Finalizada la hora de visita, Axel y yo nos dirigimos hacia la salida del centro hospitalario. Fred le ha llamado hace unos minutos para saber nuestro paradero, así que supongo que nos debe de estar esperando fuera o debe de estar a punto de llegar. Desde que hemos salido de la habitación del chico terminal, no hemos intercambiado palabra alguna. Él porque está a gusto en el silencio que nos rodea, lo sé por otras veces que hemos estado en la misma situación; y yo porque sigo pensando en la confesión que Ángel me ha dado acerca de Williams. Habla de mí, él le ha hablado de mí; y por la cara del muchacho al revelarlo y la reacción del involucrado, sé que no ha sido para mal.
En cuanto llegamos a la salida, me abrocho de nuevo la chaqueta para evitar que el aire frío me penetre en los huesos y mi condición empeore. El efecto de la pastilla que me he tomado esta mañana ha ido desapareciendo y vuelvo a notarme cansada, con la temperatura corporal alta y la tembladera de mi cuerpo activa. Incluso mi acompañante se ha dado cuenta, ya que ha querido avisar a algún médico de los alrededores para que me atienda, pero yo se lo he impedido porque tampoco estoy tan mal. Sin embargo, de vez en cuando, noto como me echa rápidas miradas para ver si mi estado empeora, mejora o me mantengo igual.
Al poner las manos en la puerta para empujarla y así poder salir, carraspeo con la garganta y comienzo la conversación.
—Con que le hablas a Ángel de mí, eh. —Le miro con una ceja arqueada y le sujeto la puerta para que él pueda pasar.
Este mete su labio inferior en su boca y clava sus dientes en él con suavidad, escondiendo una tímida sonrisa.
—Sí —afirma—. Le he dicho que tenga cuidado contigo, ya que tiendes a robar y a acosar a las personas.
Caminamos unos cuantos pasos hacia el frente, alejándonos de la entrada del hospital. Axel echa un vistazo a su alrededor para comprobar si su amigo está por aquí o todavía no ha llegado. Realizo su misma acción. El moreno no se encuentra por ninguna parte, habrá que esperarle.
—No soy una acosadora. —Cruzo los brazos sobre mi pecho—. Además, tú no eres el más indicado para hablar. Le robas el zumo a un niño enfermo.
Axel suelta una sonora risotada.
—¡Qué solo fue un sorbo! —protesta.
Una breve carcajada sale de mis adentros debido a su contestación. Axel mete sus manos en los bolsillos de su abrigo para entrar en calor mientras echa otro vistazo por el lugar con el mismo objetivo de antes: encontrar a Fred. Dirijo la vista en la dirección en la que él la tiene puesta y el nombrado aparece en mi campo de visión junto con una chica con el cabello teñido de un rojo muy intenso. Su cabello es largo y liso. Conforme se van acercando, averiguo que es algo más bajita que yo. Ella va abrazada al brazo derecho de Turner. Puedo notar como se aferra a él a cada paso que dan hacia aquí.
—¿Cómo está Andriu? —inquiero en el momento en el que llegan hasta nosotros.
—Está algo mejor —responde Fred, sonriente—. Os presento a Ann, es la hermana de Andriu. A ti ya te he hablado de ella muchas veces. —Esto último se lo dice a su amigo, el cual asiente con la cabeza confirmando las palabras del moreno.
Los ojos color miel de la chica se posan en mí.
—Tú debes de ser Kristen. —Sonríe, amable.
—Así es, encantada de conocerte. —Le devuelvo el gesto.
Ahora dirige la vista a Axel, con una expresión seria en su rostro.
—Y tú tienes que ser una de las famosas bestias de las que tanto hablan. —La voz le tiembla.
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Criminal | EN FÍSICO |
ActionKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...