Paso las manos por mi cuerpo, en busca de mi teléfono móvil. Mi respiración agitada se mezcla con el ruido de pisadas corriendo de un lado a otro, gritos y voces que me resultan terroríficas. Los nervios se apoderan de mí y no soy capaz de encontrar los bolsillos de mi chaqueta y pantalones. El pensamiento de que alguien aparezca de entre la oscuridad y me agarre no me está gustando nada, necesito luz a la de ya.
Doy unos cuantos pasos hacia atrás, hasta que mi espalda choca contra el panel de electricidad. Intento calmar mi respiración y no hacerles caso a los ruidos provenientes del exterior, ya que lo único que consiguen es empeorar mi estado. Una vez que estoy lo suficientemente tranquila, deslizo las manos por mi chaqueta en busca de mi dispositivo móvil; en el instante en el que doy con los bolsillos, los dedos de una de mis manos dan con el aparato. Lo agarro y lo saco de forma apresurada. Hecho esto, enciendo la linterna del mismo.
Dirijo la luz hacia el frente, lugar en el cual se encuentran las escaleras por las que he bajado. Trago saliva y camino hacia a ellas. Me aseguro de mirar bien por donde piso para no caerme y armar así un escándalo que pueda avisar de mi posición a terceras personas. Subo los escalones con el mismo cuidado, alumbrando de vez en cuando hacia arriba para evitar encontrarme con alguien indeseado.
No quiero sorpresas de ningún tipo ahora mismo.
Cuando llego arriba, me paro a escuchar lo que sucede a mí alrededor. Hay tantos gritos que cualquiera pensaría que estamos teniendo un ataque zombie, y eso que solo he apagado la luz.
Al afinar un poco más el oído me doy cuenta de que no solo se pueden escuchar los gritos de la gente, sino también ruidos metálicos, como si estuviesen golpeando las vigas viejas de este lugar, el chasquido de los escombros chocando cuando alguien pasa corriendo por ellos, y para mi sorpresa, un disparo. Un disparo que hace que se me erice la piel al instante.
—¡Encontradle! —grita la voz de Jayden.
Su voz es tan áspera y grave que es bastante fácil reconocerla. Tras este grito, otro disparo se hace presente en el lugar. Jo-der.
Bajo la linterna al suelo y comienzo a caminar fuera de la habitación, hasta salir al pasillo. Pero al hacer esto, mi cuerpo choca contra lo que parece ser otro cuerpo. Alzo de inmediato la linterna hacia el obstáculo que se me ha presentado y pego un grito al ver el rostro ensombrecido de Axel y el chico que estaba a punto de cruzar la viga; este rodea con su brazo izquierdo los hombros del expresidiario, con la intención de aguantar el equilibrio y no caerse.
Nunca. Y digo nunca. Apuntéis a alguien con una linterna en la cara estando completamente a oscuras. Dios mío, parecía el hombre del saco.
—No grites —me manda callar Williams en un susurro—. Y apaga esa linterna. ¿Quieres que nos encuentren?
—¿Y cómo quieres que vea por dónde voy? —me quejo.
Él abre la boca para decir algo, sin embargo, la termina por cerrar al no tener nada con lo que responder.
—Apunta al suelo y camina todo recto —ordena al cabo de unos segundos, señalándome con un leve meneo de su cabeza el corredor que tengo a mi derecha—. Yo te digo donde tienes que girar.
Tras escuchar su mandato, me doy la vuelta y me dispongo a caminar por el estrecho pasillo que él me ha indicado segundos atrás. Apunto al suelo con la linterna para evitar cualquier tropiezo, mientras cojo aire por la nariz y lo expulso por la boca lentamente.
A ver si así evito que me dé un infarto.
El sonido de pasos corriendo de un lado a otro hace que mire en todas las direcciones, alerta a lo que pueda pasar. Otro disparo se hace presente en el lugar y, a continuación, el grito de una chica resuena por todo el edificio. Esto provoca que frene de golpe y que, a causa de esto, Axel se choque contra mi espalda.
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Criminal | EN FÍSICO |
ActionKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...