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POV Omnisciente

Finalmente ya habían llegado a la casa de Jaime y Nicolás. Este último se despidió de su amigo con un beso en la mejilla y se bajó del auto.

Los guardias de la reja y patio los miraron incrédulos y otros con una ceja enarcada. Creían que si solo te acercabas o hasta abrazabas a Nicolás, ya eras considerado hombre muerto.

El moreno entró a la mansión sin decirles nada a estos, solo ignorándolos.

Cuando entró, no vio a su pololo en el living, pero estaba Álvaro, que al verlo, caminó hacia él.

-El jefe te esta esperando en su habitación.-Dijo su amigo con una leve sonrisa, siendo amable.

-No te ha dicho o hecho nada por irme a dejar a su trabajo antes?.-Preguntó Nicolás, queriendo saberlo.

-No, creo que si le dijiste algo, en verdad funcionó.-Contestó Álvaro con una sonrisa.-Mejor anda, de verdad se notaba que quería que llegaras.

Nicolás asintió y fue hacia las escaleras para subirlas. Entró a la habitación y vio a su novio acostado sobre la cama. Cuando Jaime lo vio, se levantó rápidamente para abrazar y besar a su moreno. Primero lo abrazó algo fuerte, haciendo que este último se quejará por lo del tatuaje. Jaime se separó rápidamente de él, algo preocupado.

-Qué pasa, cariño? Qué te duele?.-Preguntó el mafioso de los ojos rojos, observando todo el cuerpo del moreno para notar algo.

-Yo te tengo una sorpresa.-Respondió el pequeño moreno, con una sonrisa algo inocente y nerviosa.

Jaime no dijo nada, solo esperó a ver a que se refería su pololo. Este último se sacó la polera para dejar a la vista su torso y el tatuaje.

Su alma gemela se acercó a él, queriendo tocar un poco el tatuaje pero sabía que a este le dolería. Hacerse un tatuaje cerca de las clavículas no es muy relajante que digamos.

-Nico, no tenías que hacerlo.-Dijo el enojón sorprendido por lo que este hizo, mirando unos segundos más el tatuaje de su alma gemela para mirar los ojos de este.

-Se que no tenía que hacerlo, pero quería, por ti y por mí.-Dijo el pequeño de los ojos violeta, con una leve sonrisa.

-Te dolió mucho, amor?.-Preguntó Jaime, acariciando el rostro cuidadosamente de su novio.

-Algo, pero valió la pena.-Contestó su pequeño, mirando fijamente a su pololo para luego besarlo en los labios, en un compas lento.

-Te extrañé.-Había dicho su otra mitad algo entrecortado por el beso.

Luego de varios minutos, Nicolás pudo contestar a eso, ya que se había separado del beso. Pero primero, cerró la puerta para que nadie escuchará lo que hablaban.

-Te das cuenta que fueron unas horas no más?.-Preguntó el pequeño travieso, con una sonrisa.

-Nico, he pasado mucho tiempo alejado de ti, un minuto sin ti ya parece un siglo.-Respondió el enojón con una ligera sonrisa.

Nicolás segundos después sintió como Jaime lo cargaba con delicadeza y lo colocaba en la cama.

-Tienes hambre? Puedo ir a buscarte algo abajo para después no tener que ir.-Dijo el hombre de los ojos rojos, viendo como su novio se sacaba los zapatos y luego los pantalones.

-Comí algo en el Mall. Castiel se hizo un tatuaje de tres horas, así que mientras él hacía eso compre unas cosas para comer para acompañarlo.-Dijo el moreno, tomándose un momento para continuar hablando, pero de otro tema.-Pásame unos calzoncillos, Jaime?.

El recién nombrado asintió y fue a buscarle unos calzoncillos a su novio, por mientras, seguían hablando.

-Qué tatuaje se hizo?.-Preguntó Jaime, algo curioso, mientras buscaba una ropa interior para su alma gemela.

-Unas alas de Ángel, por casi toda la espalda y parte de los brazos. Quedó demasiado lindo.-Contestó Nicolás, tomando los calzoncillos que Jaime le entregaba.-Date vuelva.

-Cariño, te he visto completamente desnudo antes, cuál es la diferencia?.-Preguntó el enojón con una leve sonrisa, para luego darle lo que quería a su novio y darse vuelta.

-Igual me da vergüenza.-Dijo su pasivo, intentando defenderse y no sonrojarse al mismo tiempo.

-No tienes que sentir vergüenza conmigo, Nico.-Dijo el mafioso, de brazos cruzados mirando el piso.

-Cómo que no? Eres mi alma gemela y el amor de mi vida Jaime.-Dijo su moreno, colocándose los calzoncillos rápidamente.-Bien, ahora puedes darte vuelta.

El enojón se giró y miró a su pololo.

-Amor, es lo mismo, con esos calzoncillos puedo imaginarme lo que esta debajo.-Dijo Jaime con una leve sonrisa pervertida, notando que su novio se sonrojaba.

-Sigue así y me colocaré un pantalón de pijama.-Dijo su alma gemela, casi como si fuera una amenaza.

-No tienes ni un pantalón de pijama.-Dijo el mafioso con una sonrisa.

-Cómo lo sabes?.-Preguntó Nicolás, viendo que su amenaza no había funcionado.

-Yo ordené la ropa de tus maletas en el closet.-Respondió el hombre de los ojos rojos con una pausa.-Y no vi ningún pantalón de pijama, ni polera.

-Pucha.-Dijo el pequeño moreno con un puchero. Lo hizo apropósito sí, sabía que a su otra mitad le gustaba bastante los pucheros que él hacía. Sintió como Jaime lo recostaba sobre la cama y se colocaba encima suyo, solo para morderle aquél labio inferior que lo provocaba. Eso sí, tuvo bastante cuidado en no aplastar el tatuaje y cosas así.

-Eso lo hiciste con intención, sabes muy bien que me encanta morder tu labio cuando haces un puchero.-Había dicho el enojón cuando terminó de morderle el labio a su novio.

-Puede ser.-Dijo el moreno con una sonrisa, intentando hacerse el inocente.

-Travieso, intentando hacerte el inocente.-Dijo Jaime, dándole un pequeño beso en los labios.

-Saliste al final hoy?.-Preguntó su pequeño, interesado en eso.

-No.-Respondió Jaime, mintiendo claramente, pero su novio ni lo notó.

-Yo también te había extrañado.-Dijo el pequeño travieso, refiriéndose a antes.

-Se que Castiel es agradable, pero igualmente lo vigilaré.-Dijo el mafioso de repente, con un cambio de tema brusco.

-No le gusto ni nada, tiene unos problemas con un weón llamado Dean.-Dijo el chico de los ojos violeta, haciéndole a entender de eso.

-Dean? Él weón que lo engañó?.-Preguntó el enojón, notando que Nicolás lo miraba confundido.-Nico, tengo que investigar mucho de la gente que quiere unirse a la mafia, para ver que no son enemigos y cosas así.

-Chucha, y averiguaste de mí?.-Preguntó Nicolás, con una leve sonrisa.

-Averigüé varias cosas, como que posiciones te gustan cuando tenemos se...

-Jaime!.-Dijo el moreno, completamente avergonzado y sonrojado, escondiendo su cabeza en el cuello del recién nombrado.

Jaime se rió bastante.

Podía vivir la eternidad sonrojando a Nicolás.

Mafia. (Jainico) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant