosotros? – vuelve a salir el hombre malhumorado. – Voy a llamar a la policía como no os marchéis de aquí. ¿De qué casa sois? ¿Sois ladrones acaso? ¿Venís a robar?

- Vamos, no se ponga así. – interviene esta vez Seth. – Solo hemos venido a jugar un poco en un barrio seguro y tranquilo como éste.

Otra cosa no, pero capacidad de persuasión tenía demasiada el cabrón de Seth.

- De acuerdo, tomad. Pero que no vuelva a ocurrir.

Los cuatro asentimos y nos vamos hacia el coche mientras yo sostengo la pelota entre mi brazo y mi costado. Entramos en el coche y decidimos hacer un submarino con unos porros que llevaba encima Dick, para aminorar la espera.

A la media hora, Levi aparece corriendo saltando la valla del exterior.

- ¡Arranca hijo de puta! – me grita Levi.

Pero tengo demasiada pereza como para hacerlo. Verlo correr, nos parece mejor entretenimiento. Abre la puerta de atrás del conductor y me zarandea.

- Que viene la puta poli tío, enciende el puto coche y sal de aquí.

Entonces me sereno. Intento controlarme, como ya he hecho otras veces. Conducir bajo los efectos de las drogas era todo un arte dominado para mí.

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora