Juntos.

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- ¡¿Quieres callarte, Liliana?!- gritó enfurecida desde su cama.

- Es Lilianne, Rosalía- se defendió Lily diciendo mal a propósito él nombre de su prima, pero es que no estaba de humor como para aguantarla y menos ahora.

Estaba sentada viendo a la ventana, con intención de salir de ahí a buscar a Scorpius, que a diferencia de James, a ella no la dejaron ir a San Mungo. Las lágrimas de desesperación no dejaban de salir de sus ojos e hipaba y sorbía por la nariz.

Tampoco era un mar de lagrimas, pero si estaba llorando.

Lo que sucede es que se sentía bastante impotente por no poder ir a acompañar a Scorpius por el horrible momento por el que pasaba simplemente porque ella no podía caminar y McGonagall no considero oportuno que fuera con James a San Mungo por su condición ya que aún no podía moverse sin su silla de ruedas y eso simplemente hizo que explotara.

Se sentía horrible no poder estar junto a él cuando más la necesitaba.

Prácticamente no hacía ruido, pero Rose solo se lo decía para molestar.

- ¡Solo cállate!- Lily se giró a verla, cada vez más enojada.

- Pero tú sí puedes llorar en las noches ¿no? ¡Y nadie te dice nada!- Rose solía romper en llanto a mitad de la madrugada, tal vez por enojo e impotencia o porque simplemente extrañaba a Scorpius.

- ¡Yo no fui la que se metió con el novio de su prima!

- ¡Cállate! ¡Ni siquiera viene al caso! ¡Pero te encanta sacar el tema a discusión para llamar un poco la atención!, ¿no es así, Rosebud?- sus otras dos compañeras de habitación se despertaron pero Lily las ignoro.

- ¡¿Yo?! ¡¿Querer llamar la atención?! ¡Esa eres tú al meterte con un Malfoy y traicionar a tu familia!- gritó y Lily la miro estupefacta.

- ¡¿Te das cuenta de la mierda que acabas de soltar?! ¡No puedo creerlo! ¡Pero qué hipócrita! ¡Lo que sucede es que no soportas ver a la gente ser feliz cuando tú no lo eres! ¡No soportas la idea de que a quien Scorp quiere es a mí y no a ti! ¡Ese es tu maldito problema! ¡¿Cómo puedes vivir contigo misma?!- preguntó más furiosa que antes, olvidándose por un momento el motivo por el que lloraba anteriormente.

- ¡Cállate!- pidió Rose histérica, cerrando los ojos con fuerza como si de esa manera pudiera evitar que las palabras de su prima siguieran torturándola y Lily rió amargamente aún con los ojos cristalizados y roja por el enojo.

- ¿Qué? ¡¿Es que no te gusta que te digan la verdad?! ¡¿Es demasiado para ti que alguien te diga la horrible persona en la que te convertiste?!

Eso pudo con Rose.

Sin pensarlo, tomó su varita y la levanto.

- ¡Confringo!- gritó apuntando al cuadro que descansaba al lado de la cama de Lily, el cual ardió en llamas por el hechizo que lanzó Rose el cual salió a la perfección. No por nada era la hija de la bruja que fue la más inteligente de su edad.

Lily, sintiendo como se desmoronaba por dentro, miro a su prima con los ojos reflejando dolor.

- Todo el cariño, amistad o lastima que llegue a sentir hacia ti, se quemaron junto con eso- dijo hablando despacio, haciendo un esfuerzo soberano para no romper en llanto y señalando el cuadro que ella levaba trabajando por meses, en el cual había puesto todo su esfuerzo, cuidando que cada detalle fuera perfecto, vigilando que reflejara la personalidad de cada persona que pinto.

El cuadro pensaba regalárselo a sus padres, como disculpa por cómo se porto durante un largo año y realmente estaba quedando hermoso.

Había pintado a sus abuelos, tanto maternos como paternos, aunque no hubiera conocido a estos últimos, también pinto a todos sus primos, sus padres, hermanos, a Tonks, Lupin, Sirius, Luna y hasta Hedwig sin importarle que ellos ya no estuvieran entre ellos y justo por eso se esforzó tanto. Porque quería que les hiciera honor las personas que pinto.

Memories after allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora