El tiempo pasa rápido, tan rápido que apenas son un par de días los que quedan para que acabe el mes que me dio Patrick. No puedo negarlo, solamente pensar en que mi palabra va a carecer de fiabilidad posteriormente, me estremece.
Los viajes cautelosos, revisando todos los destinos a los que va Lena, cada vez causan más desgaste en el grupo. A ninguno de nosotros nos han educado para ser niñeros de nadie y mucho menos, para cubrir a alguien que para nosotros, no tiene valor. Hoy es a mí a quien le toca hacer guardia, porque gracias a los ligues de Levi, hemos podido averiguar que esta tarde, Lena se verá con una de sus amigas, y evidentemente, Levi ha pedido no asistir. No se quedó muy conforme con el último trabajo de su amiga y no quiere tener que volverle a dar una tercera oportunidad.
Bajo la ventana, expulsando el humo de mi cigarrillo mientras observo en la distancia todo lo que va haciendo la pequeña ovejilla. Por suerte, le había pedido al rubio de mi amigo que colocara unos cuantos botellines de cerveza en la parte trasera de mi coche.
Creo que la guardia se me iba a hacer muy larga.
Lena llega junto con su amiga, ambas con un helado en la mano. Ríen, se enseñan cosas del teléfono mutuamente, hasta que finalmente toman asiento. Lena le mira con curiosidad, con una mirada que nunca antes había visto en ella, llena de vida, de pasión, de expectación y sobre todo con ilusión. Era la típica mirada que podría ser capaz de traspasarte, llena de sangre pero a su vez, con la máxima delicadeza posible.
Tapa con su mano derecha su sonrisa, y luego sus ojos. Esta avergonzada. Seguramente de algo que se habrán contado, cuchicheos de marujas. Desde aquí puedo ver como muerde su labio inferior ocultando la sonrisa que desafía con salir. Y entonces me doy cuenta, que tal vez estoy demasiado cerca de ella. Puede reconocerme.
Salgo del coche y me dirijo a uno de los cercanos bares que hay por la zona. Pido otra cerveza, una fría no como las que me había dejado Seth y me siento en el mejor sitio, donde pueda observarla con determinación.
La pequeña ovejita, es una presa demasiado fácil.
De repente, Lena se levanta del banco y empieza a imitar a alguien que desconozco, pero es demasiado patosa. Y cuando intenta sentarse en el banco de nuevo, calcula mal las distancias y su trasero acaba en el suelo. Es inevitable reírme de su torpeza, pero enseguida, sereno mi rostro, manteniendo la compostura.
Finalmente, y tras algún par de horas, Lena se despide de su amiga y vuelve a la parada de bus. Entro al coche, lo enciendo y me dirijo hacia su posición.
Siento lastima, nada más.
- Hola. – digo bajando la ventanilla del copiloto para poder verle.
- ¿John? – pregunta extrañada, sosteniendo su bolso con firmeza.
¿Pero qué se cree, que voy a robarle?
- ¿Qué-qué quieres? – tartamudea.
- Oh yo estoy muy bien. – intento darle un poco de humor para tranquilizarla. – Venga sube, te llevaré a tu casa. Hace bastante frío a estas horas. – me inclino hacia la puerta del copiloto y la abro desde dentro dándole paso.
- No gracias, prefiero esperar al bus. – dice ella cerrando la puerta con delicadeza. Puedo notar el temor en su mirada. Respiro profundamente intentando no dejarla ahí plantada e irme a mi casa.
- No seas cabezona... – vuelvo a insistir, inclinándome de nuevo para abrirle la puerta. – Sube. – acabo ordenándole.
Tras dudar, decide subirse al coche. Mira disimuladamente cada rincón de éste.
- He de admitir, que no esperaba encontrármelo todo tan limpio... - confiesa ella.
- ¿Y qué esperabas? ¿Encontrar dos kilos de coca esparcidos por el asiento? – pregunto con un toque de humor.
- No, esparcidos no, tal vez empaquetados.
Y no se equivoca, si viera el maletero confirmaría suposiciones. Después de acompañarla tenía que realizar una entrega asique ya aprovechaba.
- ¿Dónde he de llevarte? – pregunto intentando cambiar de tema.
- ¿Acaso no lo sabes? Te leíste todo mi historial. – vacila ligeramente. Enreda sus manos en el filo de la blusa, está nerviosa.
- Bien. - digo encendiendo la música de mi coche.
- ¡Oh, que estruendo es esto! – dice Lena tapándose los oídos con ambas manos.
- ¿El rock? No entiendes de música. – resoplo con desprecio.
- Además del estilo de música, me molesta ¡su volumen! – grita esto último resaltando la intensidad de la canción.
Bajo ligeramente el volumen. Puede que no esté acostumbrada, es comprensible, pero no pienso cambiar la canción.
Yo no pensaba hacerlo.
Pero ella lo tenía en sus planes.
Lena cambia el CD de mi emisora, poniendo la radio.
- ¿¡Qué coño haces?! – le grito indignado.
- Cállate John, y conduce. Vas a conocer que es el talento musical. – busca entre las emisoras, hasta que finalmente la deja en una en concreto. Sube el volumen y me mira con otra nueva mirada, apasionada. – Ella es una diva. – continua con una sonrisa en su rostro. Puedo notar la felicidad y entusiasmo por mostrarme su canción.
Y entonces, me sorprendo ante su acto de valentía. Empieza a cantar.
****
Yujú yujú!!
Ya estoy aqui de nuevo, un capítulo más y el próximo toda la conversacion (os dejo con la intriga ajaja:P)Bessiiiiiiis amoooreees mios!
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John Howell
Fiksi RemajaEn Monte Azul, se encuentran las familias más prestigiosas del país, entre ellas, la familia Bennett. Lena Bennett, la hija de la familia, jamás ha tenido algún tipo de contacto con la clase baja y por ello, no está acostumbrada al comportamiento de...