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San Luis es uno de los tres cementerios católicos de Nueva Orleans, Luisiana.

Cuanta con miles de tumbas, y de solo imaginar que la mitad pueden ser de seres sobrenaturales... a pesar de que hace dos meses yo era solo una humana corriente más, ahora me resulta hasta divertido lo inocentes que ellos son y lo poco que saben del mundo que les rodea.

A la izquierda, está el nombre de mi padre. A la derecha, Viana Devox. Se nota que la tumba es más reciente, nueva, porque la piedra está demasiado lisa y brillante, comparado con las demás.
Creo que a mis padres les habría gustado que estuvieran juntos, en la vida y en la muerte.

Quito las flores secas que hay en ambas tumbas, y las lanzo con todas mis fuerzas hacia delante, en un gesto de enfado. Ellos no tuvieron por qué morir.

Elijah pone una de sus manos en mi hombro, y yo alzo la cabeza para mirarle. Y me tranquilizo.

Rebekah ha venido un par de veces conmigo los últimos días, pero él es la primera vez que viene, y se lo agradezco.

- ¿ Estás bien ?

Yo niego con la cabeza, con los ojos llorosos.

- No - sollozo mientras me atrae a su pecho para envolverme en un reconfortante abrazo.

- Tranquila - susurra, besando mi cabello.

- Ya no tengo familia.

- Sí la tienes. Nosotros, Rebekah, Klaus yo... nosotros somos tu familia.

Asiento abrazándole más fuerte. No sé qué haría si además de perder a mis padres les hubiera perdido a ellos también.

Pasan unos minutos, hasta que me sereno un poco y me despego de Elijah.

- Gracias - le digo de todo corazón, sin soltarle del todo.

- No hay necesidad de darlas- muestra una radiante sonrisa y besa rápidamente mi mejilla, sorprendiéndome- ¿ Nos vamos ?

- Un momento. Antes quiero hacer una cosa - sonrío misteriosamente, y él me mira con el ceño fruncido.

Cierro los ojos. Ignoro los dedos de Elijah trazando patrones sobre la palma de mi mano y me concentro.

Me imagino que todo es verde.

Imagino que la tierra marrón no puede verse por la cantidad de hierba que sale de ella.

Imagino que las flores secas se abren y vuelven a crecer.

Imagino que todo se vuelve un espectáculo de colores y variedades de plantas.

Imagino que los animales vuelven a poblar los árboles, alzan sus ramas al viento, orgullosos.

Imagino que a pesar de estar en un cementerio, todo está lleno de vida.

Cuando abro los ojos, todo en lo que he pensado se ha hecho realidad.

Sonrío, feliz, al ver los resultados de mi magia.

Todo está precioso.

Miro a Elijah, que tira de mi para observar más de cerca las maravillas que he creado.

- Es increíble - dice asombrado - Increíble.

Always and ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora