6.|| Los estragos del uso de Amortentia

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Cuando la mirada de decepción de las dos chicas pasó a enojo, Lysander ya iba a paso apresurado alejándose de allí

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Cuando la mirada de decepción de las dos chicas pasó a enojo, Lysander ya iba a paso apresurado alejándose de allí. ¿A dónde? No lo sabía, pero tenía que ser lejos. No quería ver a ninguno.

-¡Pero si es que los Potter son todos una bola de...!

-¡Eso está por demás, Maddison! -la mandó a callar Mackenzi y tomó sus cosas para echar a correr tras el rubio.

Pero a Maddison no la calmaba una mirada de advertencia y mucho menos viniendo de una Gryffindor, así que dejando que la furia tomara rienda suelta de sus acciones, se dirigió hacia donde se encontraba James, que para variar ni siquiera había reparado en que a besaba a la primera chica por la que Lysander reconocía sentir algo.

Interrumpiendo su momento con Cassidy, Madison tomó al mayor de los Potter por el cuello de la camisa y jaló de él con tanta fuerza que hizo que por poco perdiera el equilibrio, obligándolo a sostenerse de la pared continua.

-¡Hey! ¿No ves que estamos ocupados?

-¿Te parece que eso me importa?

-¿Pero qué...?

-Por si no lo notaste, nadie está hablando contigo, Nott -la miró de arriba abajo y una amarga mueca se torció en sus labios-. ¿Por qué sigues aquí?

Cassidy la fulminó con la mirada y se dio media vuelta, contoneando las caderas al alejarse de allí. Madison rodó los ojos y se llevó a James lo más lejos posible para que la Ravenclaw no los escuchara en caso de querer continuar de cotilla.

-¿Podrías explicarme qué mierda se te metió en la cabeza? -entornó los ojos y lo obligó a pararse frente a ella-. ¿Qué clase de amigo eres?

-Y yo no sé desde cuándo tengo que rendirte cuentas de con quien pasó el rato, Maddison -masculló elevando ambas cejas.

-No, a mí no me debes nada. Pero a Lysander sí.

-¿Qué con Lysander?

-¡Potter, por el amor a Morgana...!

Un ruido hizo que ambos se giraran de inmediato y ubicasen a Cassidy con la mirada. Estaba recargada contra una columna a varios metros, observándolos.

James le sonrió.

-Vamos, rubia. Relájate un poco -le pellizcó la mejilla-. Siempre voy a pensar que te ves tierna cuando te enojas, pero aprende a fluir, ¿vale?

También le sonrió a ella y se fue de regreso con la Ravenclaw, dejando a Maddie con la palabra en la boca. Dejó salir una maldición y le mostró el dedo de en medio cuando su mejor amigo le dio la espalda, pero a mitad de su gesto bajó la mano muy despacio, dándose cuenta de un detalle que hizo que nada de lo que acababa de suceder encajara de la manera correcta.

Memories after allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora