Mafia. (Jainico)

51.-

POV Omnisciente

Jaime cambió a su moreno de habitación, solo para limpiar aquella pieza que estaba con sangre fresca en el piso. Y claro, con el cuerpo inerte de Álvaro.

Cuando finalmente limpió todo junto a otros empleados, fue al cuarto donde estaba su prometido. Este último en realidad estaba bastante bien considerando que Álvaro antes era su amigo. Aún así, Jaime se acercó a este y se sentó con cuidado en la cama, al lado de su novio.

-Estás bien?.-Preguntó el enojón, mirándolo directamente a los ojos, sabiendo que si este le mentía, lo lograría saber.

-Sí, lo estoy.-Respondió el moreno, sintiendo como su alma gemela lo tomaba de la mano, haciendo que sintiera unos cosquilleos. Después de tanto tiempo, seguía sintiendo lo mismo.-Ahora solo me duele el brazo.

Jaime miró como su ex-empleado le había dejado la marca de sus dedos en el brazo de su novio, haciendo que se tensara por completo.

-Nunca más te volveré a dejar solo, Nico.-Dijo Jaime mientras sentía la mano del recién nombrado acariciarle el brazo, solo para que se tranquilice, cosa que si funciono.

-Sabes que sería muy feliz si nunca me dejaras.-Dijo el pequeño moreno con una leve sonrisa en sus labios, haciendo que Jaime le sonriera también de vuelta.

-Entonces nunca lo haré.-Dijo el hombre de los ojos rojos, con una pausa, cambiando de tema.-Quieres que te cargué a nuestra habitación? Todo esta limpio.

-Esa es buen idea.-Dijo el pequeño travieso, estirando los brazos hacia su novio, como si fuera un niño, para que este lo cargue.

-Iba a decir que te pareces a un niño chico, pero probablemente la PDI ya me hubiera estado esperando afuera.-Dijo el mafioso, riéndose mientras colocaba a su alma gemela entre sus brazos delicadamente, teniendo precaución en no tocar las heridas ni nada.

-Hablando de eso, nunca te han arrestado o algo así? Eres la persona más buscada de Chile, y tal vez de toda América del Sur, sin exagerar.-Dijo Nicolás mientras colocaba sus brazos al rededor del cuello de su novio.

-Bueno, primero no tienen ni siquiera una foto mía. Además tenemos infiltrados en todos lados, nada hace la policía contra nosotros sin que no lo sepamos antes.-Dijo Jaime con una leve sonrisa, como si fuera de orgullo.

-Muy bien planeado en realidad.-Dijo el pequeño de los ojos violetas, sintiendo y mirando como Jaime lo dejaba sobre la cama.

-Quieres qué te saque los pantalones?.-Preguntó el hombre de los ojos rojos, ni siquiera pensando en lo mal que sonaba esto.

-Chucha, primero invítame un café.-Contestó el moreno sin vergüenza alguna, viendo que su prometido se reía por lo que este había respondido.

-Ya sabes a lo que me refiero.-Dijo el enojón con una leve pausa.-Además los dos sabemos que no necesito invitarte un café para eso.

-Cállate.-Dijo el pequeño travieso, con un ligero enrojecimiento en sus mejillas.-Sí, sácame los pantalones.

Su alma gemela no dijo nada más, solo se aseguro que la puerta de su habitación estuviera bien cerrada para que nadie entrara de sorpresa. Luego se dedico solamente a sacarle la parte de abajo a su novio con cuidado.

-Ya descubriste de que mafia era ese culiao?.-Preguntó el moreno, algo curioso, cuando Jaime le sacó los pantalones, lo acostó y tapó.

-Todavía no, pero Cas esta averiguando.-Contestó Jaime, sin ni siquiera pensar en lo que había dicho.

-Por qué Cas lo estaría averiguando?.-Preguntó Nicolás, algo confundido.

-Eh, porque me había enviado un mensaje y yo le conté lo que paso.-Respondió el enojón, eligiendo bien las palabras que diría, mientras se sacaba su polera.

-Ahora son bastante cercanos tú y Cas.-Dijo el pequeño moreno, mirándolo fijamente, como si lo hubiera notado recién.

-Yo no le diría así, solo nos hemos dicho algunas cosas y listo.-Dijo el mafioso, con una pausa y diciendo cosas demás.-Además hace mucho que no me juntaba con él sin contar hoy...

-Te juntaste con él en tu oficina?.-Preguntó el pequeño de su prometido, descubriéndolo.

-Sí, tenía que hablar unas cosas con él.-Respondió el hombre de los ojos rojos, decidiendo no mentirle.

-No me ocultas nada, cierto Jaime? Ningún pasado donde estuviste con él o algo así?.-Preguntó el pequeño travieso, directo al punto, mientras lo observaba.

-Claro que no Nico, nunca ha pasado algo entre Castiel y yo.-Contestó Jaime con el ceño fruncido, mientras se apuraba en sacarse la parte de abajo para solo quedar en puros calzoncillos.

-Bien, confío en ti.-Dijo el moreno con una leve sonrisa, viendo como su prometido se acostaba y se acercaba más a su lado.

-Acaso estabas celoso, cariño?.-Preguntó el enojón, con una ceja enarcada, bastante cerca de la cara de su novio, a tal punto que sentían la respiración del otro.

-Claro que no, pero eres mío.-Respondió el pequeño travieso, mirando a su pololo. Segundos después sintió que los labios de este último sobre los suyos, uniéndolos en un gesto de amor, como ya estaban bastante acostumbrados.

Estuvieron así varios minutos, hasta que los dos se separaron al mismo tiempo.

-Creo que eso se llama posesividad y celos.-Dijo el mafioso, refiriéndose a lo que antes había dicho su otra mitad.

-Puede ser.-Dijo el chico de los ojos violetas, casi admitiéndolo. Pero vamos, todos sabemos que en realidad estaba celoso. Castiel era mucho más lindo que él.

-Cas no es más lindo que tú, cariño, no vuelvas a decir eso.-Dijo el hombre de los ojos rojos, interrumpiendo los pensamientos de su novio.

-Cómo lo sa... Lo dije en voz alta, cierto?.-Preguntó Nicolás, bastante avergonzado y sonrojado.

-Sí, amor.-Respondió Jaime, acariciando el rostro de su prometido.-Tú no eres menos que Castiel, Nico, no quiero que pienses algo así. Tú eres del que estoy profundamente enamorado, y eso nunca cambiará.

-Eres el mejor Jaime, cómo puedes decir cosas así y esperar que no te ame un poco más? Si es que es posible.-Dijo el moreno, queriendo esconder su cara, ya que esta tenía unas lágrimas suyas. Pero no eran para nada de tristeza, solo eran de felicidad.

-Te amo mucho, Nicolás, y te lo repetiré hasta la eternidad si es necesario.-Dijo Jaime, limpiando las lágrimas del rostro de su novio para luego volver a besarlo.