La vibración de mi teléfono móvil en la pequeña mesilla que hay al lado del cabecero de la cama, hace que me despierte e intente abrir los ojos poco a poco, ya que me pesan debido al sueño que tengo. Estiro el brazo y cojo el dispositivo de dicho lugar. Cuando lo desbloqueo, un mensaje de Dean aparece en la pantalla.
"Es el momento, saque a Axel de casa para que podamos poner los micrófonos sin problemas. No le traiga de vuelta hasta que yo le avise.
Si no hace esto, tenga por seguro que me las apañaré para que la despidan."
Aprieto el teléfono entre mis manos, enfadada y rabiosa a más no poder. Tras bloquear la pantalla, lo dejo sobre la mesilla de nuevo y me llevo la mano a la frente completamente frustrada por la situación. ¿En qué momento me metí en tan tremendo lío?
Axel se encuentra a mi lado, con un brazo rodeando mi cintura, que hace que me mantenga pegada a él. Pongo mi mano derecha sobre dicho brazo y lo aparto lentamente de esa zona con cuidado de no despertarle y así poder salir de la cama. Su respiración cálida y relajada choca contra mi cuello, haciendo que se me ponga la piel de gallina al instante.
Cuando consigo deshacerme de su agarre, deslizo mis piernas por el borde de la cama hasta que mis pies tocan el suelo. Me pongo en pie dejando su brazo sobre el colchón, suavemente. En cuanto fijo la mirada en su rostro, su ceño se frunce levemente, como si notase que algo le falta, pero enseguida vuelve a la expresión tranquila de antes. Después de colocarme bien la camiseta blanca que él me había dejado anoche para dormir, me dirijo al baño estirando los bordes de la misma para tapar la parte trasera de mis bragas que queda descubierta.
Una vez que llego al lugar, me pongo enfrente del lavabo y procedo a lavarme la cara con agua bien fría. Luego de secarme con una toalla, me miro al espejo para peinarme un poco el pelo con los dedos y así poder desenredarlo. Apoyo las manos en la encimera del lavabo y me quedo observando mi reflejo en el espejo.
—Mierda... —susurro para mis adentros al pensar en el daño que le estoy causando a Axel.
Él ha confiado en mí cuando no debería. Yo solita he empeorado las cosas, es tarde para echarse atrás. No le he dicho la verdad, se enterará él cuando vengan a ponerle los micrófonos. Podría abandonar el caso y librarme de las consecuencias que ahora estoy sufriendo, pero ¿en qué clase de policía me convierte eso? Si he empezado esto ha sido por una razón, ayudar a Williams demostrando su inocencia. Que recupere a su hermanito, que pueda verle por fin sin necesidad de peleas porque la gente tenga que seguir creyéndose el embuste de los asesinatos. Así que, por mucho que me vaya a doler verle desaparecer de mi vida, seguiré adelante.
—Buenos días. —Una voz somnolienta se hace presente a mi izquierda.
Dirijo la mirada hacia esa dirección, viendo a Axel vestido únicamente con unos pantalones negros deportivos bastante anchos. Su torso continúa descubierto.
—Buenos días. —Sonrío—. ¿Te he despertado?
—Un poco —afirma acercándose a mí—. ¿Te apetece salir a desayunar por ahí?
Muevo la cabeza en respuesta afirmativa, haciéndole saber que no me desagrada la idea. Él me devuelve el gesto para confirmar y se dispone a abrir uno de los cajones del mueble del lavabo. De este saca un cepillo y la pasta de dientes
—¿Tienes un cepillo de sobra? —indago mientras observo como él echa la pasta donde corresponde.
Williams asiente con la cabeza y, tras abrir de nuevo el cajón, saca un cepillo nuevo, el cual está metido en su respectiva cajita de cartón. Él me lo tiende, haciendo que yo lo coja de entre sus dedos. En cuanto Axel comienza a lavarse los dientes, yo saco el botiquín para poder curarme las heridas y cambiarme los vendajes de las mismas. Agarro una de las esquinas del primer trozo de esparadrapo y voy despegándolo de mi piel, lentamente, provocando que una mueca de molestia se haga presente en mis labios. Ya se me había olvidado lo que dolía el proceso este de cambiar los vendajes.
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Criminal | EN FÍSICO |
AksiKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...