Always and Forever

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Dos días después del ataque a los Mikaelson

Lynn soltó un grito de frustración entrando en el despacho del líder del aquelarre.

- ¿ Qué pasa ? - preguntó él fastidiado por su presencia.

- ¡¿ Qué pasa ?! - repitió ella exasperada - ¡ Nuestro plan ha fracasado !

- ¿ A qué te refieres ? - volvió a preguntar Reece tranquilamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

- La niña. Al parecer su lazo con los Mikaelson es mucho más fuerte de lo que pensábamos - explicó molesta - Kol se ha ido de la ciudad, pero los otros tres siguen en contacto con ella.

- Bueno, ha salido bien.

- ¡¿ Bien ?! - Lynn exclamó alzando las manos. A menudo, la calma con la que Reece se tomaba las cosas la exasperaba- Esa no es mi definición de "bien".

- Hemos quitado a uno de ellos de por medio. Tranquilízate, brujita - Reece se levantó de la silla y colocó una mano sobre su hombro.

Ella suspiró, mordiéndose la lengua para no criticar el apodo que había utilizado.

- ¿ Entonces, qué hacemos ahora ?

- Esperar.

- Estoy harta de esperar - espetó ella cruzándose de brazos- Bastante hemos esperado ya.

- Tienes que aprender a mantener la paciencia, Lynn - le reprochó él - Pronto, Aider se dará cuenta de lo que ellos son, y estoy segura de que los evitará durante un tiempo. Estará asustada, y aprovecharemos para hacerla uno de los nuestros. Le convenceremos de que son unos monstruos.

Lynn se lo pensó, y aceptó el plan.

- No será difícil. ¿ Acaso no lo son ?