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POV Omnisciente

Pero tengo que asegurarme de decirles que besar bien no es lo mismo a que se sentía bien haciéndolo mientras que su prometido estaba ahí. Sí, Castiel besaba bastante bien, pero acaso Jaime tiene que decir un millón de veces que prefiere a su novio para que lo sepan?. Así que cuando le avisaron que ya habían pasado los dos minutos, se separó casi de inmediato.

Volvió a su asiento y miró a Cas, quién seguía con sus mejillas sonrojadas y ahora con los labios un poco más rojos que antes. Tal vez se había pasado un poco en el beso, pero así era como besaba a Nicolás.

El enojón se tomó sus tragos para luego girar la botella. Sorprendentemente, cayó en Tomas, que en realidad nadie había visto ni invitado ahí. Cuando este último se iba a acercar al mafioso, Naiko de inmediato habló, haciendo que todos le tomaran atención.

-Creo que es momento de cambiar de juego.-Dijo Naiko, mirando directamente a Jaime, sabiendo que este se lo agradecía un montón por haberlo salvado de eso.-Vamos a jugar al típico "Verdad o Reto", si?. Creo que ya todos conocen ese juego, así que no creo que sea necesario explicarlo. Yo empezaré.

Naiko giró la botella y cayó en Nicolás.

-Reto.-Fue lo primero que dijo el pequeño moreno, jugando con sus manos, intentando no mirar a su alma gemela.

-Bien, te reto a ir con Jaime a una habitación insonora.-Dijo el pequeño mentiroso, casi como si fuera una orden y con una leve sonrisa en sus labios.

Jaime y Nicolás se miraron unos segundos. El enojón fue el primero en levantarse para luego ayudar a su novio a hacer lo mismo. Luego de eso, ninguno de los dos soltó la mano del otro y se dirigieron a cualquier habitación.

Entraron a un cuarto y Jaime cerró la puerta. El último miró a su prometido y este estaba sentado en la cama de aquella pieza.

-Pasa algo?.-Preguntó el hombre de los ojos rojos, mirándolo.

-No Jaime, no pasa nada.-Respondió el pequeño travieso, no mirándolo.

-Estas mintiendo.-Dijo el mafioso, notándolo.

-Cómo lo sabes?.-Preguntó Nicolás, algo confundido y sintiendo algo de nervios.

-Te conozco Nico, voy a casarme contigo, creo es casi obligatorio saber cuando mientes o cuando no.-Respondió el enojón, cada vez un poco más cerca de su novio.

-Te gustó besarte con Cas.-Dijo el moreno, ni siquiera preguntándolo, sabiendo que era así.

-Nico, creo que debo ser sincero contigo y decirte que Castiel besa bien, pero nunca se comparará contigo, cariño. Nunca nadie se comparará contigo.-Dijo Jaime, sentándose al lado de su pololo.-Yo te amo y estoy completamente enamorado de ti, eso nunca cambiara.

El moreno se sintió mucho mejor al escuchar esas palabras. Limpió los labios de su novio para luego besarlo por varios minutos. Cuando se separó de los labios de Jaime este gruñó.

-Dime porqué hay que separarnos siempre. Y porqué cuando jugamos a la Botellita, nunca me sales tú.-Dijo el hombre de los ojos rojos, mirándolo a los ojos con una leve sonrisa de enamorado.

-Creo que es porque somos muy perfectos juntos y que si yo te hubiera tocado en la botellita, probablemente hubiéramos estado horas ahí.-Dijo Nicolás mirando los ojos de su prometido para luego darle un pequeño beso en los labios a este último.-Debemos ir a jugar.

Jaime asintió y se levantó junto a su novio. Salieron de la habitación y se dirigieron al living tomados de las manos.

-Chucha, creímos que se demorarían varias horas.-Dijo Naiko, guiñándole un ojo a Nicolás, haciendo que se colocara rojo.

-Cállate.-Gruñó Jaime, haciendo que Naiko dejará de burlarse de inmediato. Todavía seguía con su promesa que no hablarían sobre su vida sexual y todo eso, así que el enojón sacaba a Nicolás de todas esas conversaciones.

Se sentaron en donde estaban antes. A Nicolás le tocaba girar la botella así que lo hizo. Le tocó uno de los trabajadores de Jaime que no conocía.

-Reto.-Dijo el empleado. Se notaba que estaba bastante borracho.

-Bien, toma tres tragos por cada ronda.-Dijo el pequeño moreno, algo inseguro en que decir ya que no conocía a este.

El trabajador se rió y se tomó los tragos, más el que se tenía que tomar por que le había tocado, dejándolo peor que antes. Giró la botella y cayó en su jefe, Jaime.

-Reto.-Dijo el mafioso con una leve sonrisa, como algo desafiante.

-Te reto a besar a Castiel y tener sexo con él acá, hasta que alguien diga que se detengan y lo hacen. Y si te niegas, te disparo en el estómago.-Dijo el trabajador con una sonrisa maliciosa, bastante borracho para retar a su jefe a hacer eso.

Jaime aceptó, sabiendo que Nicolás lo pararía de inmediato.

-Claro que nadie de tus amigos, ni pololos de los dos puede decir que paren.-Dijo el empleado, claramente había escondido eso, haciendo que el enojón frunciera el ceño.

Jaime miró a Castiel, quién volvía a estar rojo como un tomate. Esta vez, Cas se levantó para acercarse a Jaime y sentarse en sus piernas. Se miraron unos segundos a los ojos y Castiel escuchó que Jaime le susurraba algo.

-Lamento haber aceptado esto.-Dijo el mafioso bastante cerca de su oído, para luego besar a su amigo en los labios, con algo de pasión.

Estuvieron varios minutos así hasta que escucharon que el weón de su empleado les dijo que debían tener sexo hasta que alguien los pare. Jaime apretó sus puños, queriendo matar con sus propias manos a su trabajador. Claro que después lo haría. Y tal vez al resto por no pararlos.

Jaime colocó obligadamente sus manos abajo de la polera de Castiel, tocándole la mayoría del torso. El primero, para no seguir besando a su amigo, comenzó a hacerle chupones en el cuello, haciendo que escuchara un gruñido por parte de Dean, quien no podía ni mirar esto. El enojón ni siquiera quería mirar a su prometido.

-Abajo de mi polera esta mi arma, sácala.-Dijo el hombre de los ojos rojos, susurrándole cerca del oído a su amigo. Desde el punto de vista de Nicolás, eso ni se notaba.

Cas asintió y haciendo como que iba a sacarle la polera, sacó el arma y rápidamente se la pasó a su jefe, haciendo que este la cargará y le sacará el seguro para luego dispararle a su empleado en el pecho, cerca del corazón. Pero no porque no le haya achuntado, si no porque así este sigue vivo para torturarlo.

-Aweonao.-Dijo Jaime refiriéndose a su trabajador, sacando cuidadosamente a Cas de encima suyo.-Ya saben donde llevarlo.

Dos se levantaron para cargar el cuerpo del empleado al sótano.

-Ya hablaré con todos sobre esto.-Dijo el hombre de los ojos rojos con un gruñido y claramente amenazándolos.

El enojón miró a su prometido. Este se había levantado y lo tomó de la mano, casi obligándolo para que lo acompañe.

Subieron las escaleras y entraron a su habitación. Nicolás cerró la puerta con fuerza y tiró a Jaime sobre la cama para luego colocarse sobre sus pantalones.

-Nico...

-Cállate.-Dijo Nicolás, con un tono de voz serio para luego "borrar" cada rastro que le hizo Castiel a su prometido.

Mafia. (Jainico) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant