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POV Omnisciente

-Entonces ya no puedo ir en calzoncillos por la mansión?.-Preguntó el moreno con cierta diversión en su voz. Ya se habían bañado los dos juntos y recién habían salido del baño, los dos con toallas rodeando sus cinturas.

-Oh Nico, de poder, puedes, pero después vas a tener que asumir las consecuencias.-Respondió el enojón mirándolo fijamente. Cómo podría estar tranquilo ahora que sabía que unos de sus trabajadores anda babeando por su moreno?.-Cariño, sabes cómo defenderte, cierto?.

Nicolás asintió, algo confundido por la pregunta.

Jaime se colocó otro par de calzoncillos limpios para luego buscar en un mueble algo que el moreno no sabía que. De repente el enojón sacó una pistola de oro y lo que Nicolás suponía que las balas eran del mismo material y bañadas en verbena.

-Sabes disparar también?.-Preguntó Jaime pasándole el arma con cuidado.

-Más o menos, no es como si en Nueva York hubiera practicado.-Respondió el pequeño de los ojos violeta con una leve sonrisa en su cara, recibiendo el arma y mirándola con curiosidad.-Por qué todo esto?.

-Bueno, como ahora sé que hay gente que se muere por ti y que más encima son mis trabajadores, se como son y es mejor que cuando yo este trabajando o algo, sepas como defenderte y disparar.-Dijo el mafioso, con una leve sonrisa también.

Igualmente ese no era todo su plan, de verdad que iba a tener que hablar con cada uno de sus trabajadores a solas. Y por hablar me refiero a amenazar y si es necesario, torturar.

Y claro, el primero en su lista era Álvaro.

-Supongo que esta bien.-Dijo Nicolás, colocándose otros calzoncillos para luego secarse bien.-Tengo hambre, puedo ir a buscar...

-No, yo voy.-Dijo el mafioso mirando que su alma gemela quería ir en calzoncillos.

-Bien, pero si yo no puedo ir con calzoncillos por la casa, tú tampoco.-Dijo el pequeño travieso con una pausa al ver que Jaime fruncía el ceño.-Tú mismo lo dijiste, yo también mando y las cosas van a ser para los dos iguales.

Jaime lo quedó mirando varios segundos, como si lo estuviera pensando.

-Esta bien.-Dijo el enojón, yendo a colocarse una polera y unos pantalones de buzo.

-Ya extrañaba verte con ropa normal.-Dijo Nicolás con una sonrisa mirándolo.-No te da calor con traje o algo?.

-En realidad no.-Respondió Jaime con una ligera sonrisa dirigida a su moreno para luego irse de la habitación.

Bajó la escalera y antes de tomar la bandeja, les dijo a sus trabajadores que ya podían entrar. Todos se habían quedado afuera por si pasaba algo, aunque todos le tuvieran temor a Jaime, tenían que protegerlo, casi todos darían su vida para que el jefe estuviera bien. Y es por eso más que nada que son los trabajadores de uno de nuestros protagonistas, porque Jaime sabe que son leales, a veces medios weones, pero igual.

Cuando entró Álvaro, Jaime le dedico una mirada amenazante para después al pasar a su lado con la bandeja susurrarle algo.

-Vamos a tener que hablar.-Gruñó Jaime en un murmuro, solo para que este escuchara.

Claro que con eso Álvaro supo que ni debía acercarse a Nicolás, pero igualmente el enojón se lo recordaría no muy amablemente otro día.

El mafioso subió al segundo piso y entró a la habitación, donde el moreno ya estaba acostado.

Jaime le sonrió y cerró la puerta para luego dejar la bandeja en la cama. Se sacó su polera y pantalones para luego acostarse al lado de su alma gemela.

El mafioso tomó una papa frita para luego hacer que su moreno abriera la boca y le diera a comer la papa.

El enojón miraba a su pequeño comer. Realmente hasta los pequeños gestos que hacia este había extrañado.

Nicolás se dio cuenta de esto y lo miró.

-Qué pasa?.-Preguntó el pequeño de los ojos violeta, con una sonrisita.

-Nada.-Respondió el mafioso pero en realidad no era eso lo que quería decir.-Nico.-Dijo el nombre de su alma gemela, volviendo a llamar la atención de este.

-Si?.-Preguntó el pequeño, mirándolo curioso.

-Te amo.-Dijo Jaime por fin diciendo esas dos palabras que desde que Nicolás se fue, no pronunciaba.

Al moreno se le cayó la papa que dirigía a su boca por la sorpresa.

-Y-Yo también te quiero mucho.-Dijo Nicolás, no pudiendo pronunciar aquellas dos palabras.

El enojón lo miró y asintió con una leve sonrisa, haciéndole entender que estaba bien si este no lo amaba. Pero en el fondo le dolió bastante saber eso pero no quería hacer sentir mal a su moreno solo por el hecho de no pronunciar esas palabras.

Tuvieron un silencio incómodo hasta que llamaron a Jaime. Este contestó de inmediato y por la expresión que hizo cuando vio quien lo llamaba, Nicolás supuso que era del trabajo.

-Qué pasa?.-Preguntó Jaime con una voz seria. Escucho por varios segundos a la persona que lo llamaba y volvió a hablar.-Voy de inmediato.

Luego de eso colgó y se levantó de la cama sin decir nada. Se dirigió al closet para sacar otro traje limpio y una camisa.

-Es necesario que te vayas?.-Preguntó el moreno, no queriendo quedarse solo. O mejor dicho, sin Jaime y menos ahora que había dicho que solo lo quería cuando no era así.

-Sí.-Respondió el mafioso vistiéndose.-No me esperes, no llegaré temprano.

-Donde tienes que ir?.-Preguntó Nicolás acomodándose más en la cama, mirando como su enojón se vestía.

Jaime lo miró unos segundos para luego desviar la mirada.

-Tengo que atender unos asuntos.-Dijo el enojón sin dar más detalles.

Minutos después terminó de vestirse y fue a buscar algo a su cajón. Sacó otra arma y la escondió en su traje.

-Jaime...

-Tengo que irme.-Dijo el recién nombrado abriendo la puerta de la habitación para irse.

-Cuídate.-Dijo Nicolás, pero sonó más como si este lo hubiera suplicado.

Jaime se quedó quieto unos segundos en la puerta para solo irse, sin responder nada. Cerró la puerta detrás suyo para dejar al moreno solo.

El moreno si ama a Jaime, no crean que no es así, pero no sabe porque no puede decir aquellas palabras que si sentía.

Mafia. (Jainico) Место, где живут истории. Откройте их для себя