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Dedico este capítulo a flopyx (Quien por cierto se burla de mi desgracia por no poder hacer la voz más aguda sjskdksj)

POV Omnisciente

Ya era de noche y ya iba llegando la hora de que Nicolás junto a Jaime se fueran al bar/restaurant donde estarían los socios de este último.

Naiko, Manuel y los novios de estos dos se habían ido de la mansión hace ya bastante rato, haciendo que tuvieran un problema menos para no retrasarse en ir al bar.

Nicolás se peinó una vez más por si acaso hasta que sintió unos brazos rodearlo por la cintura y una cabeza recargada en su hombro, bastante cerca de su cuello. El moreno podía asegurarles que sentía la respiración de su enojón en su cuello, haciendo que se estremeciera un poco.

-Estás listo, cariño?.-Preguntó Jaime con una leve sonrisa, para luego comenzar a darle pequeños besos en el cuello a su alma gemela.

-Sí, creo.-Respondió su pequeño cerrando los ojos para disfrutar de aquellos gestos que Jaime le podía proporcionar no más.

-Se que estas nervioso Nico, te conozco.-Dijo el mafioso, parando unos segundos los besos en el cuello para hablar.-No tienes porque estarlo, todo va a salir bien. Y si no sale bien las cosas con mis socios, sabes que tengo varias opciones que elegir si eso llegara a pasar.

Nicolás se giró para mirar a este a los ojos y asintió para luego posar sus labios en los labios de su alma gemela, solo dándole un pequeño beso. Después de eso, Jaime tomó la mano del moreno y se fueron de la habitación sin tener que hacer nada más ahí.

Bajaron la escalera y Jaime tomó sus llaves de su auto para dirigirse afuera junto con su novio. Nicolás miró a los guardias y vio que Álvaro estaba con un ojo morado y algunas cortadas en la cara. El moreno no quiso preguntarle que le había pasado, pero tenía una sospecha que tenía que ver con su alma gemela.

El pequeño moreno miró como su mafioso les hacía un gesto a todos sus trabajadores que cuidaban el patio, como diciéndoles que protegieran bien la mansión. La mayoría asintió y Jaime salió de la mansión.

Le sacó la alarma al auto y le abrió la puerta a su moreno. Este último le sonrió y se subió al auto para luego sentir que su enojón le cerraba la puerta para después abrir la puerta del conductor y sentarse.

Cerró la puerta y encendió el auto para comenzar a conducir.

Jaime había empezado a conducir con una mano y con la otra disponible la unió con la de Nicolás, entrelazando sus dedos.

-Cuando me dejarás conducir tu auto?.-Preguntó el pequeño moreno con una leve sonrisa, acariciando ligeramente los dedos de su alma gemela.

-Ayer te deje conducirlo.-Respondió el enojón mirándolo unos pocos segundos para luego mantener su vista en el camino.

-Pero quiero conducirlo otra vez.-Dijo Nicolás con un leve puchero.

-No me gusta cuando conduces.-Dijo el mafioso, no queriendo mirarlo.

-Por qué no te gusta?.-Preguntó el pequeño de los ojos violeta algo confundido por lo que este le dijo.

-Porque manejas con las dos manos, y a mí me gusta tomarte de la mano mientras yo conduzco y preferiría que también lo hagas. Por eso no me gusta que conduzcas.-Contestó Jaime sinceramente, hasta sintiendo un poco de vergüenza al decir esto.

El moreno lo quedó mirando sorprendido. De todas las razones que había inventado en ese poco tiempo de porque a Jaime no le gustaba que él condujera, esa nunca se le había pasado por la mente.

-Bien, cuando conduzca te tomaré de la mano, te lo prometo. Igualmente me gusta verte conducir.-Dijo su pequeño, también admitiendo algo para que Jaime no se sintiera avergonzado.

-Por qué te gusta verme conducir?.-Preguntó el mafioso, algo curioso mirándolo por un par de segundos.

-Me gusta los gestos que haces. Cuando frunces el ceño, como si estuvieras molesto pero en realidad es porque estas concentrado en el camino. Cuando a veces te muerdes un poco el labio, como si estuvieras pensando en algo mientras conduces, esos tipos de gestos.-Respondió el pequeño travieso con una sonrisa. Este siempre observaba a su alma gemela, y las veces que no lo hacía es porque probablemente estaba molesto con él y si lo observaba mucho tiempo le darían ganas de besarlo.

Jaime le sonrió y no dijo nada más, no era necesario. El enojón iba a decirle que lo amaba pero eso guiaría a la conversación que no quería ni nombrar.

Unos quince minutos después llegaron al bar/restaurante. Jaime salió primero del automóvil para abrirle la puerta a su pareja. Lo tomó de la mano para que este salga y cerró la puerta del auto y le colocó la alarma.

Entraron al lugar de encuentro con los socios de Jaime. Buscaron una mesa de cuatro y este último había observado todo el lugar para ver que sus socios todavía no llegaban y también por si no veía algo anormal en este. No vio ni a sus socios ni algo anormal, así que se sentó al lado de Nicolás.

Le volvió a tomar de la mano y acarició ligeramente la palma de la mano de Nicolás, haciendo que este último sintiera unas leves cosquillas en esta.

El mafioso notaba algunas miradas de gente que desconocía en el bar pero no eran hacia él, era hacia su novio. Jaime dejó de mirar a su alma gemela y miró con el ceño fruncido a la gente que miraba a su otra mitad. No era gente que quisiera hacerle daño a Nicolás, de hecho, querían hacerle de todo a este último menos daño.

Las personas que miraban al pequeño moreno cuando se dieron cuenta que Jaime los miraba amenazadoramente, desviaron sus miradas de inmediato, temiendo de este.

Nicolás se rió, haciendo que el enojón lo mirara curioso.

-Jaime, no era necesario que los amenazaras, sabes que soy tuyo.-Murmuró el pequeño de los ojos violeta con una leve sonrisa, enrollando sus brazos en el cuello de su enojón.

-Pero ellos no lo saben.-Dijo Jaime todavía con el ceño fruncido.

-Entonces demostrémosles que así es.-Dijo el moreno con una sonrisa en sus labios para luego besar a su pareja apasionadamente.

Manuel y Naiko tenían razón cuando dijeron que Nicolás le podría gustar a toda la gente que estuviera en ese lugar.

Mafia. (Jainico) Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang