Nunca me alejare de ti.

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Esto se pone interesante... ya verán.

- Es que... Esto... Es como... ¡Agh! ¡No puedo, Maddie! ¡Me supera! ¡De verdad no puedo con esto!- dijo gruñendo y agarrandose la cabeza con ambas manos con los ojos muy abiertos. Madison rió por lo bajo.

- Oh, vamos, Suss, no me vas a decir que ese Weasley te está superando- dijo ella con sorna y Susanne abrió y cerró la boca varías veces, tratando de decir algo.

- No, es que... Él me... ¡Ah!- se tapo la cara con una almohada para gritar- ¡MALDITOS SEAN TODOS LOS WEASLEY!- chillo.

- ¡Oye!- se quejó Sophia que acababa de llegar.

- ¿Qué?- preguntó Madison.

- Lo que dijo ella- se quejó la pelirroja.

- Pero si tú no eres Weasley, Sophie- dijo Maddie que estaba sentada sobre sus tobillos en su cama.

- No, pero mi novio lo es- contestó encogiéndose de hombros- ¡Ah! Por cierto, a lo que vine. ¡Sussy!-la llamo.

- ¡¿Qué?!- gritó frustrada. Estaba acostada en su cama pero al escuchar la voz de la niña, se incorporó.

- Me dijeron que te trajera esto- dijo extendiéndole una caja.

Susanne se sentó con las piernas en flor de loto y tomó la caja para después colocarla frente a ella en su cama. La abrió con cuidado y volvió a soltar un grito mientras dejaba caer su espalda y volvía a taparse el rostro con la almohada.

- ¡MALDITO SEAS, FREDERICK WEASLEY!- empezó a patalear mientras seguía con su tarea de maldecir al hijo de George y Angelina y las otras dos chicas en la habitación rieron.

Resulta que "el maldito de Frederick Weasley" le mandaba constantemente notas, panques, chocolates, flores y la invitaba a salir cada que tenía la oportunidad llegando al punto de que Susanne se pusiera como... Como se estaba poniendo en ese momento.

- Oh, relájate, Adkins- pidió Madison- o es que... ¿No será que lo odias porque lo está consiguiendo?- preguntó arqueando una ceja y sonriendo de lado.

Susanne se levanto de golpe y con un rápido movimiento de mano, tomó su varita y apuntó a Madison.

- ¡AGUAMENTI!- gritó enojada, empapando por completo a Maddie quien fuera de enojarse, solo rió y con otro movimiento de varita se volvió a secar.

- Vale, yo solo decía.

- Pues ya no digas nada- haciendo un pequeño puchero, se hizo bolita- ¿por qué no me deja en paz?

- Hmmm... ¿Por qué te ama, tal vez?- dijo Sophia haciéndose la pensativa.

- No lo sé, pero por tu culpa no baje a cenar y tengo hambre.

- ¿Por mi culpa, Sussy?- preguntó Maddie- ¡si tú no querías bajar porque te daba miedo encontrar un ramo de flores como la última vez!

- Cállate- pidió incorporándose- pero bueno, mínimo que Weasley sirva para algo.

Abrió la caja y tomó uno de los panqueques. Estaba a punto de metérselo a la boca cuando Sophie gritó.

- ¡No te lo comas, estúpida!- Sussy arqueo una ceja.

- ¿Por qué? Tengo hambre.

- Pero tienen Amortentia, grandísima genia- dijo Sohia como si fuera obvio.

Susanne soltó de golpe el panque y lanzó lejos la caja haciendo una mueca espantada.

- Ay, Merlin.- después de decir eso, Sophie salió de la habitación.
(...)

Memories after allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora