Sorpresas.

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De acuerdo, las cosas no podían salir tan mal...

¿O si?

Maldita sea. Ahora más que nunca necesitaba calmarse y no podía. Ya había tocado la puerta de la casa, lo que implicaba que ella en cualquier momento saldría a abrirle.

La cuestión es que el llevaba un buen rato pensando en que le diría pero en cuanto puso un pie en la puerta todo se le borró de la cabeza por lo que ahora tendría que improvisar. Y él era un maldito asco improvisando.

Había pasado ya un rato desde que Maddie le dijo que tenía que hablar con Roxanne, pero simplemente no había encontrado el valor para hacerlo hasta ese momento, y cabe decir que ya se estaba arrepintiendo.

— ¡Ya voy! —se escuchó del otro lado de la puerta y él consideró aprovechar la hermosa oportunidad de salir corriendo antes de que la viera y dijiese una estupidez, sin embargo no lo hizo; era hora de poner las cartas sobre las mesas y esperar que su jugada fuera lo suficientemente buena.

La puerta del cuarto de se abrió y Roxanne se llevó una gran sorpresa al ver a Michael ahí parado con una sonrisa nerviosa en el rostro.

—Mike —dijo ella intentando ocultar el extraño nudo que se había formado en su garganta—. ¿Cómo llegaste aquí?

— Tu tío Ron me dejo pasar —explicó él y ella sonrió falsamente mientas se hacía a un lado para que él pasara.

Michael se sentó en una de las orillas de la cama que estaba mal tendida, había almohadas en el piso y las sábanas estaban arrugadas. Se notaba que acaba de despertar.

— Oh, ya —dijo ella sentándose a su lado. Ambos se sumieron en un silencio un tanto incómodo.

— Rox, yo... —la morena negó con la cabeza.

— No tienes que decir nada, sé que lo lamentas y que fue un desliz. Nada de eso debió de haber pasado; además tomamos demasiado y no teníamos ni la menor idea de que era lo que hacíamos —manifestó ella.

— ¿Eso piensas? —preguntó Michael con un poco de miedo. Roxanne asintió de manera casi imperceptible.

— Sí, solo no quiero que eso arruine nuestra amistad —él movió quedamente la cabeza a manera de afirmación y se paró de la cama.

— Vale, está bien, solo quería eh... aclarar eso. Nos vemos mañana —se despidió caminando a la puerta.

En esos pocos pasos que había dado se sintió como el idiota y cobarde más grande del mundo. Era la segunda o tal vez tercera ves había sido dejado en la friendzone por la misma persona que lovolvía loco desde que tenía catorce años, pero esta vez era diferente porque algo dentro de sí mismo le exigía que no dejara las cosas a la ligera, que no se quedaría ahí.

Haría todo por salí de ese malidito círculo que parecía nunca acabar.

Se giró con decisión y Rox lo miró con el ceño fruncido.

— No —dijo Mike con firmeza.

— ¿Qué?

— No, ya no quiero fingir que somos amigos —ella abrió los ojos desmesuradamente, como si le hubiese caído un balde de agua helada—. Roxanne Weasley, estoy total y perdidamente enamorado de ti, de cada una de tus imperfecciones y de tus virtudes. Te amo, te he amado y te amaré toda mi vida —ella se quedó ahí parada viéndolo a los ojos mientras que él caminaba hasta donde ella estaba—. Ya no quiero que seamos solo amigos, así que por favor dime que eso ya no va a ser así porque lo que pasó la otra noche no fue un desliz. Para mi no lo fue —Roxanne seguía estática, completamente perpleja e intentando procesar todo.

Memories after allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora