Mafia. (Jainico)

01.-

POV Omnisciente

-Cuando nos vendrás a ver, Nico?.-Preguntó Manuel, quién estaba al lado de Edgar hablando por celular con el moreno.

-No lo sé, pronto supongo.-Respondió el moreno caminando por las calles de Nueva York.

-Eso mismo dijiste la última vez.-Le reprochó el ruloso ahora, con una pausa.-Si es por Jaime, él esta bien.

-No es por él... O sea sí pero no.-Dijo Nicolás, enredándose. Extrañaba a su alma gemela, cada vez más.

-Y cómo han estado tus ojos, Barney?.-Preguntó Yelo riéndose.

Tal vez no entiendan porque Barney pero de inmediato les explico. Desde que Nicolás llegó a Nueva York sus ojos cambiaron de color drásticamente. Pero no podía ser rojos como los de Jaime o celestes como los de Manuel. No, los suyos eran violeta. Y en ningún segundo desde que ha estado en aquella ciudad, sus ojos han vuelto a ser normales.

-Muy gracioso.-Dijo el pequeño travieso con una risa falsa.-Ya sabes, siguen del mismo color.

-Se que no te gusta que hablemos del tema, pero no será porque extrañas a...

-A Jaime?.-Preguntó el moreno con una leve sonrisa en sus labios.-He pensado mucho en eso, y sí, tal vez sea una opción.

Se quedaron en silencio unos segundos.

-Él sigue siendo el jefe de las carreras?.-Preguntó Nicolás, dejando de caminar solo para cerrar sus ojos y imaginarse a Jaime. Se habrá hecho más tatuajes? Se habrá cortado el pelo que tanto le gustaba?. Pero la pregunta más importante para el moreno era si Jaime lo odiaría por haberlo dejado?.

-Sí, algo así.-Respondió Manuel nervioso.

-Algo así? Pasó algo?.-Preguntó el pequeño de ojos violeta, volviendo a la realidad.

-No, no paso nada.-Contestó Yelo rápidamente.

-A mi no me pueden mentir, qué pasa...

-Nico, nos tenemos que ir, después hablamos, chao.-Dijo Edgar interrumpiéndolo y colgando de inmediato.

-A la próxima tenemos que mentir bien si tenemos que hablar con Nicolás.-Dijo Manuel. No podían decirle la verdad.

Escucharon unos pasos detrás de ellos y sabían de inmediato quien era.

-Así que sí hablaban con Nicolás?.-Preguntó el enojón con una leve sonrisa maliciosa.-Parece que vamos a tener que conversar.

Si se lo preguntan, no les hizo daño, solo le sacó la información de buena manera a Manuel, al final, ellos eran lo único que le quedó a Jaime cuando Nicolás se fue.

Nicolás siguió caminando extrañado por la llamada y guardó su celular.

Acaso le había pasado algo malo a Jaime y por eso no querían decirle que paso con las carreras?.

Bueno, claro que paso algo malo, Nicolás había dejado a su alma gemela sin ni siquiera una explicación, pero tenemos que recordar que Jaime le dijo que si no era feliz que se fuera. Y eso fue exactamente lo que hizo, solo que cambió un poco esa frase a que si no era feliz, que se fuera del país.

El moreno no había notado nada anormal hasta que sintió que alguien lo seguía. Creyó que era su mente, que extrañaba mucho a su enojón. Digo, a Jaime, así que siguió caminando tranquilamente hasta que sintió como alguien apretaba un paño con cloroformo contra su nariz y boca, haciendo que se desmayara poco tiempo después.

Alexander sacó su celular y llamó al jefe.

-Ya lo tengo.-Dijo Alexander, como si estuviera orgulloso de eso.

-Bien, esta vez no hiciste que se desmayara, cierto?.-Preguntó Jaime, aliviado al haber encontrado al moreno.

-Ehh, no quería matarlo como a los otros?.-Preguntó Alex nervioso.

Jaime se quedó segundos callado. Realmente esto pasó otra vez?.

-Mejor tráelo pronto a Chile y luego hablamos tú y yo.-Dijo el enojón con un tono amenazador, colgando la llamada de inmediato.

-Nunca me dice gracias al menos.-Refunfuño Alexander cargando al moreno y llevándolo hacia su auto, donde estaban todas las cosas de Nicolás en maletas. Había ido al departamento de este para llevar todas las cosas de Nicolás, tal y como dijo Jaime.-Ni siquiera me agradece por el esfuerzo, nunca me dice las cosas con detalles, si tengo que hacer que se desmaye o no, como si yo fuera adivino.

La verdad, Jaime ya había averiguado donde vivía y se quedaba su moreno. Solo necesitaba confirmarlo por su mejor amigo. Además necesitaba saber si Nicolás estaba enojado con él, o si estaba con alguien. Y se sorprendió al saber que el moreno no estaba para nada enojado con él y que menos estaba con alguien, de alguna manera se alegro de eso, pero ya no podía demostrarlo como antes, tenía enemigos peores, otras mafias más pequeñas que la suya por suerte, pero igualmente ya no podía darse el placer de que noten su punto débil o su talón de Aquiles.

Alex condujo hasta el aeropuerto donde ahí estaba el Jet privado de Jaime. Cuando llegó, Oscar ayudó a su novio a cargar las maletas en el avión para luego entrar a Nicolás en este con cuidado, ya que imagínense que Jaime viera que el moreno llegaba con un moretón, los mataría probablemente. Bueno, no tan así, pero se enojaría demasiado.

El viaje duraba diez horas con cuarenta minutos, así que sabían que tendrían que lidiar con un Nicolás confundido en pocas horas.

-Este es el chico del jefe?.-Preguntó Oscar mientras se sentaba al lado de su novio en el jet. Este también trabajaba para Jaime ahora.

Habían dejado a Nicolás en una cama que el Jet tenía por mientras.

-Sí, pero de un año a otro me olvido que es él y que no tengo que hacer que quede inconsciente.-Dijo Alexander con una leve sonrisa al notar que Oscar lo tomaba de la mano.-Además Jaime no especifica si tengo que llevarlo consciente o no.

-Bueno, en alguna manera tienes razón, cariño. Ya que siempre quiere que le llevemos gente que le debe dinero y tienen que estar inconscientes, pero vamos, Jaime nunca hubiera mandado un Jet para buscar a alguien que solo le debe dinero, hubiera hecho que nosotros lo torturáramos.-Explicó Bestia, entendiendo un poco a su novio y a Jaime también.

-Espero que ahora si se queden juntos para siempre, no soportaría ver al jefe rompiendo todo de nuevo.-Dijo Alexander, con un poco de pena recordando eso.

Jaime había buscado a su moreno todos los días de aquel año, y cada vez que no obtenía una pista de donde se encontraba este, destruía todo, sin importarle el dinero que le haya costado. Muchas veces también se descargaba con sus deudores, no tanto para matarlos, pero si mucho para que desearan estar muertos.