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POV Omnisciente

Una hora y media después, todos estaban tomando el desayuno que Cas y Jaime les habían preparado. Jaime se sentó al lado de su moreno, Manuel con Edgar se sentaron juntos en el otro lado de la mesa y Castiel con Dean igual. Naiko y Keke se habían tenido que ir por unos problemas, pero les habían dicho que se juntarían otro día y que les debían aquél desayuno.

El desayuno estaba transcurriendo normal. Nicolás hablaba con sus amigos sobre cualquier cosa y se reían recordando algunos momentos. Así fue hasta que el moreno sintió la mano de su prometido sobre su pantalón, acariciando por encima su entrepierna, haciendo que casi se atragantara.

-Estás bien Nico?.-Preguntó Cas al ver la cara roja de su amigo, mientras que Jaime seguía tocando por encima la entrepierna de su pequeño.

-S-Sí, estoy bien.-Contestó Nicolás apenas pudiendo hablar cuando sintió como su novio le desabrochaba los pantalones y le bajaba los calzoncillos con una mano. Menos mal que estaban bien apegados a la mesa y así nadie los veía.

-Estás seguro? Estas bastante rojo Nico.-Dijo Edgar algo preocupado por su mejor amigo, quien se iba a parar para tocar la frente de este pero Nicolás lo detuvo.

-S-Sí, estoy seguro, debo tener algo de calor no más.-Dijo el pequeño travieso, cerrando los ojos unos segundos y mordiéndose el labio para no gemir cuando sintió a Jaime masturbándolo.

-Cuando se van a casar?.-Preguntó Manuel, cambiando de tema, mirando sospechosamente a Jaime. Este tenía una sonrisa algo maliciosa y pervertida. No es que se le notara, pero lo conocía bien.

El moreno miró suplicante a Jaime, queriendo que este se detuviera para que pudiera contestar bien y volver a la normalidad. Pero este le dejo bien en claro con su cara de que había ganado y que él podía hacer lo que quisiera con Nicolás.

-D-Di un número, J-Jaime.-Dijo el pequeño moreno, intentando controlar su respiración y sus gemidos.

-Sesenta y nueve.-Dijo el recién nombrado con una sonrisa, viendo que el moreno no podía controlar bien sus gemidos.

-Y-Yo digo cuarenta y seis, entonces si los restamos da veintitrés. N-Nos casamos el veintitrés de D-Diciembre.-Dijo el chico de los ojos violetas, no pudiendo más.

-Un día antes de Navidad? No estarán muy ocupados los del Registro Civil?.-Preguntó Manuel, algo confundido.

-Interesante pregunta Manuel, no habíamos pensado en eso, creo que iremos a nuestra habitación para discutirlo bien.-Dijo el mafioso, subiéndole los calzoncillos y pantalones a su novio para luego abrochárselos y subirles el cierre.

Cuando hicieron esto, Jaime se llevó rápidamente a Nicolás de ahí para ir a la habitación.

-No estaban algo raros?.-Preguntó Dean, confundido y con el ceño fruncido.

-Siempre están raros.-Respondió Manuel riéndose y escuchando como sus amigos cerraban la puerta de su habitación.-Solo tienes que seguirles la corriente o no pescarlos.

Apenas llegaron Nicolás y Jaime a la habitación, este último recostó a su prometido en la cama de inmediato.

-No es justo tocarme en p-público.-Dijo el pequeño moreno, tartamudeando en lo último solo porque Jaime se apuró en desabrocharle el pantalón y a bajarle su ropa interior, para luego seguir masturbándolo. El moreno volvió a morder su labio inferior para no gemir por el placer que sentía en ese momento.

-Vamos cariño, gime para mí.-Dijo Jaime con la voz ronca, masturbándolo lentamente para "torturar" a su novio.

Pero el pequeño moreno, como siempre, no le quiso hacer caso a su pololo, haciendo que este frunciera el ceño.

-Cariño, no deberías ser desobediente siendo que este es el día en el que tú debes hacer todo lo que yo quiera.-Dijo el mafioso, casi en un gruñido para luego detenerse un poco solo para sacarle la polera a su prometido. Luego de eso, volvió a masturbar a su pequeño y comenzó a besar el cuello de este último.

El chico de los ojos violeta recordó eso y hizo lo que su alma gemela quería.

-J-Jaime puedes hacerlo más r-rápido?.-Preguntó Nicolás con un leve gemido y un sonrojo en su mejillas.

-Claro que sí, cariño.-Respondió el hombre de los ojos rojos con una ligera sonrisa, moviendo su mano aún más rápido haciendo que su otra mitad gimiera y se descontrolara su respiración.

Unos pocos minutos pasaron y el moreno apenas pudo avisarle a su novio que iba a llegar al clímax.

-J-Jaime yo voy...

El recién nombrado no lo dejo seguir hablando, ya que lo había empezado a besar con algo de desesperación en sus labios.

El enojón segundos después sintió como su moreno gemía contra sus labios y por fin se corría en su mano. El primero se separó de los labios de su novio y se levantó para limpiar su mano y dejar que este último se tranquilizará un poco.

Cuando volvió a la habitación, miró a su prometido y este seguía en la misma posición, solo que ahora se había subido los calzoncillos y abrochado los pantalones.

Jaime se acostó al lado de su alma gemela y observó a este. Nicolás todavía tenía la respiración descontrolada pero ahora era solo un poco. El moreno lo miró y le dio una leve sonrisa.

-Fue jugar sucio hacer eso mientras estaban nuestros amigos ahí.-Dijo el pequeño moreno con una sonrisa, colocando sus dos brazos al rededor de el cuello del amor de su vida.

-Es mi día, cariño, puedo hacer lo que quiera.-Dijo el enojón con una ligera sonrisa, para luego volver a besar a su novio por unos segundos.

Se miraron a los ojos por un tiempo, como si estuvieran hablando a través de esas miradas.

-Jaime.-Dijo el pequeño travieso, llamando la atención de este.

-Si, amor?.-Preguntó el recién nombrado, sonriéndole.

-Te amo.-Contestó Nicolás, siendo siempre sincero con su prometido.

-Yo también te amo.-Dijo Jaime, colocando su mano en la cintura de su pololo.

-Puedo saber qué más me quieres hacer?.-Preguntó el pequeño moreno, queriendo saber.

-No, cariño, va a ser una sorpresa.-Respondió el hombre de los ojos rojos, con una sonrisa cómplice.-Pero lo único que te puedo decir, es que te va a gustar.

Y Jaime decía la verdad, a Nicolás le gustaría bastante la sorpresa.

Mafia. (Jainico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora