Andriu.
—¡Kristen! —grito al ver que su cuerpo desaparece bajo el agua.
Poso mis ojos en los hombres que la han tirado al mar y, en cuanto estoy convencida de que les tengo en el punto de mira, aprieto el gatillo. La bala sale expulsada hacia uno de ellos, pero para mí mala suerte, no llego siquiera a rozarle. Tengo una muy mala puntería, nunca me he puesto a practicarla; las armas no son algo que me guste, y si puedo evitar utilizar una, tomo esa opción de inmediato.
Estos dos chicos aprovechan mi fallo para salir corriendo hacia los contenedores que hay al fondo del puerto. El resto les sigue el paso en el momento en el que se recuperan de los golpes que les ha dado la niñata. Hay que admitir que la chica tiene fuerza y sabe defenderse, si no hubiese sido porque eran cinco contra uno y le doblan la altura y la musculatura, habría salido ilesa.
Alzo la pistola y les apunto con ella a la espalda, sin embargo, acabo por rendirme. No es buena idea malgastar balas en ellos, porque sé de sobra que no le voy a atinar a ninguno y, además, debo ayudar a Kristen a salir de entre las olas. No pierdo más el tiempo y corro hacia el borde del muelle. Una vez aquí, muevo los ojos de un lado a otro en busca de la chica, pero no hay ni rastro de ella. La oscuridad y el oleaje no me ayudan en nada a divisarla.
Comienzo a ponerme nerviosa y no tardo en alterarme. Las manos me sudan y las rodillas me tiemblan al no ser capaz de encontrarla. No me gusta la idea de pensar que ha muerto o que está a punto de morir si yo no hago algo pronto.
—¡Fred! —chillo su nombre, a la vez que desvío la mirada hacia la entrada del lugar.
Espero unos segundos a que él aparezca por esa dirección, pero eso no ocurre.
—No me jodas, tío —murmuro entre dientes.
Me quito la chaqueta vaquera de encima, quedándome únicamente con una camiseta de tirantes blanca. Tiro la prenda al suelo y luego el arma sobre la misma. Vuelvo a mirar hacia el mar, mientras me mentalizo de lo que estoy a punto de hacer. Kristen me va a deber una, y muy buena, después de esto.
Doy unos cuantos pasos hacia atrás para coger carrerilla y, sin darle más vueltas al asunto, empiezo a correr hacia el borde nuevamente. Cuando el suelo está a punto de terminarse bajo mis pies, salto al agua. Justo en el instante en el que el agua toca mi piel al completo, una mueca de molestia se hace presente en mis labios debido a lo helada que está. Muevo mis piernas y brazos para subir a la superficie lo antes posible y así evitar que el oleaje me lleve hacia algún punto en el que no pueda hacer nada ni por la novata ni por mí. Al lograr sacar la cabeza, cojo una bocanada de aire que llena mis pulmones en cuestión de segundos. Acto seguido, nado hacia la pared del muelle y me aferro a ella con fuerza.
No me puedo creer que me esté jugando la vida por esta niñata, le he advertido de los asuntos en los que se estaba metiendo y no me ha hecho caso. Si hubiese sido más lista y me hubiese prestado atención, ninguna de las dos estaríamos es esta situación ahora mismo. Pero no puedo dejar que se ahogue, por muy estúpida e insensata que sea, no se merece algo como esto.
Vuelvo a rastrear la zona rápidamente, con la esperanza de ver algo que me indique la posición exacta en la que se encuentra Kristen. Pero el mar está tan agitado que dudo que ella esté quieta. Solo espero que las olas no la hayan arrastrado hacia el interior, porque entonces no podré hacer gran cosa para ayudarla.
Dejo los pensamientos negativos a un lado y opto por ponerme en acción. Respiro hondo y vuelvo a meter la cabeza en el interior de agua. Hecho esto, nado hacia el fondo al mismo tiempo que muevo los brazos de un lado a otro para ver si toco algo que me indique que la chica está cerca de mí. Abro los ojos todo lo que puedo, notando el escozor del agua salada en ellos, como si haciéndolo pudiese ver lo que hay a mi alrededor. Pero eso no es así, la oscuridad es demasiada. Mi corazón comienza a latir desenfrenadamente, debido a que me estoy quedando sin aire. Los nervios me invaden en su totalidad en cuanto noto como el oleaje me desplaza hacia a saber dónde.
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Criminal | EN FÍSICO |
ActionKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...