Mafia. (Jainico)

38.-

POV Omnisciente

-Nico, sabes que pudiste haberme preguntado sobre eso.-Dijo Jaime, quien ahora estaba sentado al lado de su prometido, acariciando la mano donde este tenía el anillo.

-Es que no pude pensar bien Jaime. El hecho de que ya no quisieras estar conmigo, no me dejaba pensar claramente.-Dijo Nicolás, mirando a su alma gemela a los ojos.

-Nunca terminaré contigo, cariño, aunque sea lo mejor para los dos a veces. Soy demasiado egoísta como para dejarte ir.-Dijo el enojón con una leve sonrisa, admitiéndolo.

-Tampoco podría dejarte Jaime, apenas pude cuando fui a Nueva York.-Dijo el pequeño, acariciando con su otra mano el rostro de su pololo.

Nicolás miró a su novio y volvió a besarlo. Al igual que el anterior, fue algo lento pero intenso al mismo tiempo. Es obvio que Jaime le correspondió el beso. Este último colocó su mano debajo de la polera de su prometido y acarició la cintura de este ligeramente, haciendo que se estremeciera.

Estuvieron varios minutos así, hasta que los dos se separaron al mismo tiempo.

-Deberíamos ir abajo, a darles la buena noticia.-Dijo el hombre de los ojos rojos, mirándolo y lamiéndose un poco el labio inferior.

-Y tengo que disculparme con el Manu.-Dijo Nicolás, recordando eso y queriendo golpearse.

-Por qué?.-Preguntó Jaime, no sabiendo nada de eso.

-Le dije que era un hipócrita ya que él sabía que tú querías "terminar" conmigo.-Dijo el pequeño moreno, bajando la mirada.

-No esta enojado contigo, esta preocupado. Él me llamó para que viniera y hablará contigo.-Dijo el enojón, tomando la cara de su novio con delicadeza para que este lo mirara.

-Ellos preocupados y yo siendo un aweonao.-Dijo el moreno, arrepintiéndose de todo esto.

-Tal vez lo fuiste, pero eres mi aweonao.-Dijo el mafioso con una leve sonrisa, dándole un pequeño beso en los labios a su moreno para luego tomar la mano de este y levantarse los dos.

Salieron de la habitación y bajaron al primer piso. Jaime por mientras, jugó un poco con el anillo de su prometido, haciendo que este sonriera.

Se dirigieron al living y ahí estaban todos, hasta Keke con el Naiko. Manuel los miró y luego vio el anillo de Nicolás en el dedo anular. De inmediato se paró de su asiento para abrazar fuertemente a su amigo.

-Mi tatuaje.-Dijo Nicolás quejándose, viendo como Jaime hacia que Manuel se separara de él ya que este no tenía ningún signo de querer moverse.

-Cuéntenme como fue!. Claro que ya saben que yo organizaré todo y Edgar me ayudará.-Dijo Manu bastante emocionado.

-Cuando dije que haría eso?.-Preguntó el ruloso, confundido pero sonriente, levantándose de su asiento para abrazar a Jaime y luego a su mejor amigo.

-No lo dijiste, pero lo harás igual.-Respondió Manuel para luego abrazar a su mejor amigo, Jaime.

Edgar suspiró y habló.

-Esta bien.-Dijo el alma gemela de Manuel, rindiéndose. Nunca podía decirle que no.

-Eso acá se dice macabeo, cierto?.-Preguntó Cas, con una sonrisa algo divertida, también feliz por su amigo Nicolás. Todos se rieron por el comentario que este dijo, hasta Dean. No hace falta decir que Edgar se colocó rojo y no dijo nada.-Te dije que no tenía sentido que el jefe terminará contigo, te ama mucho.

Terminado de decir eso, abrazó a Nicolás y luego a Jaime. Este último le dijo algo en el oído.

-Te has ganado mi confianza Cas. Puedes decirme Jaime desde ahora.-Dijo el recién nombrado con una pausa.-Y si necesitas algo, no dudes en decírmelo.

-Gracias Jaime.-Dijo Castiel algo sonrojado, haciendo que Dean y Nicolás fruncieran el ceño. Cas, en realidad, se sonrojaba por cualquier cosa.

Dean también felicitó a los prometidos y se colocó al lado de Cas, colocando su mano en la cintura de este, haciendo que se sonrojará aún más.

-Esos podríamos ser nosotros en un tiempo más, Cas.-Dijo Dean, murmurándoselo en el oído, haciendo que su alma gemela se colocará nervioso.

-Dean, sabes que...

-Lo sé Cas, pero no me importa el tiempo que pase, haré que vuelvas a confiar en mí.-Dijo el hombre de los ojos verdes, con una leve pausa.-Tiempo es lo más que tenemos.

Cuando todos terminaron de felicitar a los prometidos, Naiko habló.

-Deberíamos celebrar esto, no?.-Preguntó Naiko, bastante animado.

-Y eso significa que quieres que haga una fiesta en mi casa, cierto?.-Preguntó Jaime, conociendo a su amigo.

-Puede ser.-Dijo el pequeño mentiroso riéndose, tomando la mano de su novio, Keke.

-Esta bien, haremos una fiesta, pero no inviten a nadie, mis empleados son bastantes carreteros, así que con ellos servirá.-Dijo el enojón, riéndose al pensar en las reacciones que estos iban a tener. Sabía que ellos creerían que estaba siendo sarcástico o algo así.-Además, son de confianza.

-Y tú crees que a la gente que invitaríamos no es de confianza?.-Preguntó Naiko, mirándolo.

-Nunca se sabe, además es una fiesta porque nos comprometimos, no tendría mucho sentido que inviten a gente que no conocemos.-Respondió el hombre de los ojos rojos, algo sincero.

-Muy bien. Iré a comprar alcohol altiro.-Dijo el ruloso, animándose.

-Te acompañaré, yo conozco los tragos que le gustan a estos culiaos.-Dijo Manuel riéndose y siguiendo a su novio hacia el exterior de la casa.

-Yo podría ir a la empresa para buscar droga.-Dijo Cas. En realidad hasta eso lo hizo sonar bastante inocente y algo tierno.

-No Cas, nada de droga.-Dijo Jaime con una sonrisa, mirándolo.

-Oh, esta bien.-Dijo Castiel, algo arrepentido. Pero Dean le dijo algo en el oído a este, haciendo que se animará.

-Dean, quiero hablar contigo.-Dijo Nicolás, algo serio, mirándolo.

El recién nombrado asintió y salieron de la casa. Jaime los miró irse, conocía un poco a Dean, y sabía que no era malo pero no podía confiar en nadie si se trataba de su novio y futuro esposo.

-Qué pasa?.-Fue lo primero que preguntó Dean cuando estuvieron afuera.

-Quiero que sepas que Castiel no esta solo y no quiero que lo vuelvas a herir.-Dijo el moreno siendo bastante sincero.-Y si lo que quieres con él no es algo serio, quiero que seas sincero con él.

Dean no se ofendió ni nada, sabía que Nicolás tenía razón.

-Y-yo lo amo.-Dijo el hombre de los ojos verdes, casi murmurándolo y bajando la mirada.-No quería hacer nada de eso. No hay día en que no recuerde la expresión cuando se lo dije, ni cuando se fue y no lo detuve. Lo busqué todos estos años, por todos lados y créeme que ahora que lo encontré, no lo volveré a dejar ir.

Nicolás asintió y abrazó un poco a este, sabiendo que lo necesitaba.

Nuevas amistades se formaron y una futura pareja también.