Capítulo 33 - Eres el puto líder de los Blacks

1K 58 6
                                    

Tras la discusión, cada uno decide aislarse, volviendo a sus casas o sitios. Necesitamos un tiempo para asimilarlo todo. Básicamente, teníamos que decidir si hacer pagar a los dos miembros de los Blacks por romper sus normas, o bien, perdonárselo. Tenía que hablar con Seth, esa traición me iba a costar solucionarla.

A media noche, decido ir a visitarle. No puedo aguantarme más las dudas que pasan por mi cabeza. Cojo el coche, y a gran velocidad, llego a casa de Seth, golpeando la puerta un par de veces para que éste me abra.

- ¿Qué quieres tío? – abre la puerta un rubio adormilado.

- Seth, tenemos que hablar. – entro apartándole con mi mano izquierda.

Voy hacia la cocina, cogiendo un botellín de cerveza. Estoy como en mi casa, la confianza a veces da asco. Me siento en el sofá, mirando como Seth se ha quedado medio dormido de pie, frente a la puerta.

- ¡Seth! – elevo mi tono de voz, despertándole.

- Ah, sí, dime. – dice acercándose al sofá y dejándose caer.

- No sé si lo sabes, pero Patrick me ha pedido que le entregue a Lena – le recuerdo.

- No, no tenía constancia de eso. – dice él incorporándose en el sofá, con sus ojos bien abiertos. La noticia parecía haberle impactado.

- ¿Cómo que no? Lo dije en el hospital.

- ¿Cuándo me estaba tirando a Cristina? Perdóneme señor Howell, no soy adivino. – responde Seth molesto. – A pesar de eso, por tu reacción sabia que algo no iba bien cuando vi como mirabas a Lena.

- Bien, ahora ya lo sabes. No quiero a más tías, sin excepciones. Ya sabes como funciona todo. Conoces las normas.

- Sí, también sus consecuencias. No se en que estaba pensando, supongo que mi sentiría como si la conociese de antes, igualmente, pagaré por lo que hice.

- Bueno por eso no te preocupes, yo votaré para perdonaros.

- Gracias John, no volverá a ocurrir. Te doy mi palabra. – dice Seth extendiéndome su mano ya escupida.

Hago lo mismo, escupiendo sobre mi mano y juntándolas. En ese momento, mi móvil empieza a vibrar.

- Si uno de los Blacks muere... - empiezo al descolgar.

- Otro vengará su muerte. – responde Levi.

- Howell.

- Tío, ¿Dónde estas? Tengo que confesaros algo.

- Estoy en casa de Seth.

- Vamos para allí. – responde y cuelga.

- ¿Quién era? – pregunta Seth.

- Estos, ahora vienen.

Seth asiente y vuelve a mantener su mirada en la nada.

- No me esperaba lo de Patrick. – suelta él inundado en sus pensamientos.

- Yo tampoco... pero es el precio por Dick. Siempre ha sido su objetivo, por eso me disparó. – confieso.

- ¿De verdad John?

Asiento encendiéndome otro cigarrillo.

- Tío, yo creo que ninguno de nosotros se va a dar cuenta de lo que haces... - dice el rubio pasando sus dedos entre su pelo mientras mira el suelo esta vez.

- ¿Qué? – no entiendo su reflexión, o tal vez, quiero que por una vez me reconozcan mis méritos.

- Tío... siempre lo das todo por nosotros. Pasta, defensa, armas, drogas, chicas, fiestas, cobijo, amistad, lealtad... ¿Y nosotros? Yo para empezar, ya te he fallado.

- Seth... ¿Qué coño te has fumado? – le digo incrédulo por su confesión. Tampoco esperaba tanto.

- No tío en serio, es evidente que sin ti, este grupo se habría ido a la mierda. Que sin ti, cada uno de nosotros estaríamos en la mierda. Y tú, tampoco has tenido una buena vida. Te has currado lo que has tenido.

- Seth, basta ya... - susurro sintiéndome incomodo.

- John, ya es hora de que todos reconozcamos públicamente que eres el puto líder de los Blacks.

- No, no quiero ese "titulo". Los Blacks somos todos, da igual quien tome la iniciativa de las cosas. No quiero rangos.

- Para eso es demasiado tarde. – acaba Seth la conversación, dándola por finalizada el timbre de la entrada, avisándonos de la llegada de Levi y Dick.

Me levanto, abriendo la puerta para dejarles pasar. Y para mi sorpresa no solo llegan ellos dos, si no que Kenner también esta aquí.

- Ey tío, ¿ya te han dejado salir? – pregunto amigablemente.

- Sí tío, soy muy persuasivo cuando quiero. – responde Kenner caminando costosamente hasta el sofá.

- Tíos, he roto una de las normas, hasta cierto punto. – dice Levi con una sonrisa rebelde en su cara, mirando su móvil y creando un nuevo tema de conversación, olvidando lo de Seth.

Sé que se trata de sexo, pero no puedo evitar sentirme traicionado otra vez.

- ¿Qué pasa? – pregunta Seth.

- He repetido de tía. – confiesa.

- Vamos tío, ¡eres un puto calzonazos! – dice Kenner.

- Espera, espera. Fue la tía con la que cerré mi lista. Pero a ver... la vez que cerré la lista, fue algo rápido, al grano y ya esta.

- ¡Te la ha chupado eh cabronazo! – dice Seth riendo.

- ¡Y tanto tío! – dice Levi levantando su mano para chocar con Seth.

- Te lo perdonaremos por esta vez, ¿no chicos? – digo yo sonriente.

Todos asienten. Al menos, ha roto una regla realizando otro trabajo.

- Así que, ahora por fin... - empieza Kenner.

Todos le miramos curiosos.

- Tenemos que fumarnos dos. – dice eufórico.

- Eso no se te olvida eh. – le digo sonriente.

- Oye, entonces... solo faltamos John y yo. – dice Dick, rompiendo de nuevo el buen rollo que se había creado entre nosotros.

- ¿Faltáis de que? – pregunta Seth confuso.

- Por romper una de las normas.

Dejo escapar una seca carcajada.

- ¿Yo? ¿Romper una norma? – pregunto retóricamente con una sonrisa ladeada en mi rostro. – Nadie vivirá para ver eso. Es imposible. – afirmo.

John HowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora