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Grito exasperada.

No hay forma de contactar con Niklaus. Le he llamado por lo menos quince veces, pero no contesta.

Rebekah me observa dar vueltas por la cocina. Ella, a diferencia de mi, parece controlar sus emociones bastante bien.

- ¿¡ Cómo puedes estar tan tranquila ?! - suspiro dejándome caer en una de las sillas.

- Klaus aparecerá cuando quiera, Aider, y no conseguirás nada poniéndote así de nerviosa - responde con calma, cruzándose de brazos- Por supuesto que me preocupa mi hermano, pero no hay nada que podamos hacer.

Ruedo los ojos, a sabiendas de que tiene razón, y decido dejarle un mensaje en el contestador.

- Nick, tienes que volver, maldita sea. Deja de ser tan egoísta.

Cuando cuelgo, Bekah me está mirando con cara de "no te va a contestar".

- Tampoco pierdo nada en intentarlo - replico dirigiéndome a la puerta- Voy a... voy a...

- Tranquila- me interrumpe al ver que no soy capaz de terminar la frase- Tómate todo el tiempo que necesites.

Asiento tragando saliva, armándome de valor, y salgo en dirección al crematorio.

Me hubiera gustado que Niklaus viniera conmigo, o Elijah, o Bekah, en este momento tan difícil para mi.

Pero tengo que ir sola. El mundo sobrenatural ocupa demasiado tiempo de la vida de los Mikaekson.

Always and ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora