👑 Capítulo 20

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Mis manos comienzan a sudar en el instante en el que estoy justo a tres pasos de la entrada de comisaría. Las piernas me tiemblan como si fuesen gelatina, y la mirada de Chelsea pegada en mí no me ayuda para nada a que consiga tranquilizarme un poco. Cojo una bocanada de aire y la voy soltando poco a poco. Me mantengo haciendo eso por un rato hasta que noto los latidos de mi corazón estabilizarse.

Vamos allá.

—Subiré a por el informe. Tú quédate aquí fuera mientras tanto —le digo a Chel con seriedad.

La conozco demasiado para saber que es propensa a hacer estupideces. Y me quiero asegurar de que no hará nada así, que cumplirá con mis órdenes por mucho que le cueste. Ella asiente con la cabeza como respuesta.

—Pero... ¿Cómo vas a hacer para cogerlo? —indaga un tanto preocupada.

Alzo la mano en la que tengo las tres hojas de informe de Axel y se las muestro.

—Pediré las llaves para dejar este y aprovecharé para hacerle fotos a las páginas del otro —le explico.

—¿Y por qué no lo coges directamente?

—No puedo cogerlo. —Niego con la cabeza—. Se darán cuenta de que falta.

—Es verdad... —me da la razón.

—Bueno, no te muevas de aquí. —Dicho esto, entro en comisaría.

La mirada de los presentes se fija en mí y, el hombre que está en el puesto de información, me muestra una sonrisa como saludo. Yo se la devuelvo. Cuando llego al ascensor, aprieto el botón repetidas veces para que baje. Sin embargo, este no parece estar por la labor de hacer su trabajo. Tras soltar un suspiro, camino hacia las escaleras y subo por ellas hasta llegar a la primera planta. Paso de estar perdiendo el tiempo.

Una vez que he llegado, avanzo hacia el frente, por el pasillo principal, en busca de Larry. Él es quien tiene las llaves de todas las puertas de esta comisaría. Durante el trayecto, me voy asomando por todos los despachos que se encuentran abiertos para ver si el hombre ya mencionado está en el interior de alguno. Pero no está.

—Anda, Kelsey. —La voz de uno de mis compañeros de trabajo se hace presente a mi espalda.

Al escucharle, me doy la vuelta de golpe, viendo así a Thomas; como odio a este hombre.

—¿Te has dado cuenta de qué vigilar a un asesino no es para una cría como tú y has decidido volver a repartir cafés? —me pregunta burlándose de mí.

—¿Y tú te has dado cuenta de que ya va siendo hora de que te jubiles? —le ataco con el mismo tono de burla que él mismo ha utilizado conmigo.

Thomas achina los ojos ante mi contestación y me asesina con la mirada todo lo que puede. Si las miradas matasen, estoy segura de que este hombre sería más culpable que Axel. ¿Qué digo? Sería más culpable que el mayor criminal de todos los tiempos.

—¿Has visto a Larry? —indago, cambiando de tema rápidamente.

No tengo todo el día para andar discutiendo con él.

—No, ¿para qué lo quieres?

—Necesito devolver esto a la sala donde se guardan los informes —explico mostrándole el informe en mi mano—. Y necesito las llaves.

—Bueno. Larry no sé dónde está, pero las llaves las tengo yo. —Me las muestra con una sonrisa triunfante en su cara.

Ya la hemos cagado. No me las va a dar ni aunque le mate.

—Muy bien, pues dámelas —ordeno haciendo el ademán de cogerlas, pero él las aparta.

Aprieto los puños al darme cuenta de que me está vacilando. Creo que nunca he tenido tantas ganas de pegar a alguien como ahora.

Criminal | EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora