👑 Capítulo 11

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Corro lo más rápido que puedo por la calle, hasta que consigo ver a lo lejos el colegio que Marshall me ha indicado: Santilois. Voy aminorando el paso según me voy acercando, para poder observar todo lo más detenidamente posible; a lo lejos puedo ver a Charlie esperando justo en la salida del colegio junto con otros padres y madres a que salgan sus hijos, pero no veo ni rastro de Axel. Lo que, en cierto modo, me tranquiliza, ya que, a lo mejor, ni siquiera pretendía venir aquí. Tal vez solo estaba de paso.

Vale, Marshall ha exagerado un poco las cosas.

Cruzo la calle por un paso de cebra hasta llegar a la otra acera, pero antes de que pueda pasar de largo por la esquina de un edificio, alguien me rodea el abdomen con su brazo, atrapándome. También me tapa la boca con la mano que le queda libre, provocando que mi grito de auxilio no se oiga para nada en absoluto.

Me arrastra hacia atrás hasta girar completamente en la esquina y, luego, me aleja de ella unos metros. En este proceso de lo que a mi parecer es un secuestro, doy patadas en las piernas de la persona que me tiene agarrada y golpes en el brazo que me tiene sujeta, causando que dicha persona se queje por el dolor que le estoy causando.

Joder, estos días me pasa de todo.

Por la fuerza que usa al intenta inmovilizarme, puedo averiguar que es un hombre quien me tiene atrapada. Pero este es incapaz de mantenerme inmóvil, ya que no dejo de lanzar todo tipo de golpes contra su cuerpo, de la misma forma en la que me enseñaron en la academia.

Estoy a punto de soltarme de su agarre, pero como mi agresor se ha dado cuenta de que no va a poder retenerme por más tiempo, me gira hasta dar mi espalda contra la pared del edificio que tenemos al lado. Sin apartar la mano de mi boca, presiona su cuerpo contra el mío para mantenerme inmóvil, poniendo su rodilla contra mis piernas y el brazo que tiene libre en horizontal contra mi cuello.

Al notar que mi agresor se ha olvidado de que tengo los brazos libres, cierro mis manos hasta convertirlas en puños y hago colisionar uno de ellos en su cara; esto hace que el hombre se separe completamente de mí entre quejidos de dolor mientras se lleva las manos a la zona afectada.

En cuanto él se las aparta del rostro, puedo comprobar que es Axel, lo que en cierto modo consigue tranquilizarme. La verdad, es que me alegro de que se trate de él y no de cualquier otro perturbado. Aunque ahora me siento un poco mal por haberle golpeado.

—Tienes fuerza —confirma limpiándose unas gotas de sangre que han comenzado a salirle de su labio inferior—. Creía que no tenías ni idea de pelear, pero vaya... estaba equivocado.

Eso te pasa por imbécil.

—¿Qué haces aquí? —agrega volviendo a acercar su cuerpo al mío.

Intento retroceder, pero enseguida me acuerdo de que estoy contra la pared del edificio que tengo a mi espalda.

—Lo mismo te puedo preguntar yo —contesto sin más.

—A ti no te importa lo que yo haga aquí —espeta, molesto.

—Entonces a ti tampoco.

Abre la boca para contestarme, pero luego la cierra apretando su mandíbula y soltando un gruñido de frustración, al no tener nada con lo que atacarme.

—¿Es que una ya no puede pasear tranquilamente por la ciudad en la que vive? —indago con fastidio.

Empujo con las manos el pecho de Williams hacia atrás, para así poder tener mi espacio. Él se me queda mirando sin decir ni una sola palabra, no obstante, luego decide hablar.

—Vete, me estorbas —ordena mientras comienza a caminar hacia la esquina.

Una vez que llega ahí, se asoma para observar lo que pasa en el colegio, el cual está a la izquierda. No puedo evitar soltar una breve risotada. ¿Le estorbo? ¡Si ha sido él quien me ha arrastrado hasta aquí! Me acerco con prudencia, al mismo tiempo que palpo el arma en el sitio de siempre por si acaso tuviese que utilizarla.

Criminal | EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora