9:|| Quidditch

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Nadie se atrevió a mencionar el tema tras lo ocurrido en el bosque, pero tampoco podían evadir que jamas se había sentido tanta tensión entre ellos

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Nadie se atrevió a mencionar el tema tras lo ocurrido en el bosque, pero tampoco podían evadir que jamas se había sentido tanta tensión entre ellos.

De cualquier modo, Mackenzie se quedó en el cuarto de sus amigos tal y como había sido planeado. Entró con un libro en mano y se acostó en la cama de James mientras él tomaba sus cosas para salir a buscar a Maddison.

La ruta ya era conocida, la habían perfeccionado con el paso del tiempo y evitaba cada punto donde pudiesen ser vistos por algún profesor. Les tomó meses planear la ruta perfecta, era larguísima y les costó más que un par de castigos por violar el toque de queda.

Cuando al fin llegó a la diminuta ventana que se asomaba al ras del piso, justo frente al Lago Negro, James se arrodilló sobre el césped. Tres golpes, una pausa, un golpe, pausa y dos golpes más. La ventana no tardó en abrirse.

—¡Potter! —exclamó la compañera de cuarto de Maddison. Mordisqueando la punta de su pluma entre los dientes, lo analizó de pies a cabeza y sonrió de lado—. Todo un Romeo que viene a buscar a su Julietta. Los anteojos le dan el toque.

El mayor de los Potter sonrió con cierta galantería y estaba a punto de responder cuando, desde el otro lado de la habitación, se escuchó un golpe.

—A callar, Susanne.

Maddison se acercó hasta la ventana y le dedicó una mueca a su compañera mientras tomaba la mano de James para impulsarse hacia arriba.

—Tráela antes de la una de la mañana, hijo —pronunció Susanna cruzando los brazos sobre el pecho y fingiendo una voz gruesa—. Y nada de alcohol. O sexo.

James se llevó dos dedos a la frente.

—No prometo nada de lo último.

—¡Potter!

Aguantando una sonrisa, James alzó el vuelo y comenzaron la ruta de regreso a los dormitorios de Gryffindor. Ambos iban muy callados y el viento congeló rápidamente la diversión del momento, lo que hizo el camino más largo de lo normal. Por lo general no paraban de hablar y molestarse cuando él iba por ella, pero esta vez el silencio fue sepulcral.

—¿Aún estás enojada? —se atrevió a preguntar James, volteando por encima de su hombro en busca de los ojos grises de Maddie.

—Creí que habíamos quedado que íbamos a dejar ese tema por la paz — James bufó mientras doblaba en la Torre de Astronomía. Aprovechó para detenerse un momento y dar pauta a la rubia para seguir su idea.

Ella soltó un suspiro y rodó los ojos.

—Carson Zabini era arrogante y siempre se ponía a sí mismo por encima de los otros, pero eso fue antes de ella —negó con la cabeza y miró hacia otro lado—. Aquella vez, cuando lo encontré "cariñoso" con esa chica, dejamos las cosas en manos de Mack porque sabíamos que en el fondo no podíamos hacer nada. Era su decisión y no nuestra. En definitiva lo que hizo Zabini fue algo que se vio mal, pero al final no ocurrió nada... Ellos dos tampoco eran nada aún.

Memories after allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora