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2004

La cumpleañera sonrío feliz, observando la enorme tarta de chocolate que habían colocado delante de ella.

Tenía siete velas, marcando los años que ahora tenía.

Su madre abrió uno de los cajones de la cocina, y sacó una caja de cerillas.

La niña esperó impaciente a que su madre le prendiera fuego, y a que encendiera todas las velas de una en una.

Cuando la última estuvo encendida, la niña aplaudió nerviosa.

Su madre le cantó el cumpleaños feliz, acariciando su cabello.

Cuando terminó, besó el cabello de su hija, y le susurró al oído :

- Venga, pide un deseo.

- Quiero
que... - comenzó , pero su madre la acalló.

- No puedes decirlo en voz alta- le dijo- si no no se cumplirá.

La niña asintió entendiendo las normas y cerrando los ojos, pensó : "Quiero volver a ver a papá".

- Ya - le avisó a su madre, expectante.

- Pues ahora sopla las velas- le indicó ella con una sonrisa.

La chica se echó hacia delante sobre la mesa, y llenando de aire sus pulmones, sopló con todas sus fuerzas.

Las velas se apagaron, soltando un hilillo de humo, pero el deseo no se cumplió.

La pequeña miró a su alrededor, confundida.

No había funcionado. Algo tenía que haber salido mal.

Miró la tarta, y deseó que las velas volvieran a encenderse para repetir su deseo.

Y las velas se encendieron.

Always and ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora