👑 Capítulo 8

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Me asomo un poco al borde, con cuidado de no perder el equilibrio y caerme por culpa del alcohol que corre por mis venas. Debo de estar a más de veinticinco metros de altura. No puedo cruzar la pista por esta viga tan estrecha, y menos borracha. Acabaré perdiendo el equilibrio y me mataré.

—¿Cómo te llamas? —me pregunta la voz de Jayden a unos metros de mi espalda.

—Kel... Kristen —tartamudeo rectificando el error que he estado a punto de cometer.

No sé si es por el alcohol o por el miedo que tengo encima.

—Muy bien, Kristen. —Pasa su brazo izquierdo por mis hombros—. Si consigues llegar al otro lado sin caerte, ganas. —Señala el otro extremo—. Si caes, pierdes. —Señala ahora la pista de baloncesto bajo nuestros pies.

Pues claro que pierdo si me caigo, como que me voy a matar si eso pasa.

—¿De verdad le vais a hacer esto? —La voz de Fred se hace presente en el lugar.

Me doy la vuelta con cierta torpeza para verle, al igual que Jayden. Turner está al lado de Axel, a un costado de las escaleras por las que hemos subido.

—Claro que sí —responde el dilatas, sonriente—. Todos lo hemos hecho. Ella no será una excepción.

—Ahí te equivocas —interviene Williams—. Conozco a una rata cobarde que se libró de cruzar esa maldita viga.

Un incómodo silencio nos envuelve tras la pronunciación de esas palabras, aunque las voces de las personas que están bajo nuestros pies no tardan en romperlo. Noto como Jayden traga saliva y se remueve con nerviosismo en el sitio. La mirada de todos los que estamos en este extremo se posan sobre el dilatas, esperando a que alguna palabra salga de su boca. Pero él decide no decir nada al respecto.

Esto hace que piense que, esa rata de la que habla Axel, es nada menos que él. En el momento que Jayden se da la vuelta para tenerme de frente, sus ojos casi tan claros y relucientes como el cristal, se fijan en mí con un odio que puedo llegar a identificar como algo ajeno a mí.

—Ya puedes cruzar —avisa entre dientes.

Este señala la viga con un leve meneo de cabeza y, después, se alejar unos pasos de mi cuerpo. Me giro completamente hasta quedar enfrente del travesaño; lo observo con temor mientras siento como me sudan las manos. No puedo hacer esto.

—Vamos, no tenemos toda la noche —se queja Jayden detrás de mí.

No pierdo más tiempo y me dispongo a hacer lo que me pide; no me gustaría que me empujase por no obedecer sus órdenes. Adelanto un pie hasta ponerlo sobre el travesaño y luego adelanto el otro por delante del primero, quedando sobre él totalmente.

Estiro un poco los brazos a mis laterales para intentar mantener el equilibrio, algo que me es imposible porque no paro de tambalearme hacia los lados. Adelanto otro pie y cuando este está sobre la viga de nuevo, adelanto el otro avanzando así poco a poco.

Despego la vista de la pieza de metal y la dirijo hacia las personas que están en la pista observándome desde abajo. No sé si es a causa del alcohol que la pista se acerque y se aleje repetidas veces de mí, pero me está mareando bastante. Alzo la mirada y la pego al frente, donde está el extremo al que tengo que llegar. Antes de que pueda volver a adelantar un pie, el travesaño se tambalea con vibraciones bruscas, acompañado de un fuerte sonido metálico, provocando que mueva mi espalda hacia delante y hacia atrás para mantener el equilibrio.

¿Pero qué pasa ahora? ¿Hay un terremoto?

—¡Eso es trampa! —Escucho gritar a Axel.

Giro mi cabeza lentamente, viendo así al expresidiario acercarse a Jayden, el cual está a centímetros de la viga y con un barrote de hierro en sus manos. Él es el responsable de que esto se esté moviendo tanto. Me quiere hacer caer.

Criminal | EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora