Always and Forever

24

2013

Aider se paseó bajo la mirada atenta de la señora Eastwood por la pequeña biblioteca.

Siempre le habían llamado la atención aquellos libros, viejos y polvorientos, que parecían tener siglos de antigüedad. Y quizás así fuera.

Sin embargo, siempre que su mano se acercaba inconscientemente a uno de ellos, la anciana chasqueaba su lengua, en aviso de que no le estaba permitido cogerlos.

La mujer le dejaba hacer nuchas cosas, pero tomar sus libros no era una de ellas.

Miles de veces, Aider le había preguntado de qué trataban.

Y ella siempre contestaba con un evasivo "recetas de cocina".

Por supuesto, la quinceañera nunca le creía, pero no pensaba hurgar entre las cosas de la señora Eastwood.

En ese momento, la puerta se abrió, y Aider se volvió hacia ella, esperando encontrar a su madre.

Pero no era Viana la que había entrado, sino una mujer joven, de la edad aproximada de su madre, que la miraba con curiosidad.

- ¿ Quién es ? - preguntó, acercándose.

- Mi humana favorita - contestó la dueña de la tienda, recalcando la segunda palabra.

- Oh - exclamó la invitada. Observó a la chica perspicaz. ¿ Y qué hacía en aquella tienda ?

Aider apartó la vista, incómoda, e inconscientemente se puso a jugar con el anillo que siempre portaba, cambiándoselo rápidamente de un dedo a otro.

La recién llegada la miró con los ojos desorbitados. Entonces comprendió lo que estaba pasando.

Era el anillo. Un anillo para contener su poder, eso era lo que había sentido.

Cada vez que la joven se sacaba el anillo, podía sentir todo su enorme potencial. Era descomunal, el más grande que nunca había visto. Parecía imposible que cupiera en un cuerpo tan pequeño.

La magia unía a todas las brujas, y una sabía cuando tenía a otra delante.

Ella era, sin duda, la hija de un Oscuro.

Y ahora que sabía su secreto, pensaba compartirlo.