Mafia. (Jainico)

48.-

POV Omnisciente

Pero eso no fue lo único que Jaime rompió. Todo lo que encontró en su camino lo destruyó, sin importarle si era costoso o no. Tenía que descargarse de alguna forma y simplemente no podía herir a Álvaro porque sabía que a su novio le caía bien este.

Estuvo casi treinta minutos ahí, destruyendo todo, hasta que su prometido entró a su oficina. O al menos lo que quedaba de ella. Nicolás no tenía miedo de que Jaime le fuera a hacer daño, sabía que no lo haría, solo estaba preocupado por este. De hecho hasta le había preguntado a Álvaro si le había pasado algo a Jaime de porque se demoraba tanto, pero este contestó que no sabía y que era mejor que Nicolás le diera su espacio al jefe. Pero vamos, el único que puede controlar o hacer que Jaime razonara bien, era el moreno.

El pequeño moreno, todavía sin decir una palabra, cerró la puerta para que tuvieran privacidad los dos.

Jaime había parado de romper todas sus cosas, pero tenía los puños con los nudillos blancos y la mandíbula tensa.

El moreno lo miró unos segundos más para que luego se acercara a su prometido. Cuando estaba lo bastante cerca de este, acarició las dos manos de su novio, haciendo que este de a poco se fuera relajando al sentir el contacto con Nicolás. Pero aún así, este último le dio un pequeño beso en los labios al enojón y luego de unos segundos, lo abrazó, haciendo que Jaime se olvidara por unos momentos de lo enojado que estaba.

-Todo esta bien Jaime.-Murmuró Nicolás, solo para asegurarse que este estuviera relajado. Era bastante obvio que su alma gemela estaba así por algo que había dicho o hecho Álvaro. Y cuando lo averiguara, no le importaría si Álvaro era su amigo, era mucho más importante Jaime.

Cuando el moreno se separó del abrazo, miró a su otra mitad directamente a los ojos, notando que este tenía algo de enojo todavía, pero era el mínimo si es que estaba él.

-Quieres contarme qué pasó?.-Preguntó el pequeño de los ojos violeta, queriendo saber pero igualmente no presionándolo a decírselo.

-No creo.-Respondió el hombre de los ojos rojos, por fin volviendo a ese tono algo dulce que solo usaba con Nicolás. En parte quería decirle, pero no sabía si su prometido le creería, ya que este era bastante cercano a su empleado.

-No te obligaré a que me digas, pero sabes que puedes decirme cualquier cosa, Jaime.-Dijo el pequeño del recién nombrado, tomándose un tiempo para luego seguir hablando.-Además es tu día, si me enojara, puedes decirme que no me enoje y listo, yo lo haría.

El enojón lo miró unos segundos más a los ojos y habló.

-Álvaro esta enamorado de ti.-Dijo Jaime, desviando su mirada.

El moreno se quedó unos segundos en silencio, procesando esta información.

-Álvaro es mi amigo, no tiene sentido...

-Tú lo ves como amigo, él no a ti.-Dijo el hombre de los ojos rojos con una pausa.-Me lo confirmó cuando vinimos a hablar acá, por eso no nos detuvo ayer a Castiel y a mí en el reto, creyó que así tal vez los dos terminaríamos y él te podría consolar.

-Jaime, te estas pasando muchos rollos.-Dijo el moreno, no entendiendo para nada.

-Nico, es obvio que él te ama y esta esperando cualquier oportunidad para que haya un problema entre nosotros.-Dijo el enojón, sabiendo que tenía la razón.

-Jaime, conozco al Álvaro y él mismo me dijo que yo no le gustaba ni nada, que solo quería ser mi amigo, y así seguirá.-Dijo Nicolás, viendo como su alma gemela fruncía el ceño.

-Digo la verdad Nicolás, por qué no me crees?.-Preguntó Jaime, no sabiendo si molestarse o no por lo terco que era su novio.

-Es que es muy estúpido pensar eso Jaime.-Respondió el pequeño moreno.-Sé que no te cae bien Álvaro, pero no tienes que inventar cosas así.

-No lo estoy inventando Nicolás.-Dijo el mafioso con un tono serio, notando que nada bueno iba a pasar si seguían con aquella conversación. En ese momento, Jaime se arrepintió de haberle contado a su prometido y se puteó mentalmente, sabiendo que su novio era amigo de Álvaro y aún así lo dijo. Era obvio que no le creería.

-No hace falta mentir, Jaime.-Dijo el pequeño terco, viendo como el recién nombrado se empezaba a molestar.

Sin esperar mucho más, ya que Jaime sentía que iba a explotar, salió de la habitación para ir al living solo para buscar las llaves de su automóvil.

-Donde vas?.-Preguntó el moreno de los ojos violeta, quien lo había seguido con el ceño fruncido.

-Al trabajo, tal vez sea buena idea ver como están las cosas.-Contestó el hombre de los ojos rojos con el tono más cortante y brusco. Ni siquiera se había dado cuenta que lo estaba haciendo.

-Jaime, no puedes huir siempre de todo.-Dijo Nicolás, viendo como el cuerpo entero de Jaime se tensaba.

-Gracias por el consejo Nicolás.-Dijo el recién nombrado, casi sin emociones en su cara, pero igualmente no importaba ya que le estaba dando la espalda a su prometido.-Adiós.

Con esto dicho salió de la mansión, caminando rápido hacia su auto y sacarle la alarma a este.

Cuando entró al auto, lo encendió y comenzó a conducir, sin mirar atrás. Sacó su celular y buscó un número. Cuando por fin lo encontró, lo llamó de inmediato.

-Jaime, pasó algo?.-Preguntó Cas, preocupado por este, contestando altiro.

-Algo así.-Respondió el enojón con una pausa.-Quería saber si podías ir al trabajo hoy. Sé que no tienes nada de trabajo que hacer, así que te necesito en mi oficina. Puedes ir?.

-Claro que sí, sabes que siempre voy cuando me llamas.-Contestó Castiel. Jaime no lo podía ver pero sabía que este tenía una sonrisa en su cara.

-Y puedes llevar lo del otro día?.-Preguntó Jaime, sabiendo que este entendería de lo que hablaba.

-Claro. De inmediato voy.-Respondió Cas, colgando segundos después para apresurarse en tomar las llaves de su auto.

El enojón iba a guardar su celular cuando recibió un mensaje. Lo leyó y apretó los puños cuando lo vio.

Eran tres fotos. Una donde Nicolás abrazaba a Álvaro. Otra donde su empleado estaba tomando la mano de su novio. Y la última a Álvaro dándole un beso cerca de los labios a Nicolás.

De verdad que necesitaba a Castiel en ese instante.