Tras la discusión, cada uno decide aislarse, volviendo a sus casas o sitios. Necesitamos un tiempo para asimilarlo todo. Básicamente, teníamos que decidir si hacer pagar a los dos miembros de los Blacks por romper sus normas, o bien, perdonárselo. Tenía que hablar con Seth, esa traición me iba a costar solucionarla.
A media noche, decido ir a visitarle. No puedo aguantarme más las dudas que pasan por mi cabeza. Cojo el coche, y a gran velocidad, llego a casa de Seth, golpeando la puerta un par de veces para que éste me abra.
- ¿Qué quieres tío? – abre la puerta un rubio adormilado.
- Seth, tenemos que hablar. – entro apartándole con mi mano izquierda.
Voy hacia la cocina, cogiendo un botellín de cerveza. Estoy como en mi casa, la confianza a veces da asco. Me siento en el sofá, mirando como Seth se ha quedado medio dormido de pie, frente a la puerta.
- ¡Seth! – elevo mi tono de voz, despertándole.
- Ah, sí, dime. – dice acercándose al sofá y dejándose caer.
- No sé si lo sabes, pero Patrick me ha pedido que le entregue a Lena – le recuerdo.
- No, no tenía constancia de eso. – dice él incorporándose en el sofá, con sus ojos bien abiertos. La noticia parecía haberle impactado.
- ¿Cómo que no? Lo dije en el hospital.
- ¿Cuándo me estaba tirando a Cristina? Perdóneme señor Howell, no soy adivino. – responde Seth molesto. – A pesar de eso, por tu reacción sabia que algo no iba bien cuando vi como mirabas a Lena.
- Bien, ahora ya lo sabes. No quiero a más tías, sin excepciones. Ya sabes como funciona todo. Conoces las normas.
- Sí, también sus consecuencias. No se en que estaba pensando, supongo que mi sentiría como si la conociese de antes, igualmente, pagaré por lo que hice.
- Bueno por eso no te preocupes, yo votaré para perdonaros.
- Gracias John, no volverá a ocurrir. Te doy mi palabra. – dice Seth extendiéndome su mano ya escupida.
Hago lo mismo, escupiendo sobre mi mano y juntándolas. En ese momento, mi móvil empieza a vibrar.
- Si uno de los Blacks muere... - empiezo al descolgar.
- Otro vengará su muerte. – responde Levi.
- Howell.
- Tío, ¿Dónde estas? Tengo que confesaros algo.
- Estoy en casa de Seth.
- Vamos para allí. – responde y cuelga.
- ¿Quién era? – pregunta Seth.
- Estos, ahora vienen.
Seth asiente y vuelve a mantener su mirada en la nada.
- No me esperaba lo de Patrick. – suelta él inundado en sus pensamientos.
- Yo tampoco... pero es el precio por Dick. Siempre ha sido su objetivo, por eso me disparó. – confieso.
- ¿De verdad John?
Asiento encendiéndome otro cigarrillo.
- Tío, yo creo que ninguno de nosotros se va a dar cuenta de lo que haces... - dice el rubio pasando sus dedos entre su pelo mientras mira el suelo esta vez.
- ¿Qué? – no entiendo su reflexión, o tal vez, quiero que por una vez me reconozcan mis méritos.
- Tío... siempre lo das todo por nosotros. Pasta, defensa, armas, drogas, chicas, fiestas, cobijo, amistad, lealtad... ¿Y nosotros? Yo para empezar, ya te he fallado.
- Seth... ¿Qué coño te has fumado? – le digo incrédulo por su confesión. Tampoco esperaba tanto.
- No tío en serio, es evidente que sin ti, este grupo se habría ido a la mierda. Que sin ti, cada uno de nosotros estaríamos en la mierda. Y tú, tampoco has tenido una buena vida. Te has currado lo que has tenido.
- Seth, basta ya... - susurro sintiéndome incomodo.
- John, ya es hora de que todos reconozcamos públicamente que eres el puto líder de los Blacks.
- No, no quiero ese "titulo". Los Blacks somos todos, da igual quien tome la iniciativa de las cosas. No quiero rangos.
- Para eso es demasiado tarde. – acaba Seth la conversación, dándola por finalizada el timbre de la entrada, avisándonos de la llegada de Levi y Dick.
Me levanto, abriendo la puerta para dejarles pasar. Y para mi sorpresa no solo llegan ellos dos, si no que Kenner también esta aquí.
- Ey tío, ¿ya te han dejado salir? – pregunto amigablemente.
- Sí tío, soy muy persuasivo cuando quiero. – responde Kenner caminando costosamente hasta el sofá.
- Tíos, he roto una de las normas, hasta cierto punto. – dice Levi con una sonrisa rebelde en su cara, mirando su móvil y creando un nuevo tema de conversación, olvidando lo de Seth.
Sé que se trata de sexo, pero no puedo evitar sentirme traicionado otra vez.
- ¿Qué pasa? – pregunta Seth.
- He repetido de tía. – confiesa.
- Vamos tío, ¡eres un puto calzonazos! – dice Kenner.
- Espera, espera. Fue la tía con la que cerré mi lista. Pero a ver... la vez que cerré la lista, fue algo rápido, al grano y ya esta.
- ¡Te la ha chupado eh cabronazo! – dice Seth riendo.
- ¡Y tanto tío! – dice Levi levantando su mano para chocar con Seth.
- Te lo perdonaremos por esta vez, ¿no chicos? – digo yo sonriente.
Todos asienten. Al menos, ha roto una regla realizando otro trabajo.
- Así que, ahora por fin... - empieza Kenner.
Todos le miramos curiosos.
- Tenemos que fumarnos dos. – dice eufórico.
- Eso no se te olvida eh. – le digo sonriente.
- Oye, entonces... solo faltamos John y yo. – dice Dick, rompiendo de nuevo el buen rollo que se había creado entre nosotros.
- ¿Faltáis de que? – pregunta Seth confuso.
- Por romper una de las normas.
Dejo escapar una seca carcajada.
- ¿Yo? ¿Romper una norma? – pregunto retóricamente con una sonrisa ladeada en mi rostro. – Nadie vivirá para ver eso. Es imposible. – afirmo.
ESTÁS LEYENDO
John Howell
Ficção AdolescenteEn Monte Azul, se encuentran las familias más prestigiosas del país, entre ellas, la familia Bennett. Lena Bennett, la hija de la familia, jamás ha tenido algún tipo de contacto con la clase baja y por ello, no está acostumbrada al comportamiento de...