20.-

1.5K 189 95
                                    

POV Omnisciente

Siguieron con aquél gesto de amor por varios minutos hasta que un carraspeo los interrumpió, haciendo que Jaime gruñera y que Nicolás se sonrojara ligeramente porque dos personas los estaban mirando atentamente.

El enojón cuando vio quienes eran, se levantó para saludarnos dándoles la mano formalmente. El moreno se dio cuenta que eran los socios de Jaime, así que también se levantó y se colocó al lado de su alma gemela.

-Nico, ellos son Pablo y Emilio, mis socios. Él es Nicolás, mi novio.-Los presentó el mafioso, notando que sus socios no habían llevado acompañante.

-Un gusto conocerte, Nicolás.-Dijo Pablo con una leve sonrisa, acercándose al recién nombrado para tomarlo ligeramente con una mano la cintura y depositar un pequeño beso en la mejilla a este, haciendo que Jaime frunciera el ceño.

-Un gusto.-Dijo solamente Emilio, saludándolo formalmente como lo había hecho con Jaime.

Se sentaron en la mesa en donde antes estaban Nicolás junto a Jaime para seguir la conversación.

-Por qué no vinieron con sus acompañantes?.-Preguntó Jaime directamente, todavía no entendiendo eso. Estaba bastante seguro que estos iban a llevar a alguien.

-Bueno, las eliminamos antes de lo esperado, no eran muy resistentes.-Respondió Emilio, haciendo que las expectativas de Nicolás sobre este cayeran. Solo al ver a Pablo sabía que este no pensaba mucho, pero tenía la esperanza de que Emilio tuviera algo de razonamiento, solo un poco. Se equivoco, claramente.

-Y cómo conociste a tu acompañante?.-Preguntó de repente Pablo, creyendo que Jaime había secuestrado a Nicolás o algo por el estilo.

-No lo secuestre si es lo que piensas, es mi novio como te dije.-Contestó el enojón empezando a molestarse por la manera en que Pablo miraba a su alma gemela. Este último lo notó y colocó su mano arriba de la de Jaime, haciendo que este lo mirara y se relajara un poco.

-Iré a buscar unos tragos para nosotros, si?.-Preguntó el pequeño moreno, con una leve sonrisa, sabiendo que Jaime había entendido su mensaje oculto. Iban a necesitar esos tragos para poder soportar a los socios del enojón.

-Esta bien, cuídate si? O te iré a buscar.-Dijo Jaime con una sonrisa, viendo como Nicolás le guiñaba un ojo y se levantaba de su asiento para ir al bar de aquel lugar.

-Cómo conseguiste a alguien así? Parece tu sirviente.-Dijo Emilio en un tono de broma.

El mafioso tensó su mandíbula, si seguían así, Jaime simplemente los mataría.

-Es mi alma gemela así que ten cuidado con lo que dices.-Dijo el enojón con un tono amenazante hacia uno de sus socios.

-Puede ser tu alma gemela, pero creo que no le pagas muy bien para ser tu novio.-Dijo Pablo interviniendo.

-De qué hablas?.-Preguntó el mafioso cada vez más enojado.

-Bueno, desde acá veo a tu pequeño prostituto hablando con otro tipo, tal vez no le pagas o no lo complaces lo suficiente...

Jaime no dejo que Pablo siguiera hablando y menos que interrumpiera Emilio. El primero sacó a sus socios a la fuerza de aquél lugar, haciendo bastante escándalo. Ya no había quien parara al enojón, ni siquiera Nicolás.

Para la suerte de Jaime (y la mala suerte de sus socios) había un callejón bastante oscuro y ya nadie pasaba por las calles, haciendo las cosas más fáciles para el enojón. Este último empujó a Pablo y Emilio al callejón, haciendo que estos se cayeran al piso y lo miraran aterrorizados.

-Jaime era una broma.-Intentó convencerlo Emilio, viendo como este sacaba un arma que estaba oculta en su traje.

-No sonaba como una broma para mí.-Dijo el mafioso cargando el arma y sacándole el seguro.

-Vamos, no tenemos que suplicar por nuestras vidas si lo que decíamos era verdad, se nota que tu prostituto no te ama y nunca lo hará, por eso anda buscando a más hombres...

El enojón había escuchado suficiente de Pablo, así que apuntó su arma directo a la cabeza de este último y le disparó. Pablo se desplomó en el piso, ya muerto, ahora solo quedaba Emilio.

-Últimas palabras?.-Preguntó Jaime cínicamente, observando al único socio que le quedaba ahora, pero no por mucho.

-Solo decir lo mismo que Pablo, Nicolás no te ama.-Dijo Emilio para luego también desplomarse en el piso, inerte.

Todo lo que decían era mentira excepto eso. Era verdad, Nicolás no lo amaba y tal vez nunca lo haría.

Jaime sacó su celular para llamar a algunos trabajadores suyos. Estos debían venir pronto a sacar los cuerpos de sus ex-socios.

Cuando terminó la llamada, guardó el arma y salió del callejón. Sabía que sus trabajadores llegarían pronto, así que no tenía que preocuparse mucho.

Entró al bar/restaurante de nuevo y vio que Nicolás seguía hablando con un tipo que Jaime no conocía.

Esta vez, como Jaime antes solía hacer, no fue donde Nicolás para demostrarle que este era suyo al desconocido, solo los miró unos segundos más para dirigirse al bar para pedir sus propios tragos, algo lejos de Nicolás. Si este no lo amaba, no podía obligarlo a estar con él ni reclamarlo como suyo. Ya no tenía ese "derecho".

Pidió unos shots de Tequila y de inmediato se los llevaron. Apenas los colocaron al frente suyo, comenzó a tomarse uno tras otro al seco. Pidió otra ronda y sintió a alguien colocarse a su lado, era bastante obvio que era Nicolás, quien estaba algo confundido por lo raro que estaba actuando Jaime ahora.

-Supongo que no te fue tan bien con tus socios.-Dijo el moreno, intentando de que Jaime le hablara.

-Digamos que no volverán a molestar.-Dijo el enojón con un tono neutro.

El pequeño travieso intentó tomarle la mano pero el mafioso evitó esto.

-Qué pasa Jaime? Por qué no quieres tomarme de la mano ahora?.-Preguntó el pequeño de los ojos violetas, algo herido por el comportamiento de su alma gemela.

-Lo que pasa es que te dejo ir.-Respondió el recién nombrado, tomando otro shot al seco, sintiendo un ardor en la garganta pero no sentía los efectos.

-A q-qué te refieres?.-Preguntó el pequeño travieso no entendiendo nada de lo que pasaba.

-A eso Nico, te dejo ir. Ya no tienes que estar acá conmigo, si quieres puedes irte a Nueva York de nuevo, ya no te retendré aquí.-Contestó su otra mitad con una pausa, mirándolo.-Se que casi te estoy obligando a que estés conmigo y no es eso lo que quiero para ti. Solo quiero que seas feliz, aunque no sea a mi lado.

El pequeño lo miró unos segundos y sintió un nudo en su garganta.

-Te amo.-Dijo Nicolás finalmente, notando que Jaime se quedaba completamente quieto, sin mirarlo. El moreno tomó la cara de su alma gemela, casi obligándolo a que lo mire.-Te amo Jaime, mucho, y yo seré feliz solo si estoy a tu lado, nunca lejos tuyo.

-Yo también te amo.-Dijo Jaime, casi sin poder creérselo para luego besar en los labios a su novio.

Los dos se aman y ahora los dos lo saben.

Mafia. (Jainico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora