Media hora ha pasado desde que casi nos descubren. Desde ese momento no se ha vuelto a escuchar ni un solo ruido en el interior del edificio, cosa que en cierto modo me ha conseguido tranquilizar. Durante ese tiempo, ninguno de los tres se ha atrevido a decir algo respecto a la situación; cada uno hemos estado mirando a un punto fijo, como si eso fuese lo más interesante del mundo, mientras prestábamos atención a los sonidos de nuestro alrededor.
He de decir que, la presencia de Axel me hace sentir protegida, ya que he podido comprobar de muchas formas que no quiere hacer daño a nadie. Y eso hace que tenga más ganas de ponerme a investigar su caso para saber la verdad.
—Le diré todo esto a la policía. —La voz del chico rompe el silencio, provocando que dirija la mirada hacia él.
Este se lleva las rodillas a su pecho, haciéndose más pequeño en el suelo. Sus palabras hacen que me remueva incómoda en el sitio. No hace falta que diga nada a la policía, yo ya lo sé todo. Y creo que eso es algo malo.
Él se encuentra a mi lado, a unos cuantos metros de mí; cada uno a un costado de la puerta del lugar. Axel está enfrente de nosotros, de brazos cruzados y con la mirada pegada en el suelo.
—No puedes —interviene el expresidiario apoyando su trasero en la encimera de los lavabos—. Como he dicho antes, el problema lo tendrás tú si lo cuentas. No ellos.
Este levanta la vista y la posa en el chaval, esperando una respuesta de su parte.
—¿Estás de coña? —cuestiona el chico, asqueado—. Han matado a mi novia, por si no te has dado cuenta.
Recuesto la espalda en la pared que hay detrás de mí, para luego cruzar los brazos sobre mi pecho y prestar atención a la conversación que están teniendo ambos.
—¿Cómo te llamas? —le pregunta Axel, ignorando lo que el muchacho dijo anteriormente.
El chico traga saliva un tanto nervioso.
—Eh... Woody...
Cuando le hace saber su nombre, Williams se le queda mirando por unos segundos, sin decir absolutamente nada. Al cabo de un rato, suelta un suspiro y se dispone a hablar.
—Woody, ¿sabes qué es lo que ellos dirán en su defensa? —expresa con indiferencia.
El joven niega con la cabeza lentamente. Al fijarme mejor en él, me doy cuenta de que sus manos tiemblan y de que está haciendo mucha fuerza para mantener los maxilares de su mandíbula juntos. Está asustado. Es algo obvio después de todo por lo que le han hecho pasar, pero, al parecer, también tiene miedo a lo que el expresidiario pueda llegar a contarle al respecto.
—Que se ha matado ella sola —prosigue.
Woody frunce el ceño y aprieta todavía más sus dientes. Las lágrimas comienzan a salir una tras otra, cayendo por sus sonrosadas mejillas hasta amontonarse todas en su barbilla. Esa frase ha conseguido sacar la rabia acumulada del chico. Acto seguido, abre la boca y pronuncia lo siguiente:
—Ellos nos emborracharon y la obligaron a pasar —escupe con odio—. Nada de esto es su culpa...
En la última palabra, su voz termina por quebrarse. Siento la necesidad de darle un abrazo y decirle que todo estará bien, pero le estaría mintiendo. La chica a la que él quería no va a volver, y ni siquiera yo estoy en un estado en el que pueda ayudar a alguien a levantar el ánimo. Tengo miedo por lo que pueda pasar a partir de ahora. Seguimos aquí encerrados con esa gente a nuestro alrededor. ¿Cómo se supone que vamos a salir de aquí sin que nos vean? Son demasiados... y nos están buscando.
—No deberíais haber venido aquí —afirma Axel—. Y tú tampoco. —Me mira.
Sus ojos me observan con pesar, lo que me indica que, tanto Woody como yo, nos hemos metido en un lío más grande y peligroso del que ya tenía en mente. Williams se remueve en el sitio, incómodo, buscando una mejor posición.
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Criminal | EN FÍSICO |
ActionKelsey, una novata en el cuerpo de policía, se ve en la obligación de vigilar a Axel, un expresidiario que no le pondrá las cosas fáciles. * Café es lo único que Kelsey Davenport ha visto, tocado, olido, hecho y repartido desde que llegó a comisaría...