👑 Capítulo 50

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Rodeo el cuello de Axel, haciendo que, por instinto, él lleve sus manos a mi cintura. Me muevo al son de la música, de un lado a otro mientras que mi acompañante se mantiene totalmente estático. No se desplaza ni un centímetro de su sitio, se queda rígido como una piedra observándome sin saber muy bien qué hacer.

Las personas que bailan a nuestro alrededor en la pista, lo hacen de una manera diferente a la que yo tenía en mente. Estaba muy dispuesta a realizar un baile de salón, de esos que salen en las películas de adolescentes en sus bailes de fin de curso. Pero creo que estoy confundiendo géneros musicales y de danza.

Las chicas se tambalean a conciencia sin parar, junto con sus amigas o solas, contoneando sus caderas de una forma que me resulta hipnótica. Los chicos hacen los mismos movimientos, algunos más parados que otros, con compañera, compañero o en solitario.

Después de haber analizado el baile de la gente, vuelvo la mirada a Axel. Este me mira con una ceja arqueada y una sonrisa que me indica que se está aguantando la risa. Incluso puedo notar un tono rojizo en los pómulos de sus mejillas. Creo que la ginebra ya le ha subido tanto como a mí el ron. O tal vez no. En ese caso, no sé a qué se debe su sonrojes.

—Creo que este tipo de canciones no se bailan así, princesita —me informa en voz alta para que sea capaz de escucharlo.

—Me estoy dando cuenta —admito.

Una carcajada sale de lo más hondo de su garganta.

—No sé bailar así —confieso mirando a la gente de nuestro alrededor.

—Yo tampoco —asegura entre risas—. Hagamos lo que tenías pensado.

Sus yemas se aferran con mayor fuerza a mi cintura, pegando mi cuerpo completamente al suyo. Una de sus manos aparta una de las mías de su cuello y la pone a la altura de nuestros hombros a la vez que entrelaza nuestros dedos. La otra continúa en la posición inicial y la que me queda a mí la bajo hasta su clavícula.

Puedo escuchar como un par de chicas, las cuales se encuentran a pocos pasos de nosotros, se ríen al vernos. Y no precisamente con maldad o burla, sino como acompañando el gracioso espectáculo que les estamos ofreciendo mientras nos observan con complicidad; como si fueran nuestras amigas de toda la vida. Ambas hablan entre ellas sin dejar de mirar cómo nos zarandeamos con lentitud, en un intento de bailar un vals que sé de sobra que no está quedando bien. Estamos haciendo el ridículo, pero por alguna razón que la relaciono con el alcohol, no me importa en lo más mínimo; a Axel no parece importarle tampoco, de hecho, se divierte.

—¿Sois pareja? —nos pregunta una de las chicas acercándose un poco.

—No, no —responde Williams con una tímida sonrisa.

Su cuerpo se separa unos centímetros del mío en el acto, y el frío de su ausencia penetra en mi piel.

—Estáis tardando —interviene la otra chica, acompañando sus palabras con un guiño.

Justo en ese instante, siento como el bajón va llegando a mí. La sonrisa de boba que, seguro que tenía plantada en la cara, se desvanece al recordar todas las mentiras que le he dicho a Axel. Le estoy engañando y él continúa ajeno a todo eso, creyéndose cada frase que pronuncian mis labios. Por un momento se me ha olvidado lo que duele saber que estás haciendo daño a alguien a conciencia, aunque solo sea por una buena causa. Fred tiene razón, le voy a acabar destrozando.

Las chicas abandonan la pista de baile para dirigirse hacia la salida del local. Axel me observa entre extrañado y preocupado, seguro que, por mi repentino cambio de humor, aunque no estoy muy segura. Él va a abrir la boca para decir algo al respecto, sin embargo, un acto que no proceso antes de realizarlo, se lo impide. Mis brazos se abrazan con fuerza a su torso mientras aprieto la cabeza contra su pecho, haciendo que él dé un paso hacia atrás por la pérdida momentánea del equilibrio.

Criminal | EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora