Con la vista pegada al suelo, el labio inferior atrapado con fuerza entre mis dientes y el corazón latiéndome a mil por hora, me atrevo a darme la vuelta y enfrentar a la persona que, instantes atrás, me ha llamado. Durante esta simple acción que, a mí me resulta de lo más complicada, siento los ojos de Axel fijos en mí en todo momento; debo admitir que ahora sí que me está dando un poco de miedo. Y eso no me ayuda mucho, ya que siento que el mundo se me viene encima por minutos.
Tengo la sensación de que esto va a acabar muy mal.
En cuanto me encuentro ya enfrente de la persona que ha podido arruinar todo mi progreso, alzo la mirada hasta dar con sus ojos. Es entonces cuando me percato de que se trata del joven policía que estaba en comisaría cuando yo y Chelsea fuimos a por el informe de Axel. El chico que le gustó a mi amiga nada más verle.
—Eh... ¿Tú? —pregunto mientras sonrío con nerviosismo—. Y... creo que te has equivocado. Mi nombre es Kristen.
—Ah, es verdad —se corrige—. Perdón, me resulta muy difícil acordarme de todos los nombres. ¿Qué haces aquí, Kristen?
Junto un poco el entrecejo al no ser capaz de entender lo que está pasando. Ni siquiera sé cómo narices sabe mi nombre, no llegué a decírselo. Todo esto es muy confuso. ¿Qué es lo que pretende?
—Pues ya ves. De fiesta —respondo de forma obvia.
El joven se ríe ante mi contestación.
—¿Conoces a este policía? —La voz seria de Axel se hace presente a mi espalda.
Mis músculos se tensan al instante. Me pongo completamente rígida en el sitio.
Mierda.
Trago saliva al no ser capaz de decir algo que me resulte coherente y vaya acorde con la situación. Estoy totalmente seca en cuanto a mentiras se refiere.
—Ah... pues... —balbuceo mientras intento pensar en algo para salvar mi pellejo.
Ahora mismo, mi cabeza está pensando en lanzarse al cuello de este novato y salir corriendo. A este paso las excusas no me llegarán muy rápido que se diga, apenas soy capaz de concentrarme en lo que es verdaderamente importante.
—Espero que no tenga que llevarte nuevamente a comisaría por robar —me advierte el policía.
Ms ojos se abren de par en par y mi tartamudeo vergonzoso cesa en el acto. Arrugo la nariz, algo confundida por la situación, pero no tardo nada en aprovechar el teatro por parte de mi compañero para salir del problema. Levanto las manos a la altura de mis hombros en señal de mostrarme inocente.
—Mis bolsillos están vacíos —aseguro.
Este chico sabe mi nombre y de mi identidad falsa. Es nuevo en comisaría y parece ser que ya está enterado de todo lo que sucede conmigo y el caso que tengo que llevar. Me resulta muy extraño.
—¿Segura? —Arquea las cejas sin creerse lo que digo.
Asiento con la cabeza repetidas veces a la espera de que se dé cuenta de que llevamos prisa y deje de seguir la conversación.
—Está bien —cede—. Espero no volverte a ver por comisaría.
—No te prometo nada. —Me encojo de hombros.
—Por tu bien, que no te vea por allí. Adiós, pequeña delincuente. —Dicho esto, me guiña un ojo y camina hacia el pasillo que lleva hacia la pista, el de su izquierda.
Pestañeo unas cuantas veces, intentando procesar todo lo que acaba de pasar. Sin embargo, no soy capaz de dar con una razón que me explique la situación que acabo de vivir. Si bien, él sabe sobre mi trabajo, pero... ¿por qué ha interferido entonces? Me ha metido en un lío, aunque bueno, luego me ha sacado de él. O eso espero...
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Criminal | EN FÍSICO |
AçãoKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...