Siento los pómulos pegajosos, debido a la sal de las lágrimas que he derramado instantes atrás. Me limpio las mejillas con las mangas de la sudadera de Axel y luego me abrocho el cinturón. Después de cruzar los brazos sobre mi pecho en busca del calor de las prendas de ropa que llevo puestas, apoyo la cabeza sobre la ventanilla del coche, a la espera de que Fred decida arrancar y llevarme a casa.
Observo como él se abrocha su respectivo cinturón y coloca los espejos retrovisores. Su mirada no se cruza con la mía en ningún momento, simplemente se queda concentrado en lo que está haciendo. Después enciende el aire caliente para que el frío de la noche no nos hiele más. El moreno ni siquiera tiene su cazadora para abrigarse; Axel me metió con ella en la bañera y no hemos podido secarla a tiempo.
—Oye, ¿puedo hacerte una pregunta? —Rompe el silencio, posando sus ojos en los míos.
Asiento levemente con la cabeza, aguardando a que la formule.
—¿Te gusta Axel?
No respondo, solo le observo expectante. No me había parado a pensarlo hasta ahora, y la verdad es que es posible que esté empezando a sentir algo por él. Me gusta estar a su lado, ya no lo veo como una obligación por mi trabajo. De hecho, me duele bastante estar mintiéndole debido a la misión que se me ha encomendado. A pesar de que lo hago principalmente para ayudarle, para descubrir lo que ocurrió aquella noche realmente y limpiar su nombre, me siento como si fuese yo la villana de la película cuando en realidad son otros.
Y últimamente es él quien ocupa la mayor parte de mis pensamientos. Es él quien está rondando por mi cabeza sin descanso alguno. Es él quien me quita el sueño, quien aparece en mis pesadillas, las cuales tratan sobre perderle de una forma o de otra; de él apretando el gatillo contra mí. Pero de lo que no me he percatado hasta este momento, es de que la única que va a disparar soy yo, y de que el único que va a recibir la bala va a ser él; porque voy a acabar haciéndole daño, aunque no quiera. Así que, por mucho que me cueste decirlo, creo que sí. Axel me gusta.
—Es que no pensé que llegarías a llorar por alguien que no te importa —añade—. Es decir, es tu trabajo estar con él.
Intento mostrarle una pequeña sonrisa en mis labios, pero termina por convertirse en una mueca de desagrado.
—Me importa más de lo que crees —confieso—. Sino no me hubiese metido en este problema.
—Tienes razón —admite.
Turner aparta la vista de mí y arranca el coche. Hecho esto, sale del aparcamiento y comienza a conducir a una velocidad moderada por la pequeña carretera. Tras unos segundos en los que creo que en el resto del trayecto ninguno de los dos vamos a abrir la boca, el moreno habla.
—Me he enterado de que has reabierto el caso de Axel —comenta como si nada.
Un escalofrío se aloja en mi nuca, haciendo que me remueva en el sitio. Por un tiempo se me había olvidado que Fred está al tanto de todo lo que pasa en comisaría y conmigo gracias a los infiltrados. Está claro que a él no le voy a poder ocultar absolutamente nada, porque si no se entera por mí, se enterará por otra persona. Esto es frustrante.
Al no decir nada al respecto para confirmarle lo ya obvio, él agrega lo siguiente:
—Estás perdiendo el tiempo.
—¿Eso crees? —Ruedo los ojos.
Si es verdad que estoy desperdiciando mi tiempo en una investigación que no va a dar un resultado distinto al que ya se muestra, me gustaría comprobarlo por mí misma. Si tengo que darme la hostia, me la doy. Aunque no creo que eso suceda, estoy muy convencida de que Axel no mató a su madre. E incluso me arriesgo a decir que no mató a absolutamente nadie.
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Criminal | EN FÍSICO |
ActionKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...