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POV Omnisciente

Han pasado varias semanas y de hecho la boda estaba demasiado cerca. Nicolás y Jaime ni siquiera sabían que había planeado Manuel para su matrimonio, pero confiaban en él. El moreno ya había comprado su traje (que por cierto no iba a ser blanco). Jaime lo había comprado desde el momento que supo que quería casarse con Nicolás, solo que lo dejo en la casa de Manuel para que su prometido no lo viera.

Solo faltaban unos pocos días para la boda y de hecho el pequeño moreno y el enojón no estaban tan nerviosos como los otros novios, solo era algo oficial que decía que estaban casados, pero la verdad que no se amaban más solo por esto ni menos. Además siempre habían actuado como si hubieran estado juntos por muchos años. De hecho, por lo único que se preocupaban era porque sabían que Manuel no los dejaría verse el día antes de aquella celebración.

-Manuel, ya te lo dijimos, no queremos hacerlo a lo tradicional, quiero ver al Nico el día antes de la boda.-Dijo Jaime, intentando que este cambiara de opinión.-Si quieres me voy antes de que él despierte, pero no quiero estar un día sin verlo.

-Nada de weas Jaime, vamos a hacerlo a lo tradicional.-Dijo Manuel con el ceño fruncido, mirando a su mejor amigo y a Nicolás.

-Pero Manu, es nuestra boda y yo quiero estar con él.-Dijo el pequeño moreno, sintiendo como el brazo de su novio le rodeaba la cintura.

-Pero lo van a estar por la eternidad, acaso no valdría la pena pasar solo un día sin el otro?.-Preguntó Manu, queriendo que estos lo entendieran.

-Eres muy terco, Manuel. Acaso tú lo harías a lo tradicional con el Edgar?.-Preguntó el enojón, no contestándole.

-Bueno, es diferente, sé que el Edgar no se quiere casar conmigo.-Dijo Yelo, bajando la mirada solo unos segundos.

-Cómo sabes que no se quiere casar contigo?.-Preguntó el pequeño travieso algo confundido, conociendo como era su mejor amigo.

-Mira como soy y mi personalidad. Es obvio que no se quiere casar conmigo .-Contestó el pequeño del corazón roto, despreciándose.

-Quién no se quiere casar?.-Preguntó Edgar, entrando al living donde estaban sus amigos.-Díganme que no se arrepintieron, el Manu y yo hemos visto muchas decoraciones como para que se arrepientan ahora. De hecho, los obligaría a casarse si es que ya no quieren.

-Tú...

-Nadie.-Respondió Manuel rápidamente, interrumpiendo a su mejor amigo. No hace falta decir que estaba nervioso.

-Estás seguro?.-Preguntó el ruloso, mirando a su novio con sospecha.

-S-Sí.-Contestó Manu, sabiendo que su alma gemela no le creía.

-Manuel...

-Manu, vamos a mi habitación, quiero hablar algunas cosas de la boda.-Dijo Nicolás, salvando a su amigo de aquella conversación. Este le agradecía mucho por eso.

El moreno se levantó y Yelo también. El último solo siguió a su amigo hacia la habitación.

Cuando Edgar y Jaime escucharon que cerraron la puerta de la habitación, el primero habló.

-Debo enterarme de algo?.-Preguntó Edgar, confundido.

-Edgar, te quieres casar con el Manuel?.-Preguntó el mafioso de repente, con un rostro y tono serio. Sabía las ganas de casarse que siempre había tenido su mejor amigo, así que a Jaime le rompió el corazón escucharlo decir aquellas palabras.

-P-Por qué la pregunta?.-Preguntó el recién nombrado, bastante nervioso y sintiéndose un poco intimidado por su amigo.

-Edgar, el Manu siempre se ha querido casar. Desde que lo conozco ha sido así, y él cree que tú no te quieres casar con él. Y claro, te pregunto para saber, ya que sé que el Manu esta mal por eso.-Contestó el hombre de los ojos rojos, mirándolo directamente a los ojos.-Quiero que me digas la verdad, Manuel es parte de mi familia y no quiero que salga dañado.

Su amigo lo miró unos segundos y suspiró solo para relajarse.

-Yo si me quiero casar con él, solo estoy esperando el momento perfecto para pedírselo.-Dijo Edgar, casi avergonzado. Nunca había pensado en que Manuel creyera que él no se quería casar.

-Bueno, entonces si estás esperando ese momento, al menos deberías sacarle el tema, para que él sepa que te quieres casar y que no se pase más rollos, si?.-Preguntó Jaime, relajándose, sabiendo que su mejor amigo no sufriría al menos.

-Esta bien, lo haré.-Dijo el ruloso, por fin con una leve sonrisa.-Sabes cuando bajaran?

-No lo sé. El Nico probablemente esta convenciendo al Manu para que te pregunte o algo así.-Contestó el enojón, conociendo a su novio.

Iban a seguir hablando pero escucharon que alguien tocaba la puerta.

Jaime se levantó y fue a abrir. Apenas hizo esto, sintió unos brazos alrededor suyo. Era bastante obvio que era su amigo Cas.

-Hola Jaime.-Dijo Castiel, todavía abrazándolo, sintiendo como su jefe lo abrazaba de vuelta.

-Hola Cas.-Dijo el recién nombrado riéndose, viendo como Dean, quien estaba detrás de Castiel, sonreía.

Segundos después, Castiel soltó a su amigo, para que este último pudiera saludar a Dean, pero más formal obviamente. De hecho, a Cas era al único que dejaba que lo saludara así.

-Hola Dean.-Dijo el hombre de los ojos rojos con una leve sonrisa ahora, tomando la mano de este solo para saludarlo.

-Hola Jaime.-Dijo el oji-verde, mirándolo y tomando la mano solo por unos segundos.

-Pasen no más.-Dijo el recién nombrado, haciéndose a un lado solo para que estos pasaran.

Cuando entraron, Jaime cerró la puerta y vio como Castiel lo miraba con complicidad, haciendo que el enojón supiera que quería.

-Castiel y yo vamos a ir a mi oficina.-Dijo Jaime, haciéndole un gesto a este para que lo siguiera.

Dean y Edgar se miraron algo extrañados pero no dijeron nada, sabían que no recibirían alguna respuesta por parte de los dos.

Nicolás con Manuel bajaron unos pocos minutos después, dirigiéndose de inmediato al living. Yelo cuando llegó, fue directo donde su novio y se sentó en su piernas.

-Donde esta Jaime?.-Preguntó el moreno, algo extrañado.

-Esta con Castiel en su oficina.-Contestó el ruloso, no sabiendo nada más.

El moreno asintió y fue a la habitación donde estaba la oficina de su prometido. No tenía sentido tocar la puerta ya que estos no escucharían, así que solo abrió la puerta. Lo primero que vio fue a Castiel bastante cerca de la cara de su novio. Y cuando hablamos de bastante cerca, nos referimos a solo unos pocos centímetros, haciendo que Nicolás ardiera en celos y se acercara a Cas. Apenas llegó donde este, lo tomó por la ropa y lo empujó contra la pared, haciendo que este se quejará por el dolor.

Estaba claro que Nicolás se imaginaba lo peor.

Mafia. (Jainico) Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora